017

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Diego

—Bésame–pidió demasiado segura de lo que decía.

Yo la mire, y me acerque a ella, la tome de las mejillas y estampé mis labios en los suyos, se sentía tan bien volver a besar sus labios carnosos. Solo tenía mis labios encima, ella abrió la boca y yo instantáneamente metí mi lengua, y empezamos una guerra.

De un momento a otro, la puse encima de mi regazo, su intimidad quedaba justo en mi entre pierna, mientras me besaba, se frotaga encima de mi, y sentía que iba a explotar, ya estaba demasiado caliente, y le agarre el trasero.

—Mmh, Diego—jadeó.

Ese jadeo fue como un pase libre a que seguir, ahora era yo quien rozaba mi miembro –que por cierto, ya estaba demasiado erecto– en su intimidad.

—Te necesito, Antonia.. —gemi.

—Odio admitirlo, pero yo igual.

—Voy a ver si no hay nadie y cerraré la puerta—le bese los labios antes de pararme a cerrar la puerta con seguro.

—¿No hay cámaras de seguridad?.

—No, como no hay computador aquí ni nada que se puedan robar, no las ponen.

—Igual, vamos a los sofás de atrás—dijo caminando hacía los sofás.

Me acerqué a ella y la bese con desesperación, jamás había sentido esta puta necesidad incontrolable de sentir a una mujer dentro mío, y con ella todo era distinto.

Le saque rápidamente la ropa interior, yo me baje el pantalón, tomé a la Antonia de los muslos y la penetre de una.

—¡Ahh, Diego!—grito/gimio.

Ahora no tendría ningún cuidado en que si le dolía o no, necesito hacérselo rápido, escucharla gritar de placer.

Lo único que se escuchaba eran sus gemidos intentando que sean bajitos, y nuestras pieles chocar.

Le atrapé la boca en un beso desesperado.

—Vas a disfrutar mucho de todo lo que puedo hacerte sentir, dime por favor que quieres que lo haga—pedí en vistiendola más rápido y duro.

Ella no decía nada, solo gemia.

—Antonia, dime que si—insistí.

—Si.. si quiero, pero mierda, más duro—se formó una sonrisa en mi rostro y la penetré mucho más duro.—¡Mierda, Diego! ¡Me vengo!—gimió desesperada de placer.

—Vente para mi, Antonia, y yo lo haré para ti—pedí.

Di las últimas penetraciones duras y rápidas, y me vine junto a ella.

—¡Ohh mierda, Diego!—gimió viniendose.

—Agh, Antonia—gruñí soltando todo mi semen dentro suyo, y me causaba miles de orgasmos más.

Sin sacarla de mi, me senté en el suelo, abrazándola, le hacía cariño en su espalda y le daba pequeños besos en el cuello.

—Diego—habló.

—Dime.

—¿Qué somos?.

—Por ahora, no seamos nada serio, por el bien tuyo, conoceme bien, y solo tú decides si quieres quedarte conmigo o no.

—Bueno—respondió.—¿Sigamos?—se me formó una sonrisa perversa.

—Como tu quieras, preciosa.

Y comenzamos todo de nuevo, solo que esta vez, ella arriba mío.

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diegvc 💥su cuerpo ya tiene tatuado mi nombre💥.

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personas etiquetadas: @vnt0nc

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