Capitulo siete

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Había empezado mis practicas en el bufete de abogados en el que me habían asignado. Me miré al espejo de cuerpo entero. ¿Feliz? Quizás lo estaba. Había quedado esa noche con Lucy para salir, era la primera vez que lo hacía después de que Justin me había dejado. Incluso le había estado dando larga a James porque no estaba preparada. No podía reemplazarlo aún.

Miré la pulsera de plata que él me había regalado aún puesta en mi muñeca. Por detrás tenía grabado nuestros nombres.

Me monté en el coche y fui al pub donde había quedado con Lucy. Ella me esperaba sentada en uno de los cómodos asientos. Me saludó con la mano y me dirigí hacia ella.

- Te pedí una coca-cola - asentí y dejé mi bolso a mi lado. - ¿Cómo estás?

- ¿En qué aspecto?

- En todo.

- Estoy ilusionada y agobiada con las prácticas y sigo acostándome con la camiseta de Justin puesta.

- Estás completamente jodida - me tendió la caja de cigarrillos y la acepté cogiendo uno. Lo encendí.

- ¿Y a ti?

- Estoy bien - sonrió - Enamorándome del cuerpo de casi todo chico sexy que pasa por mi lado. - Sonreí negando con la cabeza.

- Cambiarás algún día - ella se encogió de hombros.

Empezamos a hablar de cosas variadas y a reírnos. La verdad es que con ella era capaz de olvidarme de todo, estaba completamente loca.

Podía estar contenta ahora mismo, pero cuando llegaba a mi habitación volvía a sentirme vacía y necesitada. Cuando tenía diecisiete años, viví con mi amiga su desamor. Vi lo mal que lo pasó y me prometí a mi misma no llorar nunca por un hombre.

No había cumplido mi promesa. Justin se había llevado todas mis lágrimas y mis noches en vela extrañándolo. Aún lo hacía. Había calado hasta lo más profundo de mí ser. Que él me dijera que no lo amaba solo hacía pisar las piezas rotas de mi corazón.

Sabía que Justin no había recibido de mi la atención que había merecido, como dicen, uno no sabe lo que tiene hasta que al final lo pierde. Completamente cierto.

La cara de Lucy cambió y fruncí el ceño. - ¿Pasa algo?

- ¿Nos vamos a otro lado? La verdad es que no tengo ganas de estar aquí. - se levantó y cogió sus cosas.

- Claro. Pero ¿Que ha pasado? - me levanté. Miré a mi alrededor para ver que era lo que había espantado a mi amiga. 

Justin y Tayler sentados a unos metros de nosotras. Ellos se miraban y sonreían. Pude ver la sonrisa tímida de ella y la sonrisa matadora de Justin, esa que solo antes era mía. Él se acercó a ella y la besó. Sentí una punzada de dolor en mi pecho.

- Nikki, no hagas eso. Se darán cuenta - Lucy giró mi rostro.

- La ha besado - le susurré.

- Lo se, son novios, es normal. Tranquila, ¿Vale? - asentí.

-Necesito ir al baño - me apresuré hasta él y por suerte estaba vacío. Me miré en el espejo y vi que tenía los ojos llorosos. No podía llorar, no ahora. Tenía que ser fuerte, al menos hasta llegar a casa. Limpié debajo de mis ojos y me eché un poco de agua en el cuello. Alguien entró en el baño y miré hacia la puerta para ver a Tayler, bendita mi suerte.

Me permití el lujo de observarla mejor, ella era todo lo que yo no era. El uniforme del hospital había escondido sus largas y definidas piernas. Tenía el pecho suficiente y miré su rostro. Su pelo castaño caía en ondas hasta su trasero. Sus ojos eran cafés y tenía pequeñas pecas repartidas por su rostro.

One last timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora