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Capítulo XXVII
┗━━━━━━━━━━━━━━━━━━━┛Mi cabeza daba vueltas, y mi cuerpo pesaba y dolía por todas partes. ¿Qué había sucedido? ¿Por qué me sentía así? Trate de abrir mis ojos, y al hacerlo, todo era borroso y la tenue luz que había, me cegaba por completo. Y en mis oídos se hacía presente un insistente pitido que iba creciendo y resonando en mi cabeza dolorida y mareada.
Mis brazos reproducían el dolor por las agujas, clavadas muy profundo, regando en mis venas lo que parecía ser suero y sangre. Pero no sentí la quemazón que la falta de sangre producía en lo más hondo de mi garganta, qué extraño. ¿Qué sucedió para que esté conectada a ella?
Me dispuse a sentarme –torpe y lentamente- sobre aquella cama dura y fría, y aunque mis costillas dolían al igual que mis brazos pinchados, logré hacerlo. Y una vez sentada, mire mis brazos con una sola idea en mente, remover y quitar ambas agujas. Al hacerlo, el dolor se hizo presente como nunca antes lo había sentido, extendiéndose desde el hueco minúsculo que había en mi piel pálida y tibia hasta mis terminaciones nerviosas más profundas, produciendo en mi interior un profundo grito que decidí ahogar para no alterar ni asustar a nadie.
Poco a poco fui siendo consciente de todo lo que me rodeaba, mientras me arrastraba por la camilla –porque parecía ser eso para mí-, sacando mis piernas por un costado. Y mientras lo hacía y observaba la habitación equipada como una sala de urgencias, mis ojos se fijaron en los enormes ventanales. Fuera, el día estaba gris y claro. ¿Qué hora era? ¿Qué día es?
No estaba dispuesta a permanecer en aquella habitación –equipada y fría- a la espera de las respuestas a mis preguntas. Había gente que podía contestármelas, por lo que me dispuse a salir de la camilla e ir en su búsqueda. Pero el ponerme de pie era un desafío; mis piernas parecían gelatina, temblaban dado a la poca fuerza que tenía, pero esto no me detendría. Lenta y torpemente, lo hice y salí de la habitación.
Y si el ponerme de pie fue un desafío, el bajar las escaleras parecía ser riesgoso para mi salud, pero tampoco me rendí. Uno por uno, lentamente, fui bajando cada escalón. Parecía una escalera sin fin, eterna. Respirar a medida que bajaba, era una tortura dolorosa, que solo se hacía presente de forma desgarradora en mis costillas maltrechas y rotas. Pero aun así, agitada y dolorida, llegue a mi destino final: el enorme salón. Un salón sin gente y lleno del más completo silencio. ¿Dónde demonios se metieron todos?
Me quede contemplando el silencioso lugar, tratando de entender que había pasado, hasta que la sed se hizo presente en mi boca y el hambre en mis tripas, estremeciéndose ruidosamente y volviéndome a hacer sentir el dolor en mis costillas ¡Joder! Encaminándome en silencio –y sosteniendo mi costado- me dirigí a la cocina, que para mi sorpresa, también estaba vacía y en silencio. Camine hasta la enorme y exagerada nevera y saqué una jarra con jugo de naranja; luego me volví hacia un estante para buscar un vaso.
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【MONSTRUO】
Fanfiction⚜El primer requisito de la inmortalidad es la muerte.⚜ Twilight Fanfic. Oc Post Amanecer Continuación; todos los créditos a su autora original. |SIN EDITAR|