blood pact ー 00 line

alpha.

Su cuerpo tensado, apretando todos los músculos en modo de defensa. Sus manos estaban temblando, y su dedo índice apuntaba dubitativo hacia el coche patrulla que les venía siguiendo por detrás. Su diestra le tapaba la boca, su mandíbula había perdido su voluntad y se cayó sin más ante el asombro, o el miedo, o lo que sea. Podía ser cualquier tipo de sensación. RenJun se mantenía de pie en el auto, mirando fijamente hacia el coche, atónito ante lo que sus ojos estaban viendo.

Jeno estaba entrando en un estado de desesperación. JaeMin no podía hacer nada, estaba conduciendo, y toda su atención se centraba netamente en la carretera, rezando a lo que sea por encontrar algo en donde pasar la noche pronto. HaeChan estaba dormido, cómo no, el mejor momento para echarse una siesta. Jeno resopló. No servirá de nada hacer el amago de despertarle, era como un tronco cuando dormía. Podía pasar un camión encima suyo, y él no se daría cuenta.

—RenJun... —musitó, acercando su diestra lentamente hacia él, tomándolo suavemente de sus delgadas ropas—. RenJun... —dijo esta vez en un tono más fuerte.

—No... no puede ser... ¿por qué está aquí...? —tartamudeaba. Parecía como si en cualquier momento caería preso del pánico, si es que no lo había hecho ya—. ¿Acaso nunca me dejará en paz?

—¡RenJun! —exclamó Jeno por fin—. Tranquilízate, ¿quieres? —le miró severamente, y antes de que el chico pudiese decir nada, Jeno tira de su bata, obligándolo a sentarse. RenJun no alcanza a sujetarse y cae sobre él. Jeno se quejó, pero aprovechó para abrazarle e impedir que volviese a ocasionar un escándalo.

RenJun luchaba en contra de él para zafarse, pero era imposible, Jeno poseía demasiada fuerza.

El corazón le latía a mil por hora, y la imagen de Ten sentado en el coche patrulla le ponía de los nervios. Le perturbaba el hecho de verlo en todas partes. En sus recuerdos, en sus pesadillas, en prácticamente toda su vida. ¿Era real? ¿O sólo era parte de su imaginación? Era imposible que no fuera real, porque si no, sería el único capaz de verle, y Jeno también le vio. Esto sólo tenía que ser una pesadilla más, sí, solo eso...

Jeno le echaba vistazos al coche de atrás, viendo claramente a dos personas: Un chico de cabello rojizo, y no podía dar más detalles, porque las luces del auto no le dejaban ver con claridad. Pero a su lado podía ver perfectamente a la persona culpable de que RenJun perdiera los estribos. Aquel chico con cara bonita llamado Ten, según su amigo.

Frunció sus labios, y volvió la vista al chico, quien seguía luchando contra Jeno para poder salirse de su sofocante abrazo. RenJun sudaba, tenía el cabello mojado, y una gota gorda caía desde su sien, pasando por su pómulo y, finalmente, arrastrándose hasta el mentón para caer sobre la mano de Jeno. Sus brazos estaban siendo arañados, y de verdad que dolía, pero tenía que aguantarse. No podía soltarlo hasta que se calmara un poco. Vio sus ojos, y un escalofrío le recorrió el cuerpo al verle las pupilas dilatadas, y la parte blanca del ojo completamente roja. Estaba alterado. No, lo siguiente.