Capítulo 9

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Habían pasado unos días desde aquella pelea, y aún sentía que no estaba bien. Lo que hacíamos. Cómo afrontábamos los problemas.No podemos enmascararlo con sexo. Era un problema, pero solo lo veía yo. Luca era incapaz de dar su brazo a torcer. Aunque decidí dejarlo estar. No quería más discusiones. Me agotaba estar todo el día peleando, para terminar follando como animales. Aunque follar si follamos mucho.
Seguía sintiéndome extraña. Muy cansada y agotada. Lo achaqué a los problemas con Luca. Aquel día, sabía que discutiríamos. Jess, Dan y yo, habíamos quedado para salir de fiesta. Y ahí estaba la próxima bronca. Luca se negaría a dejarme sola. Decía que no medía las consecuencias, que bebía demasiado y no veía los peligros que corría. De nuevo, el controlador al ataque. Pensé en no decírselo. Escabullirme sin que me viera, pero eso lo empeoraría aún más. Cuando llegamos del club aquella noche, estuve más cariñosa de lo normal. Él sabía que tramaba algo, me conocía muy bien, por mucho que me molestara. Cenamos en silencio y luego le dije que iba a preparar un baño, me lo curré. Puse velas, música suave... Preparé dos copas de vino... Y cuando él subió, yo ya estaba desnuda entre la espuma. Me sonrió y se desnudó para mi. Me acariciaba perezosamente la piel con las yemas de sus dedos, y yo me debatía entre decírselo o no. O de hacerlo durante el sexo. Eso quizás funcionara. Diría que si a cualquier cosa por seguir a lo suyo.-
- ¿Qué te pasa, cielo?
- ¿A mí? Nada.- mentí descaradamente.-
- Estás tensa.- masajeaba mis hombros con sus largos dedos, despacio, con ternura, y yo estaba medio derretida. Creo que incluso se me escapó un gemido de puro placer. Me di la vuelta de inmediato y me senté sobre él, derramando un poco de agua de la bañera.-
- Oh, nena. Lo vas a mojar to...- agarré su cara entre mis manos y lo besé desesperada. Impaciente.- Nena... No me dejas respirar...- se apartó suavemente. Y yo empecé a recorrer su cuerpo con mis manos. Mientras él recuperaba el aliento. Por fín tuve sus manos en mi cintura, sentí un alivio inmediato. Apretaba sus dedos sobre mi carne y empezó a gemir despacio. Lo tenía. Ya lo tenía. Empecé a frotarme contra él, y su miembro empezó a endurecerse debajo de mi, me movía cada vez más rápido, cada vez más. Y él gruñó mientras se metía uno de mis pechos en la boca. Dios, como me gustaba. Agarré con fuerza su miembro dispuesta a acabar con esa deliciosa tortura.- Cielo, no. Aquí no.- Se levantó conmigo en brazos y nos sacó de la bañera. Me dejó en el suelo para coger una toalla y secarme, pero no me podía importar menos estar mojada, así que me tiré de nuevo encima de él, que tuvo que tirar la toalla al suelo para cogerme, sonrió contra mi boca y me devolvió el beso salvaje que yo le estaba dando. Nos llevó a la cama y se tiró sobre mi, tomándose su tiempo, acariciando mi piel, besándome por todos lados. Yo estaba más que lista, no quería esperar. Pero entonces sentí su lengua jugar en mi entrada, y gemí extasiada. Hizo que me corriera dos veces, antes de empalarme con fuerza. Dios, era maravilloso. Era como estar en el puto cielo. Me había convertido en adicta, era una jodida yonki del sexo con Luca...
Me di cuenta de que estaba a punto de terminar, lo sentí más duro dentro de mi, más enloquecido, y supe que estaba a punto. Bien, ahora o nunca.
- Mañana voy a salir de fiesta.- paró en seco. Me miró con el ceño fruncido, y el sudor goteándole por la sien.-
- ¿Qué?
- Qué voy...
- Ya te he oído. ¿Por qué coño lo dices ahora?
- Es que.
- Mierda.- se levanta de encima de mi y se mira la entrepierna. Su erección ha desaparecido.- Mira lo que has echo.
- Yo... Lo siento. Es que se me había olvidado, y creí que si no lo hacía se me volvería a olvidar.
- Tu no vas a ningún lado.- se levantó y fue en busca de sus boxes. Yo me bajé de la cama desnuda y me puse su camisa que había dejado tirada.-
- Luca, no empieces otra vez.
- No empieces tu, Cata.
- No puedes decidir por mí.
- Si que puedo.
- ¡No puedes!
- ¡Si que puedo cuando tu eres una irresponsable y bebes hasta quedar inconsciente!
- Eso solo ha pasado una vez. Y...
- No, ni hablar.
- ¡No puedes prohibírmelo!
- Si que puedo, señorita.
- ¡No! ¡Ya estoy harta! No pienso dejar que me conviertas en una mujer florero! ¡Eso jamás! Y si tengo que...
- Cuidado con lo que dices.
- ¡Vete a la mierda!.- me metí en el vestidor y me cambié de ropa. Me puse unos jeans con mis vans y un jersey y salí de la habitación. Luca me seguía.-
- ¿Dónde te crees que vas? ¡Cata, no te atrevas a cruzar el umbral! ¡Cata vuelve aquí ahora mismo! ¡No te atrevas a irte por esa pu...!.- cerré la puerta del ático de un soberano portazo y me monté en el ascensor. Miré entre mis manos las llaves del aston martín y supe que se enfadaría más. Pero yo también estaba enfadada y no estaba dispuesta a que me manejara a su antojo. No. Ni hablar. Jason me miró boquiabierto cuando presioné el botón del mando y las luces del aston iluminaron el parking. Yo me monté en él y salí haciendo ruedas...

Adicto A Tu Piel 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora