Su suerte estaba lejos de ser la mejor, sufrió un terrible accidente que les arrebató la vida instantáneamente a sus padres y por poco él muere. Su hermano mayor se había ido de casa hace mucho tiempo y no tenía más familiares, por lo que tuvo que comenzar a vivir en un orfanato. Menuda suerte.El día en que su vida se desmoronó no volvió a pronunciar palabra alguna, los médicos consternados por la situación, le hicieron múltiples exámenes pero al ver que no había ningún cambio decidieron en que solamente fue causado por un TEPT (Trastorno de estrés post-traumático). Pero ya habían pasado 5 meses de lo ocurrido y seguía sin hablar. El pequeño azabache se encerró en su mundo propio, en dónde no dejaría a nadie arruinar su pequeño mundo.
Sus ojitos negros como la noche escrutaban todo lo que sucedía a su alrededor, viendo como los niños jugaban entre ellos riéndose, como las niñas lo miraban desde un rincón y se emocionaban si él detenía sus ojos en ellas. Suspiró cansado de los engendros de su alrededor.
-Sasuke-kun con ese suspiro se te escapará la vida- dijo sonriendo Sakura, una mujer muy bella de pelo rosado y ojos verdes. Era la única cuidadora que se atrevía a hablarle.
Él sólo se limitó a mirarla con el ceño fruncido.
-Oh, creo que no te gustó ese dicho eh- sonrió ella bajando la mirada apenada, seguramente recordando la situación del pequeño- Lo lamento Sasuke-kun -le acarició la cabeza y se fue a reprender a unos chicos que estaban ensuciando todo con pegamento y polvos brillantes.Volvió a suspirar.
Nuestro pequeño azabache tenía tan sólo 6 años pero con su actitud fría y distante no representaba su edad. Nada parecía importarle, lo único que hacía era su rutina de todos los días. Despertar, comer, sentarse en una banca a mirar los cerezos , volver a comer y dormir. No compartía con nadie. Era un chico muy solitario.
Un nuevo día comenzó, era un día muy agitado entre los huérfanos que corrían de un lado a otro siendo perseguidos por las cuidadoras, pero nuestro chiquillo se limitaba a mirar los cerezos caer lentamente. Hasta que miró hacia la entrada del orfanato, en donde divisó a Sakura llevando de la mano a un pequeño niño, que caminaba con la cabeza gacha. A medida que se iban acercando, distinguió su cabello rubio y unas marcas en sus mejillas que lo hacían asemejarse a un gato.
Cuando pasaron a su lado, el niño levantó su cabeza y se encontró con los oscuros ojos de Sasuke, vacíos y sin brillos, pero que al mirar los enormes y azules ojos llorosos del pequeño por un segundo sus apagados ojos brillaron. Era hermoso pensó el azabache.-Sasuke-kun -dijo Sakura acercándose, por lo que el rubio quedó a escasos metros de él y su corazón latió salvajemente, ninguno de los dos apartaban la mirada del otro, como si estuvieran comunicándose en silencio. La pelirosa sorprendida ante la reacción de ambos sonrió dulcemente- Te presento a Naruto, necesito que lo vigiles unos minutos para poder ir a buscar rápidamente unos papeles que debo firmar por su llegada.
Sasuke tan sólo asintió. Y ella corriendo se marchó.Un viento fuerte sopló e hizo revolotear los pétalos alrededor del rubio, quien cerró los ojos y su pelo se movió al compás del viento. Al abrir lentamente sus orbes color cielo, la respiración del azabache se detuvo por unos segundos. El contraste de las flores rosadas, su cabello dorado y orbes azules hacían un escenario tan perfecto que lo dejó embelesado por su belleza.
Naruto le sonrió y no bastó más, se había enamorado completamente de ese pequeño rubio.
Acto seguido, Sakura llegó y se llevó al rubio, quién miró hacia atrás en busca de esos bellos pero tristes ojos negros. Hasta que cruzó la puerta y lo perdió de vista.
El corazón de Sasuke no paraba de latir frenéticamente. Se llevó una mano a la frente pensando si estaría enfermándose o algo. ¿Qué le había hecho ese niño? Se sentía muy extraño.
Decidió entrar, lo cual fue un grave error ya que las niñas y niños gritaban y reían, le desagradaba mucho cuando gritaban, se dió cuenta que rodeaban al rubio exaltados ante una nueva persona para jugar, él los miraba aterrado, temblaba y parecía que en cualquier momento lloraría, por lo que Naruto se mordía el labio y mantenía sus pequeños puños apretados a sus costados. Parecía un pequeño zorrito asustado.
Para sorpresa de todos, Sasuke se acercó rápidamente al círculo, agarró su manito y lo arrastró hacia donde estaba Sakura, quien lo miró boquiabierta incapaz de creer lo que veía. El peli negro tenía el ceño fruncido y bufó molesto. Ella entendió lo que quería transmitirle y con una sonrisa tomó en brazos a Naruto que se chupaba el pulgar aún asustado.
El azabache asintió y se fue rumbo a su habitación.
El rubio al ver que se marchaba se movió inquieto y estiró sus brazitos intentando alcanzarlo, pero éste no se volteó. Sakura extrañada lo acercó más a su cuerpo y lo meció hasta que se quedó profundamente dormido. Al verlo durmiendo tan plácidamente, sintió una punzada en su pecho.
-Es tan pequeño y ya ha perdido todo-murmuró con tristeza.Recordó la ficha que Tsunade, la directora del orfanato, le entregó antes de admitir al pequeñín en el lugar.
-Es un caso muy delicado Sakura-dijo la rubia suspirando con pesar.-Debes estar atenta a cada cosa que él haga o no haga-Entrelazó sus manos y apoyó su mentón en ellas.
-Entonces ¿Debo dejar de vigilar a Sasuke-Kun?-preguntó.
-No, al igual que Naruto es un caso especial-Frunció el ceño.-Ambos son casos muy delicados, sus historias tienen en común el hecho de que presenciaron la muerte de sus padres, lamentablemente-Dijo suspirando y apretándose el puente de la nariz.Sakura se fue a la pequeña sala de descanso que tenían las cuidadoras, se sentó en un sillón beige y lentamente abrió la ficha de Naruto, contenía una pequeña foto del niño a un costado, que mantenía la vista en un punto fijo y la luz de sus ojos apagada. Se le contrajo el pecho. Tomó una fuerte bocanada de aire y se dignó a leer.
Continuará...
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Entrelazados por la suerte (SasuNaru)
FanfictionLa suerte no los acompañó nunca en sus cortas vidas, les arrebató a las personas que más amaban. No le veían sentido a la vida, siendo tan pequeños. Uno no volvió a pronunciar palabra alguna y el otro no confiaba en nadie. Hasta que sus miradas se...