CAPÍTULO 13 : MI OMEGA

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Las pupilas de Izuku se dilataron, ver que el pequeño omega se encontraba inconsciente en el suelo, le causó una angustia  enorme.

—Kacchan...— Volvió a repetir, sin pensarlo y con las manos temblorosas se acercó al rubio ignorando por completo a su padre quien presenciaba la escena asqueado por el comportamiento de su hijo.

El secretario también quedó sorprendido con esa escena, lo único que hizo en ese momento fue buscar a su pareja con la mirada por toda la sala, pero no lo encontró, a la única que pudo ubicar fue a la castaña quien se encontraba de rodillas a un lado del sofá aunque su estado no era bueno, parecía que tenía dificultad para respirar, se estaba ahogando, y como no, incluso él podía sentir las feromonas tan fuertes que el padre de su amo dispersaba.

—¡Uraraka-kun! —exclamó, rápidamente se colocó a la altura de la beta y trató de ponerla de pie.

—N-No puedo...— Tenía dificultades para hablar— Izu-ku...—decía mientras miraba como la expresión de su amigo se llenaba de miedo.

—Te llevaré a otra habitación— Dijo Iida colocando el brazo de la chica alrededor de su cuello para luego llevarla lejos de ese ambiente, estaba confiando en que Izuku supiera que hacer, después de todo, este era un asunto en el cual no debía inmiscuirse por mas que lo quisiera ayudar.

—Ni siquiera puedes escoger bien a tus empleados —Dijo, ni siquiera recordaba que Uraraka era parte de la familia de empleados que trabajaban para él —Te estoy hablando... —Izuku no le estaba prestando atención en lo mas mínimo, solo mantenía su mirada en el omega, tenía miedo de que este muriera a causa de él, ¿otro omega moriría por su culpa?

—(Oye calmate, solo esta inconsciente) —La voz en su cabeza trataba de tranquilizarlo, la escucho pero luego ya no, ni siquiera esta podía con lo que estaba sintiendo Izuku.

—Kacchan... Kacchan... Despierta... Kacchan...— Su voz sonaba temblorosa, estaba al borde del llanto.

—Ese mocoso es un malcriado —Dijo el mayor con una voz tan fría y agría que a cualquiera se le pondría la piel de gallina de solo escucharlo— Sé atrevió a mirarme a los ojos— Bufo—que niño tan idiota creía que le iba a dejar pasar esa falta de respeto...— Hablaba como si el omega y el lugar fueran de su propiedad— No deberías dejar que un simple animal camine como si este lugar fuera un hogar para él— El pecoso comenzaba a enojarse— Además, que clase de omega no resiste un simple golpe— Las feromonas de Izuku comenzaban a invadir el lugar, estaba marcando su territorio.

—¡Cállate! —Grito enojado, volteó la mirada hacía su padre quien no parecía intimidado por él— ¡Nunca más lo vuelvas a tocar! —Habían pequeñas lágrimas a los bordes de sus ojos, el hombre dio una carcajada ante ese actuar.

—¿Que pasa? ¿Acaso olvidaste que un omega es solo un utensilio más que debe haber en una casa? —Decía sin vergüenza alguna, era cruel pero cierto, en este mundo los omegas no valían nada— Incluso tú, mataste a tu querida madre ¿No? —Su voz era burlesca, no podía creer que los seres humanos fueran tan mierda.

—Vete... —Pidió tratando de controlarse, no quería iniciar una pelea en la que saldría perdiendo.

Tenía que seguir como todo en su vida, ser un falso total, ser diferente a los otros alfas. En estos momentos estaba deseando por primera vez que su otro yo tomara el control, pero esté no lo hacía, ni siquiera lo escuchaba hablar.

—Ja así que te has encariñado con un mocoso omega.

Izuku sentía rabia, quería matarlo, ahorcarlo, eliminar su existencia de este planeta ¿Porque tuvo que tocar algo que era suyo? Era su omega no de él, no debió tocarlo, (le voy a romper el cuello) pensó. Pero en ese mismo instante se dio cuenta de algo, ¿que era lo que estaba haciendo? Estaba pensando como esos seres despreciables de los alfas y estaba a punto de actuar como ellos.

Se encontraba a unos centímetros de su padre, había caminado hacia él sin darse cuenta, sus manos iban empuñadas con una fuerza tan grande que incluso sus uñas se habían clavado en su piel causando así que sangraran.

El hombre se mantuvo con la misma expresión del principio, no se había intimidado y mucho menos había sentido miedo de ver a su hijo en ese estado.

—Ni siquiera con tu expresión y feromonas puedes intimidarme ojalá nunca hubieras nacido, me da pena que seas mi hijo— Se puso a caminar hacía la puerta pero se detuvo antes de salir— Para la próxima, vendré con tu futura prometida— Salió del lugar sin decir nada más.

Las manos del pecoso temblaban y al mismo tiempo dolían, la sangre salía pero no le importaba mucho, tenía que levantar a Kacchan y acomodarlo, por el momento en el sofá, luego de unos minutos con cuidado y un poco de fuerza lo logró.

Rápidamente el peliverde fue por el botiquín, cuando regresó lo primero que hizo fue verter un poco de alcohol en un trozo de algodón y luego lo pasó por la nariz de Katsuki provocando que el olor lo despertara.

Lo primero que el omega vio fue el rostro de Izuku el cual llevaba una gran sonrisa.

—¿Quien eres?— Midoriya se asusto con esa pregunta —Ha, sí, eres Izuku— casi mata a su dueño del susto, en ese momento Katsuki sintió una punzada en su mejilla— Duele... Ese tipo me pegó.

—Lo siento...— bajó la mirada quería llorar.

—¿vas a llorar otra vez? —su mejilla estaba roja no podía creer que la feromonas de ese hombre lo habían mareado y que cuando recibió el golpe cayera inconsciente.

Cuando el padre de Izuku llegó, Uraraka le dijo al mayordomo que fuera a otra habitación, esté empezaba a sentirse caliente y con ganas de atención en su parte trasera, aunque en realidad, Katsuki no pudo entender bien de lo que ellos hablaban, Ochako se quedó con él, pero ella no duró mucho ya que a los pocos minutos se empezó a ahogar.

Pero de todas formas esta información no servía de nada ya que no le diría ni una sola palabra a su dueño. Además estaba seguro que luego la ama de llaves le contaría todo, pero por el momento molestaría un poco a Izuku.

—Si vas a llorar quiero ver tu rostro— El pecoso negó aún con la cabeza gacha— ¡Ha duele mucho!— Dramatizó para llamar su atención y al parecer funcionó, Izuku levantó la cabeza de golpe, su rostro tenía las lágrimas recorriendo por sus mejillas, incluso su nariz estaba moqueando— Que feo te vez.

—¡L-lo siento mucho...!— gritó tratando de buscar algo en el botiquín que ayude al dolor de Kacchan.

—¡Ya no llores, pareces tarado!

—¡L-lo siento!

(...)

Mientras tanto en otra habitación.

—¡Ah... T-Tenya m-más rápido ah...! —Uraraka se encontraba debajo de las sabanas escuchando todo lo que sus compañeros hacían en el suelo— ¡Ah te v-viniste!

—(Odio mi vida)— pensó la castaña...

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Han pasado 84 años XD

Hola!!

Como están?!!

Les gustó el capítulo?

Den sus opiniones y estrellas si es así

Se que me demore demasiado, hay alguien que se acuerde de este fic?

-No!!

-Lo sabía

Gracias por leer

Bay Bay

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