CUAUHTÉMOC.
La fiesta ya había acabado hace media hora, la verdad pensé que duraría más, pero mi tía no quiso que se alargará, pues no quería que nosotros nos regresáramos todos desvelados a Oaxaca.
Apenas eran las 10:42pm y todos nos disponíamos a acostarnos para dormir, mis hermanos mayores, mis tías y la mamá de Diego se habían regresado a sus casas, por otra parte mi familia, Aristóteles y Diego nos habíamos quedado a dormir en mi antigua casa. Las calcomanías dormirían en sus respectivas habitaciones, mi padre se rehusó a dormir en su antigua habitación, así que dormiría en una para invitados, mientras que mis dos amigos y yo dormiríamos en la sala.
-Oigan, Temístocles y Aristófales.- escuchamos decir a mi papá.- Mañana no nos vamos a regresar.
-¿Qué? Pero ¿Y la escuela?-. Le pregunte un poco asombrado.
-No les va pasar nada por faltar un día.
-Pero se supone que nos regresaríamos mañana-. Interviene Aris.- Eso le dijimos a mi mamá.
-Tú déjale eso a tu servilleta, yo veré la manera de explicarle.
-¿Y se puede saber por qué nos quedaremos más tiempo? -. Vuelvo a preguntarle a mi papá con un poco de indiferencia.
-Eso ya también lo veremos en su momento, pero por ahora ya duérmanse porque mañana va a ser un día muy largo.
-Es que no entiendo el por qué tu cambio repentino de planes-. Intervengo antes de que mi papá pasará a retirarse.
-Eso ya lo sabrán mañana-. Respondió mi padre en tono seco.- Y no fue repentino, si no dije nada fue porque no quería que la fiesta durará más, a parte porque necesitamos descansar bien para mañana.
-Pues a mí sí me agrada la idea-. Dijo Aristóteles con una sonrisota.
-Ves, al Aris si le parece bien.- Repone mi papancho.- Y ya, duérmanse y no me ande rezongando Temístocles.
Mi papá se retira a su cuarto y en la sala nos quedamos nosotros tres acomodando lo que sería nuestra "cama" por esta noche.
-Generalmente duermo en puro bóxer-. Suelta Aristóteles de la nada.- Pero si les incomoda o algo puedo ir a ponerme algo para dormir.
Abro mi boca para pronunciar unas palabras que le dieran la libertad a mi vecino de dormir como más cómodo le pareciera, pensando muy en el fondo de mí que se decidiera más por la primera opción, pero antes de que mi garganta pueda pronunciar algún sonido audible Diego me interrumpe.
-Aquí es más frío que allá en Oaxaca, así que te recomiendo ponerte por lo menos un pans para que no sientas tanto frío.
La verdad la diferencia de temperatura no es mucha, de hecho apenas si es notoria, pero sé que Diego lo dice porque Aristóteles no le cae muy bien que digamos, puedo intuir además que está celoso de su presencia.
-Tienes razón, voy al baño y aprovecho para cambiarme-. Se retira dejándonos solos a Diego y a mí.
-¿Qué fue eso?-. Le pregunto a Diego.
-Un favor-. Me responde sarcásticamente.
Nos miramos y no podemos contener nuestra risa, es increíble como nuestra comunicación puede darse incluso sin palabras de por medio, nuestras miradas dan menajes claros para el otro y ambos nos entendemos perfectamente.
-Oye-. Logro decirle en medio de la risa.
-¿Qué paso?-. Me pregunta como respuesta a mi llamado.
-Le pedí una señal a la vida para poder liberarme de todo y creo que acaba de llegar-. Le digo ya en un tono medio serio, el cual él percató y tomando así la misma postura.
Es cierto lo que estoy diciendo, llevo semanas pidiendo una señal, una que me permita aceptarme completamente como soy, diversas ocasiones había intentado decirle a mi familia que era gay, pero por alguna cosa u otra todo salía mal y no podía revelarme ante ellos, y el hecho de que nos quedemos un día más con mi familia completa era la señal que por tanto tiempo había pedido.
Además estoy ya cansado de tener que cargar con esto, tener que cargar con quien en realidad soy, tener que cargar con una culpa que no me pertenece. Mi felicidad no es algo malo. Mi verdadero yo no es malo, al contrario, mi verdadero yo no se limita, no se detiene a pensar en el que dirán, mi verdadero yo vive cada momento y lo disfruta, ama sin barreras y sin fronteras. Mi verdadero yo es la mejor versión de mí. Lamentablemente mi verdadero yo estaba resguardado baja llave en una jaula, una jaula cuya puerta estaba cerrada con una cadena de privatizaciones hacia mi persona, una cadena que yo mismo había formado, pero que ahora más que nunca estaba dispuesto a romper.
-¿De qué estás hablando?-. Me pregunta Diego muy confundido.
-Diego, mucho tiempo he estado ocultándome y ya no quiero -. Le digo con una sonrisa.
-¿Vas a hacer lo que estoy pensando?
-Sí, estoy decidido-. Digo sin más.- Voy a decirle a mi familia que soy gay.
-¿Eres gay?-. Escucho preguntar a alguien que no es Diego.
El tiempo se detiene, la sonrisa que tenía hace unos momentos desaparece instantáneamente, siento como si un balde de agua fría me acabará de caer. Reconozco su voz, pero algo dentro de mí quiere engañarse y pensar que todo ha sido producto de mi imaginación. Diego tiene una expresión difícil de explicar, su rosto refleja miedo y asombro, como si su peor secreto hubiese salido a la luz, pero aquí el único secreto que había de por medio era el mío.
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ARISTEMO. Las voces del corazón.
Roman d'amourAristóteles Córcega se ve ligado en una guerra de sentimientos, mientras que Cuauhtemoc López debe definir sus emociones y asumir las responsabilidades que cada uno de sus acciones. Ambos lucharan contra las voces de su cabeza y las voces del coraz...