31. Su Regreso

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Dacia Lupu corre por el bosque con lágrimas bajando como cascadas rostro abajo. Su cabello baila con la brisa mientras acelera. Mil memorias inundan su mente: todas eran memorias de Dorin Bucur. Todos esos momentos en los que él la regañaba por trepar árboles. La ocasión en la que ella lo defendió de los miembros de la manada por hacerle bullying, solo porque era un Bucur y un Omega. De vuelta a la boda de su hermana, cuando estaba sin palabras tras verla, o cuando la estaba empujando en el columpio y le explicaba lo que era la imprenta. Atrás hacia el día en que él la besó en la frente y luego fue él la persona suertuda por haber tenido a una chica a quién amar y con quién había hecho su imprenta y ella se sentía de la misma forma. Todas esas ocasiones en las que ella le llamaba suyo y hasta lograron casarse. Juntos, habían desafiado una de las eras más oscuras del clan Lupu-Bucur.

Dacia trata de secarse las lágrimas, pero le es imposible.

{RETROSPECCIÓN}

Daciana y Sorin se estaban alistando para su viaje. Silviu había dicho que él iría con ellos. Dacia simplemente los había observado en silencio.

-"Ah, Dacia."- Sorin habla mientras se le acerca. "Hay algo sumamente importante que debo decirte."

-"Continúa."- Dacia le responde.

-"Él dijo que cuando el momento fuera correcto, que debía decírtelo. Apuesto a que debe estar ansioso porque no le he reportado nada."-

Dacia inclina su cabeza hacia un lado algo confundida.

-"¿Por qué me miras así? Deberías estar corriendo a ver a tu mate Bucur."- continúa Sorin.

Los ojos de Dacia se agrandan. Ella sacude la cabeza y abraza a Sorin. Dacia le planta un beso en la mejilla del chico y se hecha a correr.

{PRESENTE}

Dacia sigue corriendo...Para ser honestos, hace mucho que no se sentía así. Se sentía asustada, triste y feliz al mismo tiempo. Las palabras de Sorin retumban en su cabeza...por eso fue que había salido corriendo a encontrarse con él. Después de tantos años...¿Realmente era posible que él estuviese vivo?

Se sentía como la Dacia del pasado, la pequeña y salvaje niña que solía vivir en la Mansión Lupu. La niña que paseaba libremente a pesar de estar atada a ciertas reglas estúpidas. Una sonrisa nace en su rostro.

Estaba ansiosa por verlo. Dacia salta de entre los árboles y se dirige a aquel lugar especial. Se dirige al pequeño columpio que colgaba de un viejo árbol entre los territorios de los Bucur y Lupu. Se detiene frente al columpio y lo observa con nostalgia. El viento hace que su cabello baile con él. Se lleva la mano derecha al hombro izquierdo. Fue entonces cuando siente que alguien salta justo cerca de ella y sus ojos engrandecen. Los labios y manos de Dacia comienzan a temblar. Trata de hablar, pero parecía casi imposible.

Él llevaba unos mahones azules y un suéter de manga larga. Su piel bronceada como para aquel entonces y ahora tenía líneas alrededor de su boca.

-"¿Por qué te tardaste tanto?"- su voz era como la que recordaba, pero le temblaba un poco.

Ella finalmente hace contacto visual con él. Sus ojos oscuros eran tan tiernos como siempre. Tenía algunas pequeñas arrugas cerca de los ojos y en otras áreas de su rostro, pero aunque hubiesen pasado tantos años, aún se veía joven. Ambos se suponen que estén entre los últimos cincuenta o los principios de sus sesenta, pero ninguno aparentaba dicha edad.

"Imagina que estás mirando a alguien, y de repente, sientes como si el tiempo se hubiese detenido. Lo único que puedes ver es a esa persona."

Regresándola ||completada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora