20. Vlad III

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{Retrospección}

Luego de que Dacia Lupu hubiese despertado como vampira, fue rescatada por Vlad, el líder del nicho de los Gheata. Dacia era una de las vampiras más difíciles de manejar; mejor dicho, era la más difícil que él se había encontrado luego de varios siglos. Sus sirvientes solían preguntarle qué por qué él la había traído una vez mientras era loba. No importaba la cantidad de sirvientes que dudarán de él, él permanecía del lado de Dacia y quería mostrarle como era la vida de los vampiros. Él la había encerrado por un tiempo para que ella no se fuese a beber sangre como loca. Ahora que ella estaba de su lado, debía obedecer

-"¡Déjame salir de aquí! ¡Debo recuperar a mi hijo!"- Dacia Lupu no paraba de rogarle.

Vlad sabía que su hijo ya estaba en manos de Penélope. Él había sido testigo de lo que Penélope era capaz de hacerles y no estaba dispuesto a perder otro miembro de su nicho por haber desafiado a esa mujer obsesionada. Por tales razones él estaba dispuesto a mantener a Dacia lejos del clan Lupu a toda costa. Si ellos se enteraban que ella estaba viva, habría una guerra entre los vampiros y los lobos con Dacia Lupu sentenciada como traidora por ser vampira. Sin mencionar que, esta vez, Penélope se aseguraría que ella se quedara muerta.

No importaba cuánto le rogaría Dacia para que la llevase al territorio Lupu, él no le daba respuesta alguna. Vlad siempre había sido un hombre de pocas palabras y de mucha acción. Lo que no podía decir en palabras, lo hacía en acciones. El Drácula de corazón de piedra, o así le llamaban los humanos para aquel entonces, había terminado con rumores de que había salvado a una mujer Lupu y estos tumores les llegó a los Gheata más cercanos hasta que todos se callaron.

-"Bebe de esto, si no vas a morir."- le dice Vlad mientras le.ofrece una copa llena de sangre.

Dacia mira la copa que está entre las manos pálidas de Vlad.

-"Prefiero morir."- ella le responde entre dientes.

Vlad coloca la copa en una esquina de la habitación y la mira con ojos tan fríos como el hielo.

-"Como quieras. No te tomes la sangre y muere. Así no podrás ver, en lo absoluto, a tu hijo, señora Lupu."- Vlad le responde tan frío como su mirada.

Dacia se tensa tras oír las frías palabras de Vlad. Ella lo mira directamente a los ojos tratando de decifrar si solo era una broma para asustarla, pero no encontró nada más aparte de un puro vacío y una inmensa oscuridad dentro de esos ojos sin fondo. Ni un poco de brillo, ni una pizca de compasión o de sentimientos dentro de ellos.

-"¿Qué eres realmente?"- se le escapan los pensamientos mientras deja caer los hombros.

Vlad ha estaba por salir de la habitación cuando ella habló. Él la mira por encima de su hombro, su cabello negro parecía que volaba mientras reclinaba la barda hacia la izquierda para mirarla mejor. Ahí, en su rostro extremadamente pálido y usualmente inexpresivo, había una pequeña mueca formándose en las esquinas de sus labios. Abre su boca y le revela los colmillos mientras habla.

-"El único aliado que tendrás."- las palabras de Vlad III la habían tomado por sorpresa.

Sus ojos se abren como platos mientras se percata de que hay algo distinto en los ojos del vampiro. Las facciones de Vlad parecían haberse suavizado y en sus ojos mostraba un poco de tristeza.

. . .

{Presente}

Vlad III estaba guiando a Daciana Lupu por un pasaje secreto. Ella aún no sabía hacia donde se dirigían, pero ella estaba dispuesta a confiar en Vlad. Daciana se tropieza repentinamente y se da contra una pared.

Regresándola ||completada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora