- Buenos días- dije entrando por la puerta con el desayuno para todos, mi "padre" fue el primero en recibirme, me miró fijamente y me examinó
-Veo que estás espabilando, ya era hora- cogió el desayuno y se fue hacia el salón. Respiré tranquila, no había sospechado nada
-Hola hija buenos días - saludó mi madre en pijama bajando las escaleras -¿Dónde has ido?
-A traer el desayuno - ella me miró fijamente y me acarició la cara, sabía que era mentira
-¿Lo viste?- me susurró, asentí con varias lágrimas en los ojos. Me miró con ternura y me limpió rápidamente los ojos- Mi pequeña, venga vamos a desayunar
-No tengo hambre, iré un momento al cuarto - dije sonriéndole. Subí y me senté cogiendo el móvil, Theo me había mandado otro mensaje, me decía que si todo había ido bien o había algún problema, suspiré. Lo había echado tanto de menos, sus brazos, su perfume o sus ojos, no imaginaba que lo volviese a ver. Me limpié las lágrimas y guardé el móvil en el bolsillo, me miré en el espejo y limpié algún rastro de rímel. Tenía que bajar o preguntarían pronto por mi.
-Bueno creo que os ha parecido bien que trajera el desayuno eh- dije en tono sarcástico
-¿Por qué lo dices?-dijo mi tía
-Sólo ha quedado uno- señale al único donut en la mesa
-Pero es tu favorito- aclaró mi hermana, lo cogí y sonreí
-Algo es algo- me senté en la mesa, mi tía comentaba que mis primos de Londres estarían al venir yo como siempre estaba con la mirada perdida sin escuchar casi ninguna conversación. Viendo todo desde un tercer punto, como si no fuese yo quien lo estuviera mirando, deseando que todo cambiara que todo acabara.
El día pasó aburrido, no pudimos salir debido a la cantidad de nieve que estaba cayendo, hoy el día era bastante triste, tanto el día como todo en general. Theo me hablaba y me pedía que por favor me escapase para irnos un rato, respirar. Yo hice eso pero sin él, me fui a la caseta con unas mantas grandes, cascos grandes y música a todo volumen. Sencillamente creo que no hay mejor terapia que estes contigo mismo, con la inmensa ayuda de la música y viendo cómo cae nieve en los jardines, como cambia todo de color y ves las nubes grises, es reconfortante sólo con pensarlo.
Me quedé dormida, miré la hora y eran las diez de la noche, había perdido la noción del tiempo. Tenía varios mensajes de mi hermana que volviera a casa que iban a cenar, eso fue a las nueve y algo de la noche. No tenía mucha hambre me apetecía estar aquí, donde nadie me molestara, además más primos vendrían y más explicaciones tendremos que dar, es algo tan incomodó y más cuando las explicaciones tocan darlas a una.
Fui a por algo de comida, entre en la casa y estaban todos en el salón viendo una película, entré en la cocina y me preparé varios sándwiches, patatas y bebidas-Coge una bebida más para mi- me sorprendió mi primo por detrás
-Toma
-No, me voy contigo a la caseta- dijo serio-Se que te encanta estar allí como a mi y como es mía no me puedes decir nada ¿Cuántas mantas y cojines hay?- sonreí tiernamente
-Hay una manta enorme, la que utilizábamos cuando nos quedábamos allí y dos cojines
-Bueno llevo otra más grande por si hace frío, espérame no se te ocurra moverte eh- me señaló con el dedo y subió por las escaleras, metí mientras tanto todo en una bolsa. -Venga vamos- lo vi con una manta enorme en sus hombros y no pude evitar reírme
-Dame un trozo anda- nos pasamos la manta por los hombros y nos dirigimos a la caseta sin dar explicaciones a todos los que nos preguntaban qué a dónde íbamos.
Subimos abrimos la manta, colocamos los cojines y los pusimos bien, luego sacamos la comida y nos sentamos mirando por la ventana el paisaje
-Toma- dije cogiendo un sándwich
-Ya he cenado, cómetelo tú - lo miré y no me lo pensé dos veces para cogerlo para mi, me dispuse a comerlo sin intercambiar ninguna palabra. Su presencia me hacía tan bien, recordaba viejos tiempos cuando él y yo éramos inseparables
-¿Cómo te va todo?- dijo mirándome serio -No eres la misma que siempre Dafne - le sonreí
-Supongo que todo tenemos que madurar - alce los hombros, era la excusa que más me dolía decir
-No, yo también he madurado pero mírame, sigo siendo el mismo payaso de siempre
-A algunas nos toca madurar de forma demasiado drástica- dije tomando zumo, se quedó en silencio varios segundos y luego dijo
-¿Te maltrataba?- mis ojos salieron de mis órbitas- Ya sabes, Theo
-¡No!¡No por dios! Si es el hombre más bueno y sensible que puedes echarte a la cara
-¿De verdad?
-Pues claro, sin ninguna milésima de duda ¿Por qué cojones piensas eso?
-Te fuiste de Nueva York, mi tía habló con él, dijo algo de vuestro tema. ¿Qué quieres que piense?
-Vale, así puede ser. Pero no dios no
-Y entonces- lo miré fijamente a los ojos
-¿Entonces qué?
-Esos moretones- me señaló el brazo
-Golpes con las esquinas o con los extintores de mi empresa- él se echo a reír
-Por lo menos no has dicho lo típico de que me he caído en el baño, Dafne ¿Quién te está haciendo daño?- me agarró la mano, las lágrimas pedían paso para salir de mis ojos, el nudo en mi garganta no se disolvía y no me permitía tragar. La palabra "padre" venían a mi cabeza como flashes y mi garganta deseaba decirlo. Sabía que mi primo siempre había estado para mí, en todo momento, ambos siempre nos guardábamos todos los secretos pero este...esto no es un secreto, esto es un delito.
-Dafne, que quién coño te está haciendo daño- me apretó la muñeca, sus ojos irradiaban rabia, dolor y tristeza, me quería y mucho yo lo sabia
-Mi padre
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Naciste sólo para mi..
Romance¿Son las coincidencias las que nos llevan a encontrar o conocer a ciertas personas?¿O es el destino el que nos guía hasta ellas? Un hilo rojo nos conecta, no importa el tiempo, no importa el lugar. Se puede estirar, tensar o enredar, pero nunca...