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—Quiero regresar a casa— sollozó el castaño, sentado en el piso con la espalda apoyada en la pared.

BaekHyun observó rápidamente la escena, viendo cómo el pasamano de las escaleras estaba roto, se asomó con lentitud por ahí y miró para abajo, encontrándose con un cuerpo totalmente inerte.

—¿Era un. . .?

—¿Un infectado?, si, intento morderme el muy hijo de puta, ¿donde mierda estabas?— inquirió TaeHyung, sin siquiera mirarlo.

—Yo. . .encontré al Señor Wang— contó, logrando que su gemelo le dirigiera la vista—. Es uno de ellos, Tae— el mencionado miró de arriba a abajo a su hermano. Viendo cómo su rostro y ropa estaban manchados de diferentes colores.

—Rojo. . .— contó mentalmente— bordó, marrón, y amarillo.

—Tenemos que irnos, no hay ningún medicamento por aquí, tal vez en la planta de abajo, pero no hay tiempo, debemos buscar a los Park— TaeHyung sonrió sin gracia, sacando del bolsillo de su chaqueta un par de frasquitos y tabletas.

—Estaban en el botiquín del baño— se los arrojó, antes de levantarse del piso—. Deberías lavarte el rostro, estás hecho un asco.

BaekHyun asintió y se dirigió hacia las escaleras junto a su hermano.

















—¿Por qué las calles están repentinamente desiertas?— soltó TaeHyung, mirando para todos lados.

—No lo se— contestó el pelirrojo—. Apúrate, la casa de los Park está a unos metros— BaekHyun tomó a se gemelo de la muñeca, recibiendo un leve quejido de su parte. Empezó a trotar viendo cada vez más cerca el gran hogar de los Park, una casa con fuertes y seguras rejas.
TaeHyung tocó el timbre y espero unos segundos, sin percibir movimiento alguno dentro del lugar. Se quedaron durante algunos minutos tocando el timbre, no atreviéndose a alzar la voz para llamar a su amigo de la infancia.

—Parece que no hay nadie— bufó el castaño—, genial, ¿Y ahora que ha-?

—Shh— silenció el pelirrojo. Su hermano lo miró ofendido, con una ceja alzada—. Escucha.

TaeHyung se quedó en silencio, observando sus alrededores. Se oían pajaritos en el gran árbol que tenía el parque de enfrente, solo eso lograba percibir su sentido auditivo.

—No hay nada, BaekHyun estás jodidamente loco— se quejó, apoyando su espalda en la reja.

—Escucha bien, idiota.

Volvió a quedarse en silencio, oyendo de nuevo a los pajaritos en el árbol, intento agudizar más su oído. Frunció el ceño cuando logró oír unos ruidos raros y desgarradores, ruidos que ya conocía. . .

—Mierda— musitó, mirando a todos lados como un gato enjaulado— ¿De dónde carajos viene?

—No se, deberíamos irnos lo antes posible, Jimin no está— BaekHyun tomó a su hermano de la mano, activando su instinto protector—. Después ya veremos como nos arreglamos.

—Espera— el castaño jaló a su gemelo antes de que diera un paso, señalando los frondosos arbustos de la casa del señor Choi. Las plantas se movieron levemente, produciendo el pequeño sonido de las olas chocando entre sí, y a los segundos pudieron visualizar los rostros de varios infectados. Ambos retrocedieron asustados, viendo cómo en el fondo, a unos pocos metros, un gran grupo de infectados también se acercaba por la calle.

—¡Vayamos por el otro lado!— indicó TaeHyung dándose la media vuelta, encontrándose repentinamente con un infectado.

—¡Mamá!, tenemos que abrirles la puerta, ¡Se morirán ahí afuera!— exclamó el muchacho de cabellos rubios, intentando llegar al aparato para poner la clave y así abrir las puertas delanteras, más su madre no se lo permitía

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—¡Mamá!, tenemos que abrirles la puerta, ¡Se morirán ahí afuera!— exclamó el muchacho de cabellos rubios, intentando llegar al aparato para poner la clave y así abrir las puertas delanteras, más su madre no se lo permitía.

Park JiMin, dejaras de gritar o juro que te dejare ahí afuera y seras comida de infectado— amenazó la mujer con el ceño fruncido, tapando el aparato con su cuerpo.

—¡No me importa!, Mamá, son los gemelos Kim, por dios, les cambiabas los pañales, crecieron conmigo, ¡Son mis mejores amigos y no te permitiré que los dejes morir ahí afuera!, ¡Abre la puerta mujer!

—Tía, Jimin tiene razón, no puedes dejar a unos chicos indefensos ahí afuera— afianzó su primo, y JiMin asintió como el niño berrinchudo que era.

ChanYeol, si esas malditas puertas se abren los que terminaran por morir también seremos nosotros— aseguró la mujer, señalando la pantalla de la cámara que daba a la vereda—. Solo miralos, están rodeados, sí abrimos las puertas los infectados lograrán entrar.

—Tal vez si las abres ahora ellos logren entrar sin ningún infectado incluido— el rubio rodó los ojos, viendo cómo su mamá parecía no querer hacerle caso— ¿Sabes qué?, Me importa un carajo lo que digas. Iré YO mismo a abrir esas putas puertas— JiMin caminó rápidamente hasta tomar la pala que usaba para defenderse, y luego se encaminó a las afueras de la casa, específicamente, al patio principal.

—Dios, ChanYeol, ve a buscarlo y evita que cometa alguna estupidez— ordenó la señora Park.

El muchacho de cabellos negros se fue detrás de su primo menor, tomando un machete.

—¡Jiminnie, espera!— lo llamó, y el rubio se detuvo a esperarlo, con una ceja alzada—. Te ayudaré.

—Perfecto.

—¡Alejense bastardos!— chilló BaekHyun, alejando a los infectados con una gruesa rama que encontró, mientras que TaeHyung los iba empujando como podía

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—¡Alejense bastardos!— chilló BaekHyun, alejando a los infectados con una gruesa rama que encontró, mientras que TaeHyung los iba empujando como podía.

—¡Estamos perdidos, Baek!— vocifero el castaño, retrocediendo aún más, sintiendo como su espalda chocaba contra la reja.

—¡No digas eso Kim TaeHyung!, ¡Saldremos de esta y de todas las demás!— el pelirrojo golpeó fuertemente a otro infectado que se le acercó, jadeando por la furia y el cansancio.

—Ya para Baek, es en vano, ¡entiendelo!— su gemelo suspiró, pero aún así se negaba a bajar los brazos.

Y tal vez, Kim TaeHyung y Kim BaekHyun no morirían ese día.

INFECTEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora