CAPITULO 19 : COMPAÑEROS

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Katsuki sintió un fuerte aroma atrás de la puerta, y de inmediato supo quien lo provocaba, era su dueño.

—Deku...— llamó el niño colocando su mano sobre la madera —¿Estas aquí? —cuando Izuku lo escuchó, comenzó a rasguñar nuevamente.

—¡¿Kacchan?!— exclamó incrédulo, pero al sentir su esencia, sabía que se trataba de él —¡Kacchan, abre la puerta!— pidió, se estaba desesperando.

El rubio al escuchar su respuesta, puso su mano sobre la perilla, pero al intentar abrirla esta se mantenía quieta, estaba cerrada con seguro.

—No se puede abrir— respondió mientras seguía moviendo su mano tratando de que girara— Quiero verte Deku— se apoyó en la puerta, como si tratara de estar más cerca de él, aunque era imposible dada la situación.

—¡Yo también! —ahora que lo tenia a solo unos centímetros, las ganas de tocarlo aumentaban —Quiero abrazarte.

—Me gusta tu olor... —se detuvo a pensar que queria decir— Huele a... No sé a que se parece... —murmuró, no sabía cual era exactamente su aroma, ya que no tenía con que compararlo, su cuerpo estaba relajado, era como si estuviera encima de una nube hecha de algodón— Deku... ¿Por qué no sales de ahí? —ya no estaba pensando con claridad, solo se concentraba en lo que sus instintos le pedían, quería estar en contacto con él.

—Kacchan, quiero tocarte...—el menor colocó su frente sobre la puerta.

—¿Un abrazo? —preguntó, aún no entendía que pasaba con su cuerpo, pero quería más, cualquier cosa que Izuku le estuviera dando en ese momento, necesitaba que aumentara.

Al parecer Katsuki no lo notaba, pero las feromonas del alfa, provocaban en él una especie de ansiedad, pero al mismo tiempo tranquilidad.

—Kacchan...— Izuku ya no sentía nada en sus dedos, era como si estos estuvieran adormecidos, la sangre aún estaba ahí, pero no le importaba, solo quería una cosa y quería conseguirla.

—Tengo calor...— mencionó, los fluidos que aún salían de su trasero comenzaban a escurrirse por sus piernas, provocando en él una sensación incomoda.

Izuku también se encontraba caliente, aunque él sabia a que se debía, sus instintos hacían que se comportara como una bestia, sus colmillos ya se habían clavado varias veces en sus brazos y labios, tenia varias heridas, de las cuales la mayoría eran profundas.

¿Cuanto tiempo permanecerás sin hacer nada?— esa voz volvió aparecer en su cabeza —Maldición, mis manos están desastrosas por la estupidez que hiciste.

—¡Callate!— sin darse cuenta había gritado, cosa que sobresalto a Katsuki.

—Deku...— llamó el infante- ¿Por qué gritas?

¿Acaso quieres quitarle la virginidad a ese mocoso?— esta vez el tono de la voz sonaba más burlesco— ¿Tan bajo haz caído para involucrarte con un omega? —estaba tratando de molestarlo.

—¡Callate! —se estaba sintiendo presionado, con sus manos cubrió sus orejas como si eso le funcionara de algo, pero, él mas que nadie sabia que esa insoportable presencia jamas desaparecería— ¡Callate maldita sea!

—¡¿Deku?!— fuera de la habitación, Katsuki no entendía que pasaba, hace solo unos segundos había empezado a angustiarse, ya no estaba en paz y tranquilidad, ahora se sentía desprotegido, como si todo se hubiera transformado en un ambiente pesado en el cual no podía respirar con facilidad.

¿Quieres ir con él? —preguntó el otro Izuku— En esta habitación y en todas las demás, se encuentra una llave oculta, con ella podrás salir de aquí, es bueno que nadie más sepa esto ¿Verdad? —el pecoso quitó las manos de sus oídos— Así que decidiste escucharme.

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