XIV

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Sus pasos fueron lentos pero pretendiendo ser seguros, mientras observaba las solitarias calles, sin un muerto a la vista y siendo ellos los únicos vivos. Los carteles solían aparecer de esquina a esquina, y el auto iba desapareciendo a sus espaldas, pues lamentablemente se había arruinado una rueda con una sustancia desconocida que parecía peligrosa al tacto, pero mucho no podían hacer para intentar averiguar de qué se trataba. Para BaekHyun, era la primera vez que pisaba fuera de su barrio desde que la infección empezó, y las vistas eran prácticamente iguales a esas zonas, desoladas, arruinadas y grises, a pesar de que el sol golpeaba desde la cima.

—Ningún auto funciona, no sé que carajos ocurre aquí— se quejó ChanYeol apareciendo por detrás del pequeño grupo y haciéndolos sobresaltar levemente.

El pelirrojo fruncía cada vez más el entrecejo a medida que se iban acercando a uno de los parques principales, donde los carteles indicaban que debían ir. Notaba que las letras se iban haciendo borrosas, o a veces les costaba leerlos porque las palabras eran borradas con pintura, pero ese último cartel en especial que apareció frente suyo diciendo que debían seguir recto hasta la esquina y doblar hasta el parque lo hizo dudar por un momento, pues no sabía si era normal que éste esté manchado con salpicaduras de sangre aparentemente fresca, por lo cual detuvo su caminata para observarlo con más detalle. La sangre era humana, lo supo al instante porque no era del típico color oscuro que poseían los muertos, pero se vió obligado a seguir caminando cuando su gemelo pasó a su lado y lo tomó del brazo con cierto nerviosismo. Tras soltar un pequeño suspiro optó por acariciar su mano en un intento de calmarlo, pues sabía perfectamente que TaeHyung estaba muy afectado por lo de su madre, y tampoco llevaría a cabo el afán de mentir, él también se encontraba así.

—Esto es raro— musitó TaeHyung una vez que llegaron a la esquina del parque lleno de arbustos, mirando para todos lados con desconfianza a la dichosa soledad.

BaekHyun asintió lentamente, subiendo la vista hacia el cartel de tránsito donde habían puesto una fina madera encima con las palabras escritas con aerosol. Se detuvo abruptamente obligando a que su hermano también lo hiciera, y leyó una y otra vez la advertencia hecha en un bruto color rojo.

"No sigas si pretendes seguir viviendo"

JungKook cerró la puerta detrás suyo con sumo cuidado, perdiendo la enferma figura de su padre a sus espaldas

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JungKook cerró la puerta detrás suyo con sumo cuidado, perdiendo la enferma figura de su padre a sus espaldas. Caminó por el largo pasillo y bajó la escaleras para terminar en la entrada del edificio, donde estaban YoonGi y JongIn sentados en los sillones metiendo cosas en unas mochilas con cierta velocidad. Se acercó a ellos sin que se dieran cuenta de su presencia por unos momentos, hasta que el de cabellos menta alzó la vista con el ceño fruncido.

—Oh, niño, eras tú— musculló Suga volviendo a sus cosas, JungKook alzó su ceja.

—¿Qué están haciendo?— decidió preguntar, dando unos pocos pasos para acabar sentado a un lado de JongIn.

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