Capitulo uno

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Estaba sentada en el borde de nuestra cama. Llevábamos dos años saliendo y compartíamos piso. Yo estudiaba y trabajaba y Justin estaba haciendo las prácticas en el hospital.  Así que no pasábamos mucho tiempo juntos desde hacía unos meses. Solo nos veíamos cuando nos levantábamos por la mañana y algún día por la noche.

Justin se había ido de la habitación dando un portazo. Le había mentido, llevaba un mes trabajando detrás de la barra de un club poniendo copas. Él no quería que trabajara ahí, le había dicho que estaba en la biblioteca cada vez que tenía que trabajar.

Necesitaba el dinero para mis estudios. Ser abogada era lo que siempre había querido, así que tenía que pagar todas las cosas del piso a medias con Justin, mi coche, la gasolina, y mis estudios. Ni siquiera me daba con el dinero que podía darme mamá y con el trabajo en la cafetería por las tardes.

Me levanté de la cama y me vestí con algo cómodo. Hoy era domingo, eso significaba día libre, aunque tenía que estudiar.

Fui a la cocina y vi a Justin preparándose un café. Solo llevaba unos pantalones de chándal. Me fijé en su espalda desnuda. Estaba enfadado. Me acerqué a él y lo abracé por su cintura. Puse mi cabeza en su espalda. - Lo siento - murmuré.

- Siempre dices lo mismo, y vuelves a hacerlo.

- Lo sé, y siempre estoy arrepentida por haber hecho eso. - Justin se giró y me separé de él.

- No, Nikki. Esta vez es diferente. Todo te importa más que yo.

-Eso no es cierto - dije en voz baja.

- ¿Que no es cierto? ¿Hace cuanto tiempo no tenemos un rato para los dos? ¿Hace cuanto no me dices que me quieres y hacemos el amor? - fui a abrir la boca pero él me interrumpió. - No vale la última vez que discutimos y nos acostamos. Porque cuando estoy molesto siempre vienes, me besas y soy tan malditamente débil a ti... - mordí mi labio sabiendo que él tenía razón. Iba a llorar, no quería llorar frente a él. - ¿Me quieres? - preguntó. Lo miré a los ojos.

- Claro que te quiero - me sentía como una niña pequeña regañada por su padre.

- No lo parece - salió de la cocina. Suspiré. Decidí esperar a que se relajara. Seguí haciéndole el desayuno. No quería estar mal con Justin.

Puse el desayuno en una bandeja y se lo llevé al salón. Él estaba en el sofá mirando su móvil. Levantó la vista cuando entré y me sentí incómoda ante su mirada. - Te hice el desayuno. - lo puse en la pequeña mesita que estaba frente al sofá. - No quiero que estés enfadado conmigo - me senté a su lado y lo abracé. - Odio cuando te hago enfadar, lo siento mucho. - Justin suspiró. - He pensado que podríamos ir a cenar el sábado - me apoyé en su hombro - Después de terminar en la cafetería. Podríamos pasar tiempo juntos - pellizqué el lóbulo de su oreja con mis dedos.

- ¿En serio? - Justin puso una mano en mi pierna y me miró.

- Completamente. Sabes que te quiero, ¿No? Desde que empezaste a acosarme - él sonrió y acaricié su nuca. - No hago todo esto queriendo.

- Lo sé - sonreí y me separé de él. - ¿No vas a desayunar?

- No tengo hambre, después de ducharme me tomaré un café - dije mientras me dirigía al baño.

Me metí debajo del agua templada y apoyé mi frente en la pared. Tenía que hacer todo esto bien porque iba a perder a Justin algún día, y no quería perderlo.

Recordé la primera vez que me llamó para quedar, su primer mensaje de buenas noches y nuestro primer beso. La primera vez que lo hicimos y como fuimos interrumpidos por su hermano de dieciséis años.  Sonreí al recordar a Justin levantarse a toda velocidad de la cama y cerrar la puerta mientras yo me tapaba con las mantas. Justin regañaba a su hermano tras la puerta mientras que este se reía y le decía cosas incoherentes. Al final terminé riéndome a carcajadas y Justin me siguió.

One last timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora