Prologo.

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Son nuestras decisiones las que siempre nos llevan a hacer cosas por las cuales luego nos arrepentimos, y siempre lloramos sobre las lapidas de aquellos que perdemos. Quizá el amanecer de los nuevos hijos de Protega y de la enorme Utopía sean mejores, brillantes y que no haya tanto sufrimiento y batallas como hoy las hay. Como rey, príncipe, comandante, capitán, civil y campesino que soy... hoy ruego a los cielos y los vientos del Este... que el nuevo mundo no pueda ver lo que yo, Iruk Falard, rey de Protega, he visto y vivido.

Fue aquel un fragmento del pergamino que dejo Iruk Falard en la cueva que está cerca al rio CirMe, fue en aquella ocasión cuando la última tropa de Protega huía de las garras del enorme ejército del emperador de la Utopía. Fue aquella batalla tan aplastante que obligo a las tropas de Protega a volver, pero Iruk permaneció en el camino, en aquella cueva, para luego salir y distraer a toda la tropa enemiga mientras sus hombres llegaban a proteger la Unidad.

Aquella noche no hubo celebración y menos un funeral. La muerte del rey fue llorada durante mucho tiempo y no solo por ser rey, sino porque Iruk era muy querido en toda Protega y en los pueblos exteriores.

Fueron aquellos tiempos en los que inicio nuestra era como tal, aunque el mundo ya tenía bastantes años de haber visto nacer al primer hombre. Las murallas ya tenían años de haber sido levantadas y Protega se había fortalecido como la tierra misma, pero con toda su protección no fueron capaces, en aquel entonces, de defenderse de la Utopía.

Los sueños de todo aquel que hoy conoce lo sucedido hace ya muchos años, es de lograr un mundo libre.

Sueño de Unión.Where stories live. Discover now