Capítulo 20

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Un tipo me empujó contra la pared y oí una puerta cerrarse. No sabía donde me habían traído. Tras inyectarme algo en el cuello, me dormí y cuando me he despertado, me bajaban de la furgoneta. No se donde estoy. Tengo las manos atadas, pero me quito el saco que me cubre la cara. Estoy en una habitación sola, voy a hacía la puerta pero está cerrada. No hay ventanas, no tengo manera de saber donde estoy. Me duele la cabeza. Deben de haberme dormido con alguna droga. No puedo dejar de pensar en la cara de pánico de Luca. En su mirada. Triste y aterrorizada. No van a descansar hasta encontrarme, lo se. Espero que encuentren el transmisor y puedan rastrearme hasta donde estoy. No se en que estaba pensando cuando me tragué el GPS. Pero es que era la única manera de que no me lo encontraran. No quiero ni pensar en como estará Luca. Él es un hombre muy sensible, aunque no lo parezca. Lo que ha pasado a lo largo de su vida, le ha echo tener unas carencias, le ha echo ser alguien inseguro y negativo hacia todo. Incluso hacia si mismo. Estoy segura de que se culpará de todo lo que está pasando. Solo espero que no recurra al bourbon. Me está costando mucho que deje de enmascarar los problemas con el alcohol. Es su vía de escape, si no estoy yo para hacerlo olvidar. Pero tiene a Ese, confío en que él no lo deje caer. Dios mío... Esto es una pesadilla. Es una auténtica pesadilla. La bombilla que cuelga del techo, titilea avisando que se va a fundir de un momento a otro. No se las horas que pasan, pero a mi me parecen días. Me han dejado aquí y se han ido. Busco en mi mente la fuerza que necesito para trazar un plan de escape. Se que es difícil. Pero moriré en el intento. No pienso quedarme de brazos cruzados esperando a que me maten. Si voy a morir, al menos moriré luchando. Observo a mi alrededor, y lo único que hay es una estantería de metal que ha pasado por tiempos mejores. De una patada hago que caiga con un estruendo.
Agarro con firmeza una de las patas, y corro hasta la puerta. Me pongo justo detrás, y ahí espero a que alguien entre. Pasa mucho rato, antes de oír los pasos acercándose. Agarro con fuerza mi arma, respiro agitada, oigo el pestillo correr, la puerta se abre lentamente, y en cuanto entra le estampo la barra de metal en la cabeza. Con tal mala suerte, que el tipo la agarra con la mano, me zarandea y de una bofetada me estampa contra la pared. Lo miro con rabia, mientras me acuerdo de él. Estaba en la casa de Nicolás. Era uno de esos tipos con los que se había reunido Ricardo. Se ríe de forma egocéntrica y tira la barra de metal tras la puerta. He perdido mi arma. Cierra la puerta con el  pestillo y viene hacia a mí.-
- Así que tu eres la famosa Catalina, estoy encantado de conocerte al fin. Eres muy guapa.
- No puedo decir lo mismo.- sus carcajadas me dieron náuseas.-
- Eres una chica muy arrogante, para ser tan joven.
- Usted lo es sin ser joven. No creo que la edad sea un problema.
- Eres valiente. Que duda cabe. Pero también estúpida. Sabrás que no vas a salir con vida, ¿verdad? Con tu actitud, solo conseguirás acelerar el proceso.
- Es lo que hay.
- Me hubiera encantado que hubieras visto morir a tu novio. Que pena que te lo hayas perdido.- el dolor que sentí en mi pecho fue devastador. No. No, Luca. Se me llenaron los ojos de lágrimas.- Ah, si. Ahora sí. Así me gusta. Verte débil.
- ¡Cabrón!.- el puñetazo que me dio en la cara, me dejó atontada. Pero podía sentir sus asquerosas manos por mi cuerpo. Intenté empujarlo sin éxito. Me tiró al suelo y se puso sobre mi, agarrando mis manos atadas por encima de mi cabeza. Con la otra mano estaba intentando desbrocharme el pantalón.-
- ¡No! ¡No! ¡Quítame las manos de encima!.- me vi perdida. Me vi allí tirada en aquel sucio agujero, sin salida, sin escapatoria. Le mordí el brazo con todas mis fuerzas, y gritó desesperado. Me volvió a golpear, dejándome prácticamente inútil. Y me manoseó todo cuanto quiso. Me había desabrochado el pantalón, y estaba bajándolo por mis caderas, cuando oí un estruendo. Alguien había entrado con mi arma, y le había golpeado fuertemente la cabeza con ella al tipo asqueroso. Me arrastré por el suelo hasta quedar en la otra esquina de la habitación. No veía bien por el golpe, estaba desorientada, y veía borroso. Entre la niebla, vi aquel hombre alto, golpear una y otra vez con la barra de hierro en la cabeza del tipo que intentaba abusar de mi. Y sangre, mucha sangre. No pude evitar las náuseas, y vomité sin control, mientras aquel hombre se ensañaba con el otro. Me pareció ver que era Luca, pero seguramente mi mente me estaba jugando una mala pasada. Como pude me levanté, y eché a andar tambaleándome.-
- Eh, ¿Dónde vas?.- Aquel hombre me agarró con fuerza antes de que llegara a la puerta. Soltó la barra y me agarró de la cara. Me puso la cara pegada a la mía, seguía sin enfocar bien.- Soy yo, Catalina. Tranquila, voy a sacarte de aquí. Voy a ponerte a salvo. Ven conmigo.- no recuerdo nada más. Debí desmayarme. Desperté en una cama, tapada hasta el cuello. Me dolía la cabeza una barbaridad. Me incorporé un poco y me senté en la cama. Era una habitación bonita, pero rústica. Oí el ruido de la puerta de madera al abrirse, y me asusté. Me entró el pánico, y quise llorar porque no tenía fuerzas para luchar. Estaba dolorida y no tenía fuerzas ni para levantar un dedo. Cuando la puerta se abrió, miré aterrada, y me sorprendí al verlo.-
- ¿Nicolás?
- Si, cata.- venía tranquilamente hacia a mí, con una bandeja en las manos. La puso sobre la mesita de noche y se sentó a mi lado en la cama.-
- ¿Cómo te encuentras?
- Me duele todo.
- No me extraña. Te he traido una poca sopa. Debes comer algo.
- ¿Por qué estás haciendo esto?
- ¿Por qué no iba a hacerlo?
- No lo entiendo. ¿Tú me has salvado?
- Si.
- ¿Y aquel hombre?
- Está muerto. No tienes de qué preocuparte.
- Lo has matado.- y no, no era una pregunta. Aún así, el asintió. Me miraba con sus ojos verdes, iguales a los de Luca. Luca. Intenté moverme, pero el dolor en el abdomen y en todo el cuerpo, no me dejó.-
- Tranquila. No te muevas. Debes descansar.
- Tengo que buscar a Luca. Tengo que saber que ha pasado con él.
- Tranquila, está bien. No debes preocuparte.
- No, es que tu no lo entiendes. Ese hombre me dijo que estaba muerto. Que lo habían matado. Yo, tengo que saber como está.
- Está bien. Es mentira, no le han hecho nada malo.
- Pero, es que...
- Ahora debes descansar. Y comer para reponer fuerzas. Aquí estaremos a salvo por ahora.
- Déjame tu teléfono para llamar a Luca. Si está bien, debe estar preocupado.
- No puedo, Cata. Si te dejo llamarlo, los tendremos aquí en media hora. Solo quiero protegerte, chica. Te lo prometo.
- Usted entenderá que no confíe en su palabra y en su buena voluntad.
- Si. Lo entiendo perfectamente. Pero las cosas no son como crees. Ni como cree mi hijo.
- Ah, ¿acaso no fue usted quién lo vendió a esos degenerados? ¿No fue usted el que lo dejó allí abandonado?
- No, Catalina. La historia no es así.
- ¿Ah, no? Pues cuéntemela. Hágalo.
- Sólo si comes. Lo haré mientras comes.- me recordaba a su hijo. Y no sólo por el parecido físico. También era posesivo y le gustaba mandar. Pero en este caso, me interesaba hacer lo que me pedía. Asentí y él me puso la bandeja sobre las piernas. En cuanto cogí la cuchara y la hundí en el cuenco rebosante de sopa, empezó a hablar.- ¿Cuánto crees saber de la historia?
- Luca me lo ha contado todo. Que después de morir su madre, usted se dio al alcohol. Y que no estaba pendiente de él.
- Eso muy a mi pesar, si es cierto. En parte.
- ¿A qué se refiere en parte?
- Sigue comiendo.- obedecí. No solo porque siguiera hablando, la sopa estaba buenísima, y la verdad, no sabía que tenía tanta hambre hasta que he empezado a comer.- Cuando la madre de Luca murió, lo pasé francamente mal. Yo amaba a mi esposa con lucura. Era todo para mi. Pero no murió.
- ¿Cómo?
- Yo acaba de empezar en el negocio, me iba bastante bien, y entonces conocí a Jerry. Hice negocios con él, y se convirtió no solo en un socio, si no en un amigo. Así lo veía yo. A mi esposa nunca le cayó bien. En varias ocasiones me dijo que la hacía sentir incómoda. Que la miraba de manera extraña. Por desgracia no le hice mucho caso.- se entristeció y tomó aire para seguir relatando la historia.- Jerry me presentó a los demás. A Ricardo lo conocías.- solté la cuchara dentro del plato, mirándolo aterrada.- Sigue comiendo, niña. Empecé a hacer negocios con ellos, y empecé a ganar muchísimo dinero. Yo estaba feliz e ilusionado, porque me estaba convirtiendo en un hombre poderoso, rico y prestigioso. Pero nada más lejos de la realidad. Un tiempo después, me di cuenta de que había algo raro en las cuentas. Para entonces, yo ya me había asociado con los cinco. Descubrí que era dinero sucio. Que andaban en negocios turbios. Juro por Dios que nos sabía de lo que se trataba. Pero terminé descubriéndolos. Y fue aquel mi peor error.
- ¿Qué hacían?
- Se dedicaban al tráfico de personas humanas.- apunto estuve de espurrear la sopa.- Si, es horrible. Quise desvincularme de ellos, romper la sociedad, e incluso los encaré. Pero no me lo permitieron. Ahí es donde entra mi hermosa Sharom. Ellos se la llevaron.
- ¿Quién es Sharom?
- Mi esposa. Y la madre de Luca.
- ¿Se la llevaron?
- Si. Junto a nuestra pequeña hija Jasmine.
- Un momento, un momento... Luca nunca me ha hablado de ninguna hermana.
- Él era muy pequeño. No creo que lo recuerde. Pero si, tiene una hermana. Tenía tres meses de vida cuando esos hijos de puta se la llevaron.
- Dios mío...
- Las tienen cautivas en un castillo. En Escocia.
- ¿Están vivas? ¿Y por qué no ha ido a la policía? ¿Por qué no ha echo nada para salvarlas?
- La única manera de mantenerlas a salvo, ha sido seguir trabajando para ellos. Seguir ensuciándome las manos en sus negocios sucios, ha sido la forma de mantenerlas a salvo durante casi diecisiete años.
- Luca debe saberlo. Debe decírselo.
- Lo intenté. Cuando os vi en Málaga, cuando vi a mi hijo después de tanto tiempo. Quise hacerlo, pero no quiso escucharme. Tu tampoco.
- ¿Por qué no lo buscaste antes? ¿Por qué no le dijo nada de todo esto?
- Para mantenerlo a salvo a él, tenía que evitar cualquier tipo de comunicación. Y yo lo único que quería era  mantenerlo lo más lejos posible de ellos.
- Dios mío, esto es de locos. Debemos buscar a Luca. Debemos ir al cielo y hablar con él. Él debe saberlo, el cree que usted es...
- Lo se. Se que cree soy un monstruo.
- Pero si le cuenta la verdad, lo entenderá. Bueno, va a flipar en colores, pero luego lo entenderá, que todo lo que hizo lo hizo por mantenerlos a salvo a todos.
- No se si eso ocurra. Pero por lo pronto, tendremos que esperar. No es seguro salir. No es seguro llamar. Y lo último que quiero es ponerlo a él también en peligro.
- De acuerdo. Lo entiendo. Yo tampoco quiero que le ocurra nada. ¿Puedo hacerle una pregunta?
- Por supuesto.
- Luca me dijo que usted lo llevó a casa de esos hombres, si no lo vendió, ¿por qué lo llevó?
- Me tendieron una trampa. Me dijeron que tras un último negocio que se traían entre manos, si les ayudaba, me las devolverían. Yo estaba tan desesperado, que les creí. Me citaron allí para dejarlas libres, pero en cuanto abrieron la puerta, se llevaron a Luca de mi lado y no volví a verlo hasta aquel día en el que nos encontramos. Supe que había escapado, que mató a Luís y escapó. Ellos han estado buscándolo todo este tiempo, pero yo sí sabía de él. Un día, sin querer, abrí una página de una revista y lo vi. Supe que era él por su mirada. Sus ojos. Su intensa mirada.
- Tienen los mismos ojos.
- Si, es cierto. Jasmine también tiene nuestros ojos.
- ¿La ha visto? Quiero decir, desde que se la llevaron. Una vez al año. Me dejaban  ir a verlas en Navidad.
- Dios mío.
- Catalina, ya estoy cansado. Ya es suficiente. Tengo que acabar con ellos y recuperar a mi familia.
- Le ayudaré. Haré lo que me pida.
- Gracias por creerme. Por confiar en mi.
- También Luca lo hará si se lo cuenta. No se si debería o no, decírselo, pero el CNI está detrás de todo esto. Luca ha estado buscándolos durante muchos años. Buscaba venganza. Pero no podía denunciarlos porque tenían un video, de cuando él mató a aquel hombre para escapar. Estoy segura de que te ayudará, y con la ayuda del CNI podréis recuperarlas. Estoy segura.
- Hubo un tiempo en que había perdido toda esperanza. Creía no tener salida.
- ¿Qué lo impulsó a tomar la decisión?
- Ver a Luca aquel día. Me hizo tener fuerza para idear un plan. Debía acabar con ellos aquí. Para poder recuperar a mi familia.
- ¿Y ahora?
- Ahora esperaré a que sea seguro, e iré a Escocia. Acabaré con Jerry ahora que los demás están muertos, y él está más débil y podré recuperarlas.
- Entiendo. Ya solo queda él. Están todo muertos, ¿verdad?
- Si. Ya solo queda él. Ellos creen que a Lewis lo mató Luca.
- ¿En Ámsterdam?.- asintió.- Es cierto. Fue él. Como le he dicho, ha estado muchos años buscándolos, para poder vengarse de lo que le hicieron.
- ¿Qué le hicieron?
- Usted, ¿no sabe nada?
- No.
- Abusaron de él durante meses.- se llevó las dos manos a la cara, tapándose para que no lo viera llorar.- A día de hoy, eso le ha echo daño. En las relaciones. Con los demás. E incluso con él mismo. A causa de aquello, se convirtió en un hombre inseguro. Él se ve defectuoso. Pero está mejorando. Poco a poco.
- Y seguramente, gracias a ti.- me cogió la mano y le di un apretón. Entendía su dolor. Este hombre ha tenido que hacer cosas abominables para mantener a su familia con vida. Para protegerlos. Recuerdo lo que Luca dijo una vez. (Un padre que cuida y protege a su hijo, es un buen padre) y este hombre, lo era. No me cabía la menor duda.-
- Descansa, querida. Necesitas reponerte.- volví a quedarme dormida. Y soñé con Luca. Soñé que estábamos en el cielo, tumbados en la arena siempre cálida. Los rayos del sol, nos calentaba la piel. Luca tarareaba una canción, y yo estaba feliz y relajada. Era un sueño maravilloso.
Al día siguiente, me encontré mucho mejor. Incluso me levanté de la cama. Estábamos en una casa rural en la sierra, que el padre de Luca me contó que había comprado cuando Luca tenía cuatro años. Y que a él le gustaba mucho. Era de madera dura y robusta, era preciosa. Y la paz que se sentía era una bocanada de aire fresco.-
- No te acerques mucho a la ventana.
- Perdón.
- No, querida. No tienes que pedir perdón. El encierro es difícil.
- Nicolás, yo no puedo quedarme.
- Lo se. Aunque querría que lo hicieras. No podré mantenerte a salvo fuera de aquí.
- Tengo que asumir el riesgo. Luca debe estar volviéndose loco sin saber nada de mi. No puedo dejarle con la angustia.
- Entiendo. Te llevaré esta noche. Es más seguro. Y también cambiaremos de vehículo. Es todo lo que puedo hacer para que sea más fácil llegar sanos y salvos. A esta hora, Jerry ya debe saber que los otros están muertos.
- ¿Pensará que has sido tú?
- Por supuesto. Él siempre ha sabido que llegaría el día en que me revelara. He tardado, pero ya no hay vuelta atrás. Iré a por él hasta las últimas consecuencias. Pase lo que pase.- Nicolás salió y volvió una hora más tarde, con un turismo blanco. Se había deshecho del otro coche. Tenía otra cosa en común con su hijo. Cocinaba realmente bien. Hizo un estofado de ternera que era una delicatessen. Me puse hasta arriba. Comí como una mula. Esperamos a que se hiciera de noche del todo, y salimos de la preciosa casa. Rumbo al cielo.

Adicto A Tu Piel 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora