Capítulo 14

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Me quedé inmóvil frente a la puerta. Esperando que volviera abrirse. Ese se me acercó por detrás.
- Esa mujer te quiere más que a nada en el mundo. Si la pierdes te vas a arrepentir el resto de tu vida.
- Estoy muy confuso. No ha podido ser ella. Ahora lo tengo claro.
- Cierto. No lo haría jamás.
- Tengo que ir a buscarla.- Ese me agarró del hombro.-
- No. Déjala. Necesita tiempo.
- Pero, es que...
- Déjala respirar, Luca. Lo necesita de verdad.- asentí recordando las miles de veces que Cata me había dicho que no la dejaba pensar. Que era demasiado intenso. Le concedería todo el tiempo del mundo, si volviera a mi lado. Si pudiera perdonarme.
No pegué ojo en toda la noche. A las seis la llamé. Pero me salía apagado. Estaba preocupado, pero sabía que estaría en su casa. O en casa de Jess. Llamé a Leo y lo puse a trabajar. Estaba claro que Cata no había podido ser. Algo no cuadraba. Pero él seguía erre que erre, no había fallo. El desfalco se había echo desde el ordenador de Cata. Podría no haber sido ella. Alguien del club. Pero Diego jamás me haría eso. Y Fer... No, tampoco. Pero a cada minuto que pasaba, estaba más convencido de que Cata era inocente. Y me llevaban los demonios, porque no podía encontrar el verdadero culpable. Y mientras eso fuera así, Cata seguía siendo la sospechosa. Hice algo de lo que no me siento orgulloso, puse a Leo a investigar a Diego, Clara y Fer. Ella no había sido, y los únicos que tenían acceso directo eran ellos tres.
Llamé a Ese, pero él también tenía el teléfono apagado. Estuve todo el día preocupado. No conseguía hablar con Cata. Y entonces... Me dio por pensar, que a lo mejor estaba Ese con ella. La rabia y los celos me estaban reconcomiendo, y entonces perdí la cabeza y seguí insistiendo y llamando a Cata, alternando a la misma vez a Ese. A última hora de la tarde, le dejé un mensaje en el contestador: * Cata, ¿dónde estás? ¿Estás con Ese? ¿Qué cojones hacéis juntos? ¡Cata llámame o cógeme el puto teléfono de una puta vez!*
También le dejé otro mensaje a Ese: *¿Se puede saber dónde estás? ¿Estás con Cata? No se te ocurra tocarla o te mataré. Te juro que te mato.*
No obtuve respuesta de ninguno de los dos. Fer me llamó y me dijo que tenía que hablar conmigo. Sobre las siete me fui directamente al club, ni siquiera pasé por casa, ¿para qué? Si Cata no estaría allí para recibirme.
El club parecía mucho más grande cuando estaba vacío. Solo estaba Fer, reponiendo detrás de la barra.-
- Fer.
- Hombre, jefe. ¿Un bourbon?
- Por favor. ¿Qué es eso tan importante?
- Falta una grabación de las cámaras de seguridad.
- ¿Cómo? Eso es imposible. Solo yo tengo la contraseña. Y solo desde mi ordenador se puede acceder a las cámaras.
- Lo se. Eso implica que alguien ha tenido que entrar en tu despacho. Por eso he creído que era importante decírtelo.
- Joder.
- ¿Estás bien?
- No, Fer. Estoy harto de problemas.
- Lo siento, jefe. Oye, había pensado que podríamos mirar las cámaras, para ver quien ha entrado en tu despacho. Sólo falta un grabación, quizás con suerte.
- Iré a ver. Ahora nos vemos.- subí a mi despacho con el vaso de bourbon y encendí el ordenador. Me metí en las cámaras, y efectivamente, faltaba una grabación. Miré la siguiente, y la única persona que había entrado sin estar yo, fue Cata. Me pasé la mano por la cara, y me tomé de un trago el vaso de bourbon. Miré las carpetas, no, no tenía ánimo para trabajar. Estaba muriendo por dentro, sin saber nada de Cata. Volví a apagar el ordenador y bajé de nuevo.-
- ¿Has encontrado algo, jefe?
- No, nada.- mentí.- Ponme otro. Doble.- Me giré en el taburete, llevándome el vaso a los labios, cuando los vi entrar. Juntos. Cata parecía preocupada, triste, y Ese... Bueno, era difícil saber que pensaba ese cabrón. La rabia y los celos, volvieron a hacer acto de presencia. No me había equivocado. Habían estado juntos.-
- ¿Sólo necesitas tiempo conmigo, Catalina? ¿Con Ese no?
- No seas capullo, Luca.- se pusieron ambos delante de mi. Cata traía una carpeta en la mano, me miraba asustada. Pude observar como le temblaban las manos. Algo no iba bien.-
- No seas capullo tu. ¿Os lo habéis pasado bien?
- Luca, no es lo que tu crees.- la voz temblorosa de Cata, me llegó al alma.-
- ¿Qué es entonces?
- Subamos a tu despacho. Tenemos que hablar.- Ese estaba serio, bueno, más que de costumbre, de hecho, estaba en plan comando, y eso no me dio buena espina. Me levanté y subí las escaleras, ellos me seguían de cerca, y entramos en mi despacho. No les dije que se sentaran, pero lo hicieron de todos modos. Yo me senté en mi sillón, frente a ellos, y vi como Ese, le daba un ligero apretón en la mano a Cata. Los deseos de asesinar a mi amigo con mis propias manos, estaban ahí, latiendo en mi interior. Entonces, Cata, con un hilo de voz empezó a hablar.-
- Le pedí ayuda a Ese, porque sospechaba quien podía haber sido quien me drogara.
- ¿Quién? ¿Y por qué no me has dicho nada a mi, que soy tu novio?
- Estabas muy preocupado, y no quería molestarte sin saber si fuera cierto.
- ¿Quién?
- Ricardo. Todos los días me lleva el café, desde que entré a trabajar. Ese llevó uno de eso cafés a analizar...
- Y efectivamente, contenía una dosis muy alta de antihistamínicos.
- ¡Ese cabrón!
- Espera, Luca. Hay más. Y no te va a gustar. Cata ha sido muy valiente. Adelante. Díselo.- ella asintió y mirándome con todo el amor que tenía, empezó a hablar de nuevo.-
- Ese me dijo que no fuera más, que corría peligro. Pero yo necesitaba saber el porque lo estaba haciendo. Necesitaba una pista, algo, que me dijera porque me había estado drogando. Así que hoy de madrugada, fui al oficina. Estuve en su despacho, y estuve registrando entre sus papeles. Y encontré esto. Son fotocopias.- me pasó la carpeta azul que llevaba en la mano. Yo la cogí y la miré, temeroso de abrirla.- En cuanto encontré esto, supe cual era el motivo. Así que llamé a Ese. Luca.- la miré a los ojos, vi su tristeza, su dolor. Su pena.- Es uno de ellos.- negué con la cabeza. No. Eso era imposible.- Lo es. Y no sólo tienen un vídeo. Encontré fotos. No se si serás tú.- abrí la carpeta y vi horrorizado las fotos. Las pasé una a una... Yo salía en varias, pero había más chicos, como yo, de mi edad. Eran fotos de las torturas, de las abominables cosas que aquellos me hacían. Y Cata las había visto. Había visto lo que me habían echo. Una lágrima solitaria me resbaló por la mejilla. Cata le asintió a Ese, y este, salió en silencio. Ella se levantó y vino hasta a mí. Me abrazó tan fuerte, que pensé que me rompería una costilla. Sentí su calor, su amor, su compasión.-
- Lo siento, mi amor. Lo siento mucho.- yo no podía hablar. No tenía palabras. Se habían ido. Se habían esfumado. Quería decir algo, lo que fuera. Y no había nada. Solo silencio. Cata me cogió la cara entre las manos, y me miró directamente a los ojos.-
- Estoy aquí. Contigo. Para ti. Mi amor, siempre voy a estar para ti.
- Cata.
- Lo se, mi amor. Lo se... Se que esto te hace revivirlo, que te hace daño.
- Te quiero...
- Y yo mi amor, muchísimo.- su abrazo me supo a gloria, y también la rodee con los brazos, y hundí la cara en su cuello. Y volví a llorar. Mojándole la suave piel con mis lágrimas. Ella se sentó sobre mis piernas, y cariñosamente me pasaba una y otra vez la mano por el pelo.-
- Llora mi amor. Llora todo cuanto necesites. Desahógate. Yo estoy aquí. No voy a irme a ningún sitio. Estoy aquí, mi amor. Estoy aquí...
- Lo siento. Siento haber dudado de ti, siento lo de Ese... Todo. Soy un un estúpido. No he echo más que cagarla desde el principio.
- Me lo advertiste... Me dijiste que la cagarias. Sabía a lo que atenerme.- dijo sonriendo mientras me acariciaba el pelo. Yo levanté la mirada, saliendo de mí escondite, de su cuello y la miré directamente a los ojos.-
- No puedo creer que hayas visto esas fotos.
- No se cual eras. No he visto ninguna foto tuya de tu adolescencia, ni de tu niñez, a si que no tengo forma de saber cual de ellos eres.
- Mejor. Mucho mejor.
- Es espeluznante.
- Peor. Mucho peor. Óyeme, no te quiero cerca. No quiero que vuelvas a poner un pie en esa oficina.
- Luca.
- No. Por encima de mi cadáver.
- Luca. Escucha. No seas necio.
- Cata, ni hablar.- la levanté de mis piernas y me puse en pie, fui hacia el minibar y me puse una copa de bourbon a rebosar.-
- Temenos ventaja. Por primera vez, en muchos años, les llevas ventaja. No puedes desaprovechar la oportunidad.
- Cata, déjalo.
- Luca, no saben que lo sabemos. No tienen manera de saberlo. Podemos utilizarlo a nuestro beneficio. Yo puedo...
- Ni hablar. ¡No sigas, Catalina!
- Luca, escucha.
- ¡He dicho que no!
- Lo haré con tu ayuda o sin ella, Luca. Tú mismo.- se dio la vuelta y se fue hacia la puerta.-
- ¡Ven aquí! ¡Vuelve aquí, maldita sea! ¡Catalina! ¡Joder!.- estrellé el vaso vacío y salí del despacho tras ella. Bajé las escaleras de dos en dos, ella ya estaba en la barra hablando con Ese, que bebía una copa y escuchaba atento a Cata.-
- Tío...
- Cata, vámonos a casa.
- Nos vamos los tres, Luca. Ese también viene.
- De acuerdo.- Cata fue en silencio todo el camino. Cuando nosotros llegamos, Ese ya estaba en el ático. Cata soltó el bolso con rabia contra el sofá y se sentó enfadada. Ese no sabía que hacer, estaba nervioso e incómodo. Y a mi la rabia me estaba consumiendo.-
- Siéntate, Ese.- Él obedeció de inmediato. Yo me quedé de pie. Mirándolos a ambos.- Luca no quiere que siga.
- ¡Por supuesto que no quiero!
- ¡No me grites! ¡No soy una niña pequeña!
- ¡Pues deja de comportarte como si lo fueras!
- Vale, vale... Parad los dos. Luca, siéntate.
- Estoy bien así.
- Cata, es peligroso. Debes entender que Luca solo está intentando protegerte.
- Exactamente. Gracias, Ese.
- ¿Cuantos años lleváis con esto? ¿Cuántos años lleváis fracasando? Ahora tenemos la oportunidad de encontrarlos. Llevamos ventaja por primera vez, Ese. Ellos no saben que lo sabemos. No lo saben.
- Eso es cierto.
- Ahora les tenemos ventaja. Yo puedo vigilarlo de cerca, sin levantar sospechas. Os puedo ser útil. De hecho, soy la única que puede hacerlo. Y que puede conseguir información.
- ¡No! ¡No vas a volver allí! ¡Nunca! ¡Jamás!
- Luca, tranquilecémonos. Vamos a serenarnos. Si lo piensas...
- ¿Qué? ¿Qué vas a decir? ¡Cuidado con lo que dices!
- ¡Luca, Cata tiene razón!
- ¡Esto es el colmo!
- Nos guste o no, tiene razón. Es la única capaz de conseguir información.
- Es peligroso.
- Si, lo es. Pero es... Es decisión suya.
- ¡No me jodas, Ese!
- Luca, quiero hacerlo. Quiero ayudarte.
- ¡No es necesario!
- Si que lo es. ¡LO ES!
- Basta. Basta... Tranquilos. Luca, sabes que no es una decisión que te corresponda. Sabes que la última palabra es de Cata.
- No quiero que le ocurra nada por mi culpa, Ese. Lo sabes.
- Lo sé. Por eso, al menor indicio, Cata estaría fuera. Pero al menos deberíamos intentarlo.
- No quiero. No estoy de acuerdo.
- Pero es que tu no mandas en mi. ¿No te has dado cuenta? Votemos. Yo digo que si.
- Me opongo rotundamente.
- Ese.- miré a mi amigo esperanzado. Lo vi dudar, me miraba y miraba a Cata. Alternando.-
- Digo que... Que si.- la furia que había en mi interior se propagó por todo mi cuerpo. Sentí la adrenalina y salí del salón. Me metí en mi despacho y cerré de un portazo. Tenía la esperanza de que me apoyara. Sabe que es peligroso. Lo sabe, joder. Llamaron a la puerta. Cata entró sin esperar. Me miró desde la puerta.Yo estaba en penumbras, no había encendido la luz. No dijo nada. Solo se quedó ahí, observándome.-
- Vete. No quiero seguir discutiendo.
- No lo hagas.
- No lo hagas tu. Y así no tendremos que discutir.
- ¿Dónde estás, Luca? ¿Dónde está el hombre duro y frío que buscaba venganza? ¿Dónde está?
- Catalina.
- Tienes la oportunidad de terminar con todo esto. De hacer justicia. De vengarte.
- No utilizándote a ti.
- No dejes que queden impunes. No dejes que la muerte de Berto no sirviera de nada. Merece esto. Él. Tú. Y todos los demás chicos que tuvieron que soportar todo lo que soportaste tu. Luca. No dejes que ellos ganen.

Adicto A Tu Piel 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora