DIEGO
[3 Meses Después]
Habían pasado ya tres meses desde la última vez que vi a Temo, cuando mi madre acepto la propuesta de Francisco también puso como condición que lo haríamos hasta que el semestre pasado hubiese finalizado, esto con el fin de no afectar mis estudios y todo se cumplió al pie de la letra.
Ahora mi madre estaciona el auto frente al edificio de los Córcega, o al menos esperamos que sea este, termino de confirmar que se trata del edificio cuando veo a Temo junto con Aristóteles a punto de entrar a este mismo.
-¿Disculpe aquí es el edificio Córcega?-. Pregunto con sarcasmo una vez que me hube bajado a la brevedad del auto.
-¡Diego!-. Me grita Temo saliendo corriendo para recibirme con un abrazo.
-A ver si después de que me mires todos los días me sigues recibiendo como ahora.- Le digo con una risa y el me da un golpe en el hombro cuando se separa de mí.
-Arruinas el momento-. Me contesta con una risa.
-Hola, Diego-. Me saluda Aristóteles.- Bienvenido al edificio.
-Muchas gracias-. Le respondo como cortesía.
A pesar de tener más comunicación con él, aun no termino por aceptarlo, mi madre me dice que si tan solo no sintiera celos de su persona ambos podríamos llegar a ser grandes amigos.
-¿Necesitas ayuda con tus cosas?-. Me pregunta Aristóteles.
Mi orgullo lo niega, pero su terquedad es mayor que mi orgullo, así que me ayuda a bajar mis cosas del auto de mí mamá y los lleva hasta el departamento de Temo.
-No era necesario-. Le hago saber al que ahora sería mi nuevo vecino.
-Es lo menos que puedo hacer-. Me dice con una sonrisa.- Los amigos de Temo son mis amigos.
Ambos voltean a verse y se regalan sonrisas que delatan mucho más que una simple amistad, y no, no son mis celos lo que hace que vea cosas donde no las hay, sé muy bien lo que está pasando aquí, ambos sienten cosas por el otro, sus acciones los delatan, ellos aún no quieren aceptarlo, pero sé muy bien que están enamorados, me duele aceptarlo, pero engañándome no gano nada.
-¡Diego!-. Me gritan las calcomanías mientras sueltan unas bolsas, dejándolas a medio camino, para lanzarse a abrazarme.
-Hola.- Les respondo abrazando a ambos.
-Llegaron más temprano de lo que acordaron-. Nos dijo Pancho mientras entraba con mi mamá y con algunas cosas que aún nos faltaban por bajar.
-Decidimos venir más temprano-. Responde mi Madre.
-Nosotros que apenas íbamos a adornar bien padre para recibirlos-. Dice Lupita.
-Sí, pero ahora ya se arruino la sorpresa-.Le sigue Julio.
-Aquí no se ha arruinado nada-. Nos hizo saber Pancho.- Aun podemos hacer una fiesta de bienvenida, aunque ya no será sorpresa.
-No es necesario-. Interpuso mi madre.
-No, si lo es-. Contesto Pancho en seguida.- Así que hay que acomodar sus cosas para después organizar todo.
Y fue así como todos empezamos a acomodar nuestras cosas, el departamento de la familia López tiene cuatro habitaciones, anteriormente cada integrante ocupaba una habitación, pero ahora Julio y Lupita ocupaban una, Temo y yo otra, Pancho se mantenía en la suya y mi madre ocuparía la que antes le pertenecía a Lupita, todos estaban contentos con nuestra presencia, sus rostros lo reflejaban y nosotros también estábamos contentos con esta nueva etapa de nuestra vida.
Una vez que hubimos acomodado todo, empezamos con los preparativos de nuestra fiesta de bienvenida, unos inflábamos globos, otros colgaban adornos, en fin, cada quien se dedicaba a algo para que esta fiesta quedará de lo mejor, cuando todo quedó listo empezamos a festejar, no fue una fiesta enorme, pero sin embargo se sentía bien estar rodeado de estas personas, la armonía que se sentía en el ambiente sin duda no se puede comparar con nada, en este momento lo único que siento es felicidad, no sé qué vaya a pasar después, pero por ahora todo es felicidad, me siento pleno y no me importa nada más.
Hace unos minutos que la pequeña fiesta termino, ahora nos disponemos a irnos a dormir, cuando me encuentro en la habitación de Temo, que desde ahora también sería mía, me dirijo a mi cama, la cual está ubicada a un lado de la suya, separadas solo por un pequeño mueble, el cual sostiene una lámpara.
-Oye, Diego-. Me llama Temo entrando al cuarto.
-¿Mande?
-¿Te puedo contar algo?-. Me pregunta sentándose en su cama
-Claro, sabes que para eso estoy-. Le digo sentándome de tal manera que quedo frente a él.
-No sé cómo decirlo, pero es que es algo que me tiene dando vueltas desde hace meses.
-Tiene que ver con Aristóteles ¿Cierto?-. Le cuestiono esperando como respuesta una negación de su parte, pero recibo lo contrario, solo asiente con cierta pena.- ¿Te gusta?
-No-. Me responde de golpe.- o bueno, no sé.
-¿Cómo que no sabes?
-Es que tal vez también me guste alguien más.
Esto es cada vez más raro, me hace cuestionarme si en realidad conozco bien a mi mejor amigo, también me entra la duda y la intriga por saber quién es la otra posible persona, y un terror me invade, ¿Y si mis oportunidades con Temo ahora son nulas?
-¿A...Alguien má...más?
-Sí-. Dice llevándose las manos a la cara y soltando un suspiro.
-¿Puedo saber quién es?
-No creo que sea un buen momento para eso.
-Siempre es un buen momento para algo tan importante, Temo.
-Diego, es que la otra persona...-. Intenta decir, pero por alguna razón deja de hablar.
-¿Qué tiene la otra persona?
-Prométeme que nada va a cambiar entre nosotros y que todo seguirá igual-. Me comenta con nerviosismo.- Siempre seremos mejores amigos y nada cambiara lo que tenemos, esta amistad tan especial.
-Te lo prometo-. Le contesto levantando mi mano derecha.
Mentiría si no dijera que me siento nervioso, mi corazón late a mil por segundo, en mi cabeza las ideas van y vienen, no sé qué es lo que espero, la duda me mata.
-Diego... la otra persona-. Empieza a decirme entrecortado.- La otra persona e... e... eres tú, Diego.
Mi cabeza oficialmente explotó, no sé qué pensar, mis pensamiento se van y mi mente se queda en shock, esto no me lo esperaba, ni en mis mejores sueños había pasado esto.
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ARISTEMO. Las voces del corazón.
RomanceAristóteles Córcega se ve ligado en una guerra de sentimientos, mientras que Cuauhtemoc López debe definir sus emociones y asumir las responsabilidades que cada uno de sus acciones. Ambos lucharan contra las voces de su cabeza y las voces del coraz...