Capitulo tres

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Fui a buscar a Justin a casa de su madre, ella me dijo que no se encontraba allí, que no sabía dónde estaba él viviendo, no le había contado nada. Después de abrazarme me fui a casa de su mejor amigo, Ryan. Él me dijo que Justin si se estaba quedando ahí, pero que estaba en el hospital ahora. Lo esperé montada en el coche fuera del hospital.

Lo vi salir, pero no iba solo. Salía con una chica. Ellos se despidieron y él vio a la chica alejarse mientras sonreía.

Puse mi cabeza en el volante y cerré los ojos. Solo habían pasado casi dos semanas desde que él me había dejado, y el dolor en mi pecho no desaparecía.

Escuché un ruido en el cristal y levanté la cabeza aturdida, era como si me hubiera quedado dormida. Miré a mi izquierda y vi a Justin. Mi corazón bombeó con fuerza. Con todas las fuerzas que pude reunir salí del coche.

- ¿Qué haces aquí? - me preguntó.

- Vine a traerte las cosas que te faltan - murmuré y abrí el maletero entregándole una mochila.

- Gracias.

- No hay de qué. - nos quedamos mirándonos un momento hasta que hablé - ¿Por qué no has contestado a mis llamadas?

- Aunque hable contigo, sé que no vas a cambiar, así que no hay necesidad de perder el tiempo.

Mi labio inferior tembló - Te odio - dije como pude.

- ¿Que me odias? - bufó.

- Si, te odio porque me estás haciendo daño - mi voz se quebró.

- Tú también me haces daño.

- Que te den, Justin - lo esquivé para entrar en mi coche.

Arranqué y salí de allí. Esa noche dormí abrazada a una sudadera suya que él me había regalado.

Hice mis maletas al día siguiente. Él no quería saber nada de mí, lo había entendido.

Ansel bajó de mis maletas y antes de salir miré la que había sido mi casa durante ocho meses. Cerré la puerta con dolor.

Mamá se había mudado hace nueve meses a donde vivía mi padrastro. Así que para no separarnos, Justin y yo decidimos alquilar algo juntos. Ahora solo tenía la casa de mi abuela y de Helena. Pero no quería preocupar a la abuela con mis estados de ánimo, así que me quedé con Helena y Ansel.

Me tendí en la cama no queriendo ir a trabajar esta noche. Había pasado un mes desde que Justin me había dejado y yo no iba superándolo. No tenía ganas de ir a trabajar esta noche, pero tenía que hacerlo.

- ¿No te gusta? - me preguntó Ansel viendo como yo llevaba mirando la comida un buen rato.

- Oh sí, no es eso. Es solo que no tengo hambre.

- Nunca tienes hambre - dijo esta vez Helena.

- Solo no tengo ánimos de comer, lo dejaré para después. - Guardé la comida en el frigorífico bajo la atenta mirada de ellos dos.


- Hola guapa - dijo un hombre con media lengua - ¿Te puedo pedir a ti?

- No, lo siento, no estoy en venta. -él cogió mi mano y me acercó a él dándome con la barra en el vientre.

- ¿Estás segura? Lo pasaríamos bien. - ambos hicimos fuerza, él para que me acercase y yo para alejarme. Por suerte Jake llegó y me separó. Cogió al hombre y lo sacó a empujones.

Llegué a casa de Helena a la madrugada. Abrí con cuidado y después de lavarme la cara y quitar mi maquillaje me acosté necesitando un poco de descanso. Este había sido mi último día en el club. Me iría a vivir a casa de la abuela y no tendría que pagar alquier ni nada, así que estaba bien con el trabajo en la cafetería.

One last timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora