【MONSTRUO】

XXX;

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Capítulo XXIX
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¡No! ¡No! ¡Detente!.- tuve que sujetar su brazo con fuerza para evitar que siguiera caminando hacia Sam.

-¡Suéltame!.- dijo con los dientes apretados, lleno del más puro y sincero odio. Sam dio un paso al ver la reacción hostil de Seth y apretó sus puños. -¡Él no tiene que estar aquí!.- escupió -¡Tiene prohibido acercarse a ti!.- seguía caminando hacia él con más determinación, con su cuerpo temblando.

-Apártate, Narel.- dijo Sam calmadamente, sin apartar sus ojos de Seth, preparándose para lo peor.

-¡No!- grité moviéndome rápidamente, colocándome en medio de su trayecto, levantando ambas manos a la altura de sus pechos.

-¡Ya basta!.- volví a gritar, intercalando miradas entre Seth y Sam.

Ellos detuvieron su andar, pero aún se fulminaban con sus miradas.

-Apártate, Nar.- repitió Seth, encaminándose hacia mi.

-No.- le contesté seria. No permitiría que le hiciera daño a Sam.

-¡Apártate!.- gritó fuerte, sobresaltandome. Su grito, cargado de odio, se hizo eco en el silencioso bosque.

Sentí el miedo de Sam crecer, haciendo que diera otro paso más hacia mí. Pero no giré a mirarlo, solo me concentré en Seth. Me coloqué frente a él, cómo escudo de Sam, y lo fulminé con la mirada.

-¡No!.- dije con determinación. Los ojos de Seth se fijaron en los míos, suavizando un poco su rostro tenso, dejando ver en él la sorpresa y la confusión.

"Narel...".- pensó casi como un lamento. Pero inmediatamente lo bloquee.
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¡No, Seth! ¡Nada de Narel! ¡No vino a verte a ti!.- dije seria, dando un paso hacia él. Él seguía con sus ojos fijos en mí. -Déjanos solos. - crucé mis brazos sobre mi pecho sin dejar de mirarlo. Él dio otro paso negando con su cabeza. -¡Vete, Seth!.- grité furiosa. Se sorprendió y se sobresaltó. Me miró por unos minutos perplejo, luego a Sam, y se marchó sin decir más nada, resignado ante mí orden.

Me quedé mirando en la dirección por la que Seth se había marchado. Y aún que poco a poco iba siendo consciente de la presencia de Sam a mis espaldas y el deseo de querer saber el porqué de su regreso, mi mente no podía dejar de ver cuán rápido y voluble eran los estados anímicos de Seth. ¿Sería así siempre de ahora en más?... Sabía en lo más profundo de mi corazón que en parte era para protegerme, pero ¿Tanto era el odio que sentía por Sam como para olvidarse de que alguna vez fueron amigos, casi hermanos?.

Suspiré pesadamente, mirando hacia el suelo, derrotada al saber que no tenía las respuestas a mis propias preguntas.

-¿Cómo sabías que venía a verte?.- dijo rompiendo el silencio.