Capitulo cuatro

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- Vamos a ponerla en la camilla - pude escuchar por encima del pitido en mis oídos.

Alguien dio palmadas en mis mejillas - Ya está consciente - dijo ese hombre cuando abrí los ojos. Estaba en la consulta, en una camilla. - Vamos a ponerla en la silla de la ruedas.

Me cogieron y me pusieron en una silla de ruedas. Veía todo como si pasase a cámara rápida, todo estaba pasando muy rápido. Apoyé mi codo en el reposabrazos y cubrí mi rostro intentando mantener mi cabeza en equilibrio mientras me llevaban a yo que sé dónde. Llegamos a Urgencias y entramos en una habitación con una camilla, una silla y aparatos.

- ¡Justin aquí! - ¿Justin? - Esta chica se ha desmayado en una consulta - ese hombre me pasó de la silla de ruedas a un sillón.

- ¿Nikki? - Era él y ni siquiera era capaz de contestar.

- Mide su tensión. - Él puso algo en mi brazo, me apretaba, hice una mueca. Intenté que todo se pasara, pero veía mal.

- Te dije que esto pasaría, joder Nikki. Podrías haber evitado todo esto. - mi labio inferior tembló y dejé escapar una lágrima cuando él no estuvo en mi campo de visión. Todo empezó a darme vueltas de nuevo y lo vi aparecer de nuevo.

- Me estoy - él me aguantó contra él.

Me desperté en una camilla con arcadas. Me pusieron de lado y me sujetaron de la cintura mientras sollozaba e intentaba vomitar. No vomité y me pusieron boca arriba. - Sentí un pinchazo en mi muñeca y me moví mientras lloriqueaba y me quejaba.

- No te muevas ahora - me dijo Justin. Sentí otro pinchazo y volví a moverme de la impresión. Justin me inmovilizó.

- No encuentro la vena - escuché la voz de una chica. Volvió a pincharme y esta vez estuve quieta, más o menos. - No, no la encuentro.

- Déjame a mí. - sentí los dedos de Justin en mi muñeca, dando unos golpecitos. Después volví a sentir la aguja. - Ahora. Ya está, pasémosla a ese lado. - ¿Puedes coger sus piernas? Ella no pesa mucho.

- Claro - me trasladaron a otra camilla. ¿La diferencia? Ahora tenía puesto un suero. - Has tenido suerte de que esté aquí Justin - me dijo la chica. La miré, era la chica que estaba conociendo Justin. - Ha sido capaz de cogerte y quitarte lo de la tensión él solo. Ya llevas dos desmayos hoy- palmeó el hombro de Justin y miré hacia el techo blanco.

- Dios, Nikki. ¿Estás bien? - Helena entró.

- Ha sido una bajada de tensión - dijo Justin. 

- Es que no puede seguir así, apenas come y no descansa bien y -- ella sonaba totalmente desesperada.

- Lo sé - sentí algo rozar mi mano. Miré hacia mi mano y vi la mano de Justin rozando sutilmente la mía. 

- Voy a llamar a Ansel. - escuché los pasos de Helena cada vez más débiles. No hice ningún movimiento con mi mano, si él me rechazaba de nuevo, no podría soportarlo. 

Al final entrelazamos un dedo. Miré nuestro dedo entrelazado. Alguien entró y separé mi mano. -Justin, un niño se ha hecho una brecha en la frente. ¿Podrías ayudarme?

-Claro Tayler, voy - suspiró y salió mientras Helena entraba.

- ¿Estas mejor?

- Si

- No sabes el susto que me has dado - se sentó en una silla. 

- Lo siento,  no era mi intención. 

- Odio que estés pasando por esto. - acarició mi pelo. -No te lo mereces, hayas hecho lo que hayas hecho. No creo que lo que hiciste fuera motivo de ruptura definitiva. La verdad es que pensé que Justin te dejaría unos días, tipo de aviso.

One last timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora