Un hombre nuevo.

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Mis ojos no podían despegarse de los de Valentina.

Traté de subir mi mano para acariciar su mejilla, pero la falta de práctica y el cuerpo agotado en el que estaba, solo logró llevarla a mitad de camino, y para colmo, toda temblorosa. Ella no se percató de mi intento o simplemente no podía salir del shock, en el cual, también estaba yo.

La cosa había sucedido en menos de lo que pensaba. Agatha había traído este cuerpo moribundo hacía unos días y a pesar de mi renuente posición con respecto a su plan, de poco sirvió.

Mi alma fue atraída a ese cuerpo sin yo poder hacer más que ir, y cuando ese hombre, que supongo es un espiritista, me puso ese anillo de plata oscura donde antes llevaba una banda dorada que representaba que era un hombre casado, ya no hubo vuelta atrás. Estaba atado a este cuerpo.

Valentina recogió una lágrima que estaba a medio camino en su mejilla. "Aspen?" Dijo en forma de pregunta, como si aún no creyera lo que estaba pasando.

Levanté débilmente una comisura de mis labios, pero como no estaba seguro si la cara del sujeto en el que estaba se veía en absoluto detrás de toda esa barba, le dije "sí, soy yo"

"Pero, cómo?" replicó moviendo su cabeza en negación, haciendo que un mechón de cabello rojizo cayera en su cara.

"Ni yo mismo lo sé."

"Agatha, ella es la culpable de todo esto." puso ambas manos en su cara y luego las pasó por sus cabellos.

Estaba un poco asustado, no creo que esa era la reacción que quería de ella en ese momento. Tenía miedo que saliera corriendo y que todo esto haya sido en vano.

"No tienes porque ponerte así al respecto. Lo importante es que podremos hablar y podré explicarte muchas cosas."

"Espera, espera!" tomó una silla del otro extremo de la habitación y la arrastró hasta al lado de la cama.

"Cómo te metieron ahí?" dijo casi en un susurro, luego su cara de intriga cambió rápidamente a una de susto y horror " No me digas que Agatha mató a este hombre para ponerte a ti!"

"No, no. Nada de eso. De todas formas, no es de eso que te quiero hablar."

"Por qué no descansas, luces mal... digo, te ves cansado, no mal. Entiendes? Luego hablamos si?"

Sonreí y lentamente tomé su mano que estaba descansando en la orilla de la cama.

"No te irás cuando me haya dormido?" pregunté un poco tímido.

"Te irás tú?" respondió con otra pregunta. Sé a lo que se refería, pero por todo lo que sé, estaba ya unido a este cuerpo.

"Aquí estaré cuando despierte."

"Entonces, yo también." dijo seriamente, como si hiciera una promesa más profunda de lo que realmente era.

***********

En cuanto Aspen cerró los ojos, salí y me dirigí a la cocina. Casi no sentía las piernas, estaban como gelatinas, así que no sé con que fuerza pude caminar el tramo hasta la nevera y buscar un poco de agua.

Por el rabillo del ojo vi que Agatha entraba también a la cocina y se sentaba en una de las sillas del desayunador.

"Cómo estás?" preguntó en un tono de voz que no era característico de ella.

"No lo sé." decidí responder honestamente.

"Siéntate por favor, hablemos."

Lo menos que quería en estos momentos era hablar y por lo tanto, menos discutir. Así que con mi vaso de agua me senté frente a ella.

"Sé que estás alarmada y desconcertada. Voy a ser honesta contigo, así que, pregunta lo que sea."

"Es que ni sé que preguntar. Mas bien, no sé si quiero escuchar la respuesta."

"Entiendo." dijo acercando una mano a la mía que agarraba el vaso con agua, dándome un apretón cariñoso.

"De hecho, hay algo que quiero saber. Por qué?"

La pregunta pareció agarrarla desprevenida.

"Por qué?"

"Sí, por qué lo hiciste?" Respiré profundo. "Por qué te tomaste todas esas molestias en traerlo de vuelta, yo no te pedí eso, de hecho no estoy segura de que es eso lo que quiero."

Ella no respondió de inmediato, tomó unos minutos mirando a la nada y luego me miró directo a los ojos, seria a morir. "Lo hice por mi."

La miré entrecerrando los ojos, no estando segura de que quería decir con eso. "No entiendo." Dije un poco aturdida. Luego una posibilidad atroz me cruzó por la mente, " Amas a Aspen?!"

Ella se echó a reír y cuando paró dijo, "No, claro que no! Al menos no de esa manera."

"Bien, entonces, de que manera?"

"Déjame decirte algo. Recuerdas cuando te conté la historia de Aspen y su esposa Catalina?" Asentí y ella continuó, "Te dije que Aspen murió en un accidente y Catalina, es decir, tú, moriste de soledad..." Abrí la boca para objetar algunas cosas pero ella levantó su dedo índice y prosiguió, "En realidad ella murió tras sufrir depresión post parto, nadie lo supo hasta que ella misma se quitó la vida."

"Oh Dios!" Sentía como mi cara de impacto iba cobrando vida. " Espera, depresión post parto? Es decir que Aspen y yo... que Aspen y Catalina tuvieron un hijo?!"

Esto cambiaba demasiado las cosas.

"De hecho, tuvieron una hija."

"Qué? Pero, donde está esa criatura? Y tú cómo sabes todo eso?"

Ella tomó mis dos manos esta vez y me miró con una mirada tierna y dulce.

"Te dije que nombre le pusiste a tu hija? La llamaste Agatha!"

Solté sus manos como si me quemaran y me las puse en la boca para tapar el hecho de que estaba abierta en asombro.

"Qué estás diciendo?" mi voz salió en apenas un susurro.

"Lo mismo que estás pensando. Yo soy esa Agatha."

Me paré de pronto, arrastrando la silla hacia tras con un ruido chirriante. Quería tomar aire, mas bien necesitaba tomar aire. Me dirigí hacia la puerta de la cocina, pero ya era tarde, el hormigueo en mi estomago y el entumecimiento de mis piernas no me dieron para más, sentí como me desvanecía y así sin mas, caí al suelo inconsciente.

El espectro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora