Epílogo.

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Cuando decía que Justin era el amor de mi vida, la gente me decía que, aún con veintiseis años, era joven para decir eso. Ya que nunca se sabe lo que podía pasar.

Pero yo sabía que nuestro amor era para siempre. Había cambiado, y me había comprometido en mi relación con Justin. A los dos años, Justin colocó un anillo en mi dedo haciendome su prometida.

Estabamos realmente felices, aunque a veces tuvieramos tontas discusiones. Como por ejemplo, Justin odiaba que dejara el dentífrico abierto. Una verdadera tontería. Y yo odiab que Justin llegara de trabajar y se fuese desnudando por la casa y dejandome la ropa por medio.

Mis dotes en la cocina habían mejorado, como un veinte por ciento. No iba a quejarme.

La abuela no dejaba de preguntarme que cuando iba a casarme con Justin, ella quería estar ahí. Pero yo no tenía prisa, y Justin tampoco... creo. O por lo menos no me dijo nada en todo este tiempo.

Helena y Ansel seguían felizmente casados. Y Lucy había encontrado a alguien finalmente.

Habíamos estado ahorrado para este verano y ahora estabamos en la playa. Podía escuchar a los pájaros y el mar desde mi cama. Justin estaba roncando levemente detrás de mí, con un brazo rodeando mi cintura.

Me levanté, intentando no despertarlo. Me mareé un poco al levantarme. Me quedé parada hasta que pude ver bien y seguí mi camino al baño. Cerré la puerta, abrí la tapa del inodoro y vomité.

Debería de haber controlado lo que comía anoche. No comía tanto desde.... ni siquiera me acordaba. Tiré de la cisterna y me lavé la cara y los dientes. Salí del cuarto de baño y Justin aún seguía dormido.

Miré la hora en mi móvil y miré el día. 27 de Julio. Me quedé pensativa. Ya debería de haberme puesto con el periodo. Hace dos semanas. Incluso había echado tampax en la maleta por si me ponía, porque debería de ponerme. ¿No? Una sensación de pánico me inundó.

Fui al armario y me puse una camiseta y unos pantalones cortos. Me puse mis sandalias y me recogí mi pelo en una cola. Cogí mi bolso asegurandome de que la cartera estaba dentro y salí cogiendo antes la tarjeta de la habitación.

Me dirigí hacia la farmacia que habia en el hotel. Respiré hondo y me acerqué al mostrador.

- Hola, ¿En que puedo ayudarla? - me sonrió una mujer de unos cincuenta años.

- Hola, quería una prueba de embarazo.

- Claro, ahora mismo vuelvo. - mordí mi labio nerviosa. Cuando ella volvió con la caja y pagué le pregunté cuantas posibilidades habia de que fallara. "Son de gran precisión, no suelen fallar. Suerte"

Subí de nuevo a la habitacion y metí la bolsita en mi bolso por si Justin estaba despierto. Pero seguía dormido. Me fui directamente al cuarto de baño y eché el seguro. Saqué la cajita y la abrí. Leí las instrucciones e hice todo lo que me ponía. Me senté en la tapa del inodoro a esperar mientras miraba el test, que estaba en el lavabo. No iba a mirarlo hasta que pasase el tiempo.

Mi vientre tiraba en todas direcciones debido a los nervios, incluso quería vomitar de nuevo. Me quité la cola y pasé mi mano por mi pelo nerviosa mientras que mi pierna temblaba y un escalofrío recorría mi columna cada vez que un minuto pasaba.

Cuando dio el tiempo estimado, cogí con manos temblorosas el test y después de respirar hondo lo miré. Dos lineas.

El aire se quedó atrapado en mi garganta y pensé que iba a desmayarme por la falta de oxigeno. - Relajate, Nicole. - me dije a mi misma.

Llamaron a la puerta y el test se me cayó de las manos debido al susto. - ¿Cariño? ¿Estas ahí?

- S-si, estoy aqui - cogí todo y lo metí en el bolso. Salí del cuarto de baño y Justin me miró extrañado.

- ¿Que estabas haciendo? Sonabas nerviosa.

- Nada - sonreí. Justin frunció el ceño.

- Esta bien, lo dejaré ir por esta vez - puso sus dedos en mi mentón y me besó. Lo dejé pasar al baño y me senté en la cama. Tenía que decirselo, no sabía como, estas cosas me ponían muy nerviosa.

- Nicole, ¿Que te pasa? - Justin me cogió del brazo antes de que entrara en el baño.

- Nada.

- No me mientas, has estado rara desde esta mañana. ¿Que va mal? - lamí mis labios secos y fui a la cama. Dejé el bolso allí y rebusqué hasta encontrar el test.

Mordí mi labio, avancé hacia él y le tendí el test. Justin me miró extrañado y lo cogió. Pude ver confusión en su rostro. - Estoy embarazada. Por eso he estado tan nerviosa, no sabía como decirtelo.

Justin me miró - ¿No sabías como decirmelo? Maldita sea, Nikki, este es el mejor día de mi vida, junto con el día que aceptaste ser mi prometida - se acercó a mí y me abrazó levantandome del suelo. Lo abracé realmente emocionada.

Los brazos de Justin estaban alrededor de mi cintura y mis manos en sus mejillas. Lo besé sintiendo como mis mejillas se empezaban a mojar debido a mis lágrimas. Justin me bajó - ¿Por qué lloras? - limpió con sus pulgares mis lágrimas.

- Tengo miedo, ¿Y si no soy una buena madre, Justin?

- Nena, serás la mejor madre de todas. ¿Vale? Lo haremos lo mejor que podamos - asentí y me besó.

Eso era todo lo que necesitaba. Tener su confianza en mi. Después de nueve meses nació Nathaniel. Mi felicidad estaba por las nubes. Había conseguido la estabilidad que quería en mi vida, y aunque había dejado muchas metas por el camino, ahora lo que más me importaba, era mi familia.

Bien, y este es el final. Espero que les haya gustado, gracias por votar y por comentar.

One last timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora