Capitulo dos

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- Justin, lo siento, me llamaron para ir a trabajar porque Susan se puso enferma y me olvidé de avisarte y—

- No quiero tus explicaciones, Nikki. Me fallaste de nuevo.

- Yo... lo siento.

- ¡No, no lo sientes! Maldita sea, Nikki. ¿Es mucho trabajo para ti decir que no puedes ir a trabajar? ¿Que se busquen a otra?

- ¡No lo entiendes, Justin! Trabajo porque necesito el dinero, o si no, no lo haría. ¿Crees que me mato a trabajar por gusto? ¡Claro que no!

- ¡Claro que lo entiendo! Pero con el trabajo en la cafetería llegamos bien. Odio cuando llego del hospital y te veo en la cama aún vestida. O cuando llegas con alguna señal de algún borracho. Siempre has elegido el trabajo por encima de mí.

Elige, Nikki, o dejas alguno de tus trabajos o me voy.

Me quedé mirando sin saber que decir. Fui a abrir la boca para hablar pero él no me dejó. - Es más, no puedo más, te lo hago más fácil, me voy. - se giró.

- ¿Qué? - susurré. - No, Justin - lo seguí - Por favor, no te vayas - le rogué.

Él sacó una maleta de debajo de la cama, la abrió. Me esquivó para abrir el armario. - Justin - alcé mi mano para tocar la suya. Cuando la rocé él se apartó de mí y cogió sus camisetas echándolas en la maleta, volvió al armario y cogió sus pantalones.

- Por favor - me puse frente a él y puse mis manos en sus mejillas. - No me hagas esto - susurré sintiendo como lágrimas salían de mis ojos. Me puse de puntillas y juntamos nuestras frentes. Justin cerró los ojos y suspiró, quitando mis manos de sus mejillas.

Fue al cajón de la ropa interior y la echó. Después cogió varios de sus zapatos. Lo vi salir de la habitación y me apoyé en la pared completamente derrotada, no sabiendo cómo parar esto.

Justin volvió a entrar y guardó lo que había cogido del cuarto de baño en la maleta. - ¿Qué puedo hacer para que no te vayas?

- No puedes hacer nada, todo acabó. - lo vi cerrar la maleta mientras que sentía una punzada de dolor en mi corazón.

- ¡Si te vas es que no me quieres! - alcé la voz.

Justin se acercó a mí a grandes zancadas y cogió mis mejillas entre sus manos haciendo que mirase hacia él. - ¿Que no te quiero, Nikki? Te amo. Solo necesito que tú me quieras.

- Lo hago - sorbí mi nariz.

- No, nunca lo has hecho. - se separó de mí Él puso la maleta en el suelo.

- Bésame - murmuré antes de que él se fuera - Aunque sea por una última vez - lo miré y él se acercó a mí de nuevo. Volvió a poner sus manos en mis mejillas.

Esperé sentir sus suaves labios sobre los míos. Pero no lo hizo. Se separó de mí y se fue. Cerré mis ojos y me deslicé por la pared hasta que mi trasero tocó el suelo.

Me quité los zapatos mientras lloraba y me abracé a mi misma.

Abrí los ojos con un poco de dificultad. Me incorporé cuando me di cuenta de que había dormido en el suelo. Fui a la parte del armario de Justin para ver que era verdad, él se había ido.

Me tiré un momento en la cama necesitando que mi cuerpo tocara algo blando. Cerré un momento los ojos. Olía a alcohol. Tenía que darme una ducha. Me levanté y me quité la gomilla del pelo, haciendo que me doliera la cabeza.

Me metí en el baño, vi que solo estaba mi cepillo y pasta de dientes. Me miré en el espejo del baño. No podía lucir más horrible.

Abrí el grifo y puse para que el agua saliera templada. Me metí dentro y cerré los ojos. No podía creerlo, lo había hecho. Él me había dejado. Me lo merecía. ¿Qué iba a hacer ahora?

One last timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora