Jared observó a Gregory mantener al cachorro quieto para que Dominic deslizara el collar con la placa por el cuello del perrito. El animalito le lamió la mano e intentó masticar la placa, pero no alcanzaba, tiró con una patita y se enredó, terminó acostado con la barriga al descubierto en la alfombra, ladrando y gruñendo porque no podía levantarse. Gregory soltó una carcajada mientras Dominic lo liberaba, el cachorro se abalanzó a lamerle la mejilla al tiempo que batía la cola. Anthony se acercó y lo cargó, el perro ladró por ser separado de su dueño y su amiguito.
Era fin de semana y Gregory estaba ahí porque harían una pijamada, Luc llegaría en un rato y entonces Jared tendría tres niños inquietos corriendo por la casa. Evangeline estaba con Paloma y volvería en la noche, dispuesta a ayudarle a acostarlos, pero hasta entonces el problema era exclusivamente de Jared.
—Káiser —leyó Anthony la placa alzando las cejas, miró a Jared, su mejor amigo simplemente se encogió de hombros y señaló a Dom—. Esposa, hijo y un perro —contó con los dedos dramáticamente—. Tu vida está hecha. Yo seré el falso tío solterón por el resto de la vida y lo malcriaré.
—Cuidado —reclamó Gregory saltando a su alrededor cuando Anthony lanzó el cachorrito al aire.
—Vayan a lavarse las manos —ordenó a Dominic y Gregory. Los niños corrieron escaleras arriba y el perrito empezó a emitir ladridos agudos. Jared arrebató a Káiser de las manos de su mejor amigo y lo dejó en el suelo. Anthony le lanzó una mirada llena de rencor.
—Yo siempre quise tener un perro —protestó cruzándose de brazos.
—Pues cómprate uno y deja el de mi hijo en paz —murmuró al ver el perrito tratar de subir las escaleras, era gracioso observarlo impulsarse un escalón a la vez con sus patas delanteras, mientras que las traseras luchaban por no resbalar del borde. Jared negó con la cabeza y se fue a la cocina.
—No tengo tiempo para pasearlo, cuidarlo y esas cosas —replicó viendo a Dom y Gregory bajar las escaleras. Ambos niños se fueron a la cocina, con el cachorro batiendo la cola tras ellos.
—Me saludas a tu padre —murmuró Anthony entrando en la cocina. Tomó uno de los sándwich hechos por Jared para los niños y se lo fue comiendo mientras se dirigía a la puerta—. Rico —suspiró al aire.
—Oye, espera —murmuró Gregory—. Dom dijo que eras doctor —susurró con aire conspirador, como si lo acusara de algo—. ¿Qué es un padre biólogo?
—Biológico —corrigió Dominic de inmediato, agarrando el vaso de jugo con ambas manos.
—¿Dónde escucharon eso? —inquirió Jared.
—Dominic lo leyó en un papel que le robó a… —Dom se atrancó y escupió el jugo, pateó a su mejor amigo debajo de la mesa y Gregory se tapó la boca de inmediato, era una de esas veces en que su lengua incontenible lo metía en problemas.
—¿Qué papel? —interrogó Jared—. ¿A quién se lo robó?
—A su abuelo que no es un abuelo —declaró Gregory señalándolo. Dom ocultó la cara entre los brazos, Gregory no se detuvo ni siquiera al ver las caras de alarma de Jared y Anthony—. No entiendo cómo un abuelo no se comporta como un abuelo, yo tengo dos abuelos, uno me da un montón de dulces cuando voy a su casa y el otro no me deja comerlos, pero no importa porque igual siempre llevo escondidos los que me da mi otro abuelo y…
—¿Qué papel? —interrumpió Jared, conocía lo suficiente a Gregory para saber que no se detendría y solo los enredaría. Gregory se mordió los labios negándose a hablar—. ¿Qué papel? —repitió lentamente mirando a ambos niños. Cogió a Dominic por la mejilla y lo obligó a mirarlo—. Dime: ¿dónde está? —pidió con voz suave.
—En mi mochila —contestó aguantándose las lágrimas porque no quería que su papá se enojara con él y no deseaba mentirle.
—Lo siento —musitó Gregory tapándose la boca, tenía miedo de soltar alguna otra cosa que no debía. Dom negó con la cabeza, era un hecho Gregory no sabía contenerse y no podía enojarse con su mejor y único amigo. Anthony intentó que terminaran de comer, pero los niños ya no tenían hambre, se limitaban a escuchar los pasos de Jared en el segundo piso. Dom cogió a Káiser y le acarició el pelo cuando los pasos sonaron en la escalera. El cachorro sacó la lengua y se acomodó patas arriba, cerrando los ojos y quedándose dormido en el acto.
—¿Qué tanto leíste de esto, Dom? —preguntó Jared demasiado serio, arrugando el papel entre las manos.
—Solo un pedazo —respondió el niño. Jared suspiró y se revolvió el cabello con la mano—. Es sobre mi verdadero papá ¿verdad? —barbotó con lágrimas en los ojos. Anthony agarró a Gregory silenciosamente y lo sacó de la cocina, eso debía ser entre Jared y su hijo. Jared tomó al niño, colocando los papeles en la mesa y dejando a Káiser en el suelo, y lo sentó en sus piernas—. ¿Él no me quería? —preguntó Dominic con los ojos llenos de lágrimas.
—Yo te quiero, Dom —musitó apretándolo contra su pecho—. Y ahora soy tu papá ¿recuerdas? —reclamó limpiándole las lágrimas. Dom agarró con torpeza algunos cabellos de Jared, era liso y el suyo tan crespo que cuando se lo mojaba le tapaba los ojos. Su mamá se reía de él y siempre le decía que necesitaba un corte.
—¿Y antes? ¿Mi otro papá no me quería?
—Eso ya no importa —replicó firmemente—. Yo te quiero y soy tu papá. —Dominic dejó que lo abrazaran, guardándose su desilusión por aquella respuesta, quería a Jared como su papá, pero también deseaba saber por qué su otro papá no estaba con él—. No debes tomar cosas de la oficina de George —reprendió cambiando de tema.
Dom suspiró, el regaño era inevitable, pero no quería que lo castigara y no le permitiera hacer la pijamada.
Jared era consciente que el padre biológico de Dominic era un tema inevitable, pero no sabía cómo tratar con eso, no estaba acostumbrado a ver el niño llorar y que lo hiciera era algo que le rompía el corazón. Después de la charla en la cocina, Luc había llegado como un torbellino, llamando a su primo a gritos y entre el más pequeño y Gregory, dos charlatanes por naturaleza, disiparon cualquier cosa de la mente de Dominic que no fuera jugar con ellos. Ambos niños luchando por acaparar la atención de Dominic con su hablar rápido, el cachorro los seguía a donde fueran batiendo la cola, ladrando y mordisqueando cuando no le prestaban atención.
Por suerte luego de una tarde de juegos los niños no protestaron demasiado cuando Evangeline llegó. Ella reclamó porque la alfombra tenía manchas de jugo y pintura, los cuatro dijeron a unísono «¡Madres!» aunque el de Luc fue más parecido a un «¡Madles!», Evangeline refunfuñó «Hombres» y los mando a tomar una ducha antes de dormir, Jared incluido. Los cuatro tenían rastros de pintura, barro y pastel.
Jared sabía que debía hablar con Evangeline acerca de los papeles, Dominic conocía el nombre de Gustave y en algún momento le haría preguntas. Maldijo una y otra vez a Gustave por haber aparecido en un momento tan inoportuno. Jared tenía la certeza de que Gustave solo quería poner todo de cabeza, por más que Raúl dijera haber solucionado el problema, debía encontrar una forma de deshacerse definitivamente de él, no iba a soportar estar pagándole a Gustave lo que quisiera cuando quisiera, el dinero no era el problema, el dárselo a un persona como él, que no le importaban los sentimientos de un niño ni siquiera porque era su hijo, sí.
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El problema eres tú
RomanceJared O’Conell tiene una obsesión malsana con aquel acuerdo, según su mejor amigo. Por supuesto él no lo ve así (claro que estuvo a punto de tener un ataque cuando George, su «casi» socio, dijo que no estaba de acuerdo y que quería agregar una nueva...