XIX;

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Capítulo XVIII
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Mi corazón estaba algo agitado al oír aquella voz, a mis espaldas

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Mi corazón estaba algo agitado al oír aquella voz, a mis espaldas.

No podía reconocerla. Buscaba en mi cabeza y en mis recuerdos aquella voz dulce y varonil. Pero no la reconocí; por lo que, esto, solo alento mi curiosidad por voltear y ver de quien se trataba.

-¿Te encuentras bien?- dijo. Trague saliva, preparándome para contestarle. Tome aire profundamente, tratando de calmar y controlar a mi desbocado corazón. Pero, en cuanto lo hice, su olor dulzón lo delató.

-Sí, sí- murmuré más calmada mientras me giraba lentamente.

-Pido disculpas, otra vez, por haberte asustado.- su mirada estaba fija en mi, mientras una leve sonrisa torcida se dibujaba en su perfecto y juvenil rostro.

-Esta bien.- lo miré fijo. -Solo fue un leve susto, dado a que estaba muy concentrada en...- señale el piano. El parecía buscar algo en mi rostro, algo que lo hizo acercarse un poco más hacia mí, sin dejar de sonreír con esa sonrisa torcida y, ahora, llena de dudas. ¿Pero por qué? Aclare mi garganta y me puse de pie. -Si buscas a Carlisle y a sus hijos no están. Se fueron...

-De cacería. Lo sé.- seguía mirándome fijamente.

-Eres unos de ellos.- no era una pregunta. Era más una confirmación, ya que compartía el mismo carácter físico que el doctor Cullen, Emmett y Jasper.

-Así es.- extendió su mano para saludarme formalmente. -Soy Edward.- tome su mano sin decir nada y pude sentir lo fría que era.

No parecía tener más de de 17 años. Su aspecto juvenil y delgado era tanto hechizante como envidiable. Su pelo, color cobrizo, estaba revuelto, pero aun así parecía peinado. Y sus ojos, amables y a la espera de ver aquello que le interesaba, eran del mismo color que el de su padre y hermanos. De un hermoso, atrapante y seductor color amarillo. Aclare de nuevo mi garganta.

-Lo siento.- susurre y desvié mi mirada de él, algo avergonzada. -Soy...

-Narel Raelish.- interrumpió. -También lo sé.- sonrió.

-¡Vaya!- solté su mano. -Creo que no hará falta que me presente.- reí a medias, siendo irónica. Empezaba a molestarme que todos supieran de mí pero yo de ellos nada.

-Lo siento. No quise ser irrespetuoso.- dijo apenado.

-No te preocupes, no lo fuiste.- trague saliva. -Es solo que...- suspiré. - Todavía no me acostumbro a que todos sepan de mi y me conozcan tan bien sin que yo los conozca antes.- lo miré de reojo mientras me sentaba en el sofá.

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