A la mañana siguiente me dolía muchísimo la cabeza, el sol deslumbraba la habitación y cegaba mis ojos. Miré la hora y vi que eran las diez, todos seguían dormidos.
Me di una ducha caliente dejando atrás todo rastro de impureza y me vestí, quería salir a pasear y a desayunar. Cogí las llaves del coche y arranqué, no avisé a nadie dónde iba puesto que seguían dormidos. El fresco de la mañana azotaba mi cara, subí más la chaqueta abrigándome y respiré, me paré frente a la cafetería que trabajé, observé como Ana atendía a varios clientes, sonreí instintivamente. La había echado mucho de menos, fue un gran apoyo para mi, me ayudó en mis peores momentos y me dio trabajo cuando más lo necesitaba, me ayudó con mi coche y me apoyó con la ruptura de Theo, nuestra primera ruptura.Entré en la cafetería con el pulso a mil por hora, no sabía cómo reaccionaría ella pero entonces se giró y me miró, soltó los platos y se llevó las manos a la boca
-¡Dafne!- se acercó a mi abrazándome fuertemente-Chiquita, cuánto tiempo ¿Cómo estás?¿Qué paso? Desapareciste - alguna que otra lagrima corrían por mis mejillas
-Lo siento, lo siento mucho - dije mirándole a los ojos -Tuve muchos problemas y muy duros, tuve que volver a Alemania no pude despedirme
-Tranquila, ven siéntate. Tienes muy mal aspecto cariño, ¿Comes bien?¿Duermes bien?- sonreí, ella y su aspecto tan protector
-Lo intento, pero no es fácil - me aparté el pelo de la cara
-Bueno, te voy a traer tu desayuno favorito
-¿Aún lo recuerdas?- sonreí agarrándole la mano
-Soy vieja, pero no tanto- sonrió dándome un beso en la frente- Que bien que estés aquí, ahora hablaremos y nos pondremos al día
-Perfecto- suspiré y dejé el bolso al lado de mi asiento, minutos después volvió con cinco tortitas con chocolate y un batido de chocolate y vainilla
-Para que te alimentes bien - se sentó delante mía -¿Y bien? ¿Qué ha sido de ti?
-Pues trabajo de traductora allí en Alemania, conseguí un trabajo en una empresa más o menos importante - sonreí comiendo, realmente tenía hambre
-Qué bien, me alegro ¿Y Theo?- bajé la mirada- Lo siento
-No pasa nada- levanté la mirada -No se nada de él desde hace dos años- los ojos se aguaron, me dolía este tema y mucho - Lo echo muchísimo de menos Ana, nunca conseguí olvidarme ni un sólo minuto de él, todos los días de estos dos últimos años he pensado en él y en qué estaría haciendo- alguna que otra lágrima cayó, ella me agarró la mano
-Él también te ha echado mucho de menos- la miré fijamente -Si, vino aquí durante estos últimos años. Siempre se sentaba en aquella mesa- señaló una mesa cerca de la ventana, entonces recordé que allí fue donde hablamos tras nuestra primera ruptura
-¿Enserio?- dije con un nudo en la garganta
-Siempre, estaba roto Dafne, no era ese chico que veía cuando venía contigo aquí o cuando os veía juntos. Me preguntó un día, llorando, que si sabía dónde habías ido que si me lo dijiste o si pensabas volver, no sabía qué responder porque yo tampoco sabía nada - me apretó más la mano -Todos los días viene, no ha dejado de hacerlo - mi corazón se puso a mil por hora, no podía creer que Theo le hablase a mi tía y luego a Ana, mi antigua jefa por mi y que aún siguiese viniendo aquí. Esto me partía realmente el corazón
-No puedo creerlo- dije mirándola
-Cariño, os enamorasteis ¿Por qué nunca le hablaste?
-No pude- dije alzando la voz- No pude, Ana no podía enfrentarlo porque sino querría volver aquí, con él y a mi hogar, pero no podía poner en peligro a mi madre y a mi hermana- solté de un tirón, luego me arrepentí
-¿En peligro?¿Por qué?
-Una situación difícil Ana, no puedo contarlo
-No quiero que sufras chiquita, sabes que quiero que estés bien ¿Vale cariño? Come tranquila, creo que hoy Theo vendrá a las once
-Eso es dentro de media hora - dije abriendo los ojos- No puedo quedarme, no puedo dejar que me vea
-Debes enfrentar tus problemas- me apretó el hombro -Sé fuerte, sé tu misma -respiré hondo y sonreí, terminé el desayuno y pagué pero Ana no me lo aceptó- Prométeme que volverás, que volverás a verme o que por lo menos contactarás conmigo
-Toma mi teléfono - se lo di y sonreí- Estaremos en contacto, estoy aquí dos semanas por navidad. Por favor si ves a Theo sólo dile que aún le sigo queriendo, que gracias por todo lo que hace
-Está bien, pero espero que vengas más veces, un beso y cuídate más
-Si Ana, hasta pronto - sali con un poco más de felicidad, me alegraba que un apoyo grande de aquí, como había sido Ana, no esté enfadada porque me fui así de aquí sin ninguna explicación. Me puse cerca de la cafetería ¿Sería capaz de enfrentar a Theo? Por lo menos quiero verlo, quiero ver que siento al verlo de nuevo. Me mantuve cerca pero sin dejar que me viesen y entonces apareció, iba con su traje su maletín, su pelo despeinado y barba abundante. Mis lágrimas corrieron por mi mejilla de forma escandalosa, mi corazón se volvió un nudo y no podía respirar, no podía creer que Theo estuviese a tan pocos metros de mi pero no podía tocarle ni acercarme a él, no sabía como él reaccionaría y mucho menos como reaccionaría yo ni qué sería capaz de decir o si acaso sería capaz de hablar algo. Entró en la cafetería y me moví de mi sitio para verle, se sentó de nuevo en la mesa, observaba todos sus movimientos y gestos, su manera de mirar fijamente al sillón de delante. Ana se acercó y estuvo hablando con él un buen rato, pero entonces su cara cambió, agarró la mano de Ana y la zarandeó, luego miró hacia todos lados y entonces supe que Ana le había dicho lo que le dije, me dolió tanto volver a verlo y tener que hacerlo de esta manera. Inconscientemente anduve saliendo de mi escondite y mezclándome entre la gente, la cafetería estaba frente a mi y a la ventana en la que se reflejaba Theo.
Pero entonces mi mundo se paró, mi corazón no latía, la gente andaba y los coches circulaban, pero no escucha nada, todo se había quedado en silencio dentro de mi y en el exterior. Solo escuchaba cómo la sangre corría por mis venas de forma rápida haciendo que mi corazón volviese a palpitar de una manera exagerada, parecía como si fuese a salir de la caja torácica. Todo mi cuerpo temblaba y no podía moverme, estaba conectada a esos ojos grises que tanto amo y que tanto eché de menos. Él tampoco podía moverse, y sí, eso es lo que causamos uno en el otro. Pero entonces él reaccionó levantándose rápido del asiento y saliendo de la cafetería, pocos segundos después tenía a Theo frente a mi, sus lágrimas corrían por sus mejillas, sus ojos grises estaban irritados, la barba había crecido más de lo normal, tenía grandes ojeras pero seguía siendo él, Theo, el gran amor de mi vida.
-Dafne- soltó en un susurro que dio vida a mi ser, a mi alma pero la partió a la misma vez. De nuevo había escuchado su voz, de nuevo estaba frente a mi tan cerca pero lo sentía tan lejos. No podía hablar y era lo que sabía, sabía que si este momento llegaba no podría hacerlo, no podría enfrentarme a él...
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Naciste sólo para mi..
Romance¿Son las coincidencias las que nos llevan a encontrar o conocer a ciertas personas?¿O es el destino el que nos guía hasta ellas? Un hilo rojo nos conecta, no importa el tiempo, no importa el lugar. Se puede estirar, tensar o enredar, pero nunca...