Nunca pensé que ver a alguien dormir sería tan divertido, fascinante.
Ahí la tenía, a Valentina, hermoso nombre para una hermosa criatura. Estaba en todos los extremos de su cama, brazos a cada lado de su cabeza, abiertos, al igual que sus piernas, un mechón de cabello caía inerte en su rostro de porcelana. Sus labios estaban ligeramente abiertos y hacia el más hermoso sonido cuando respiraba. Estaba en todo su esplendor. Lucía tan vulnerable y deliciosamente perfecta.
Sin darle un segundo pensamiento, me acerqué y me senté al borde de la cama, suspiré, o bueno el intento de lo que en realidad era suspirar, la contemplé y delicadamente pasé la yema de mis dedos por su mejilla. Esperé que despertara histérica pero no lo hizo. Entonces tomé el valor de acariciar su brazo derecho que colgaba sin sentido al lado de su cabeza. Con todo cuidado rocé mis nudillos desde su hombro hasta su codo y luego hasta su muñeca.
"Jesus!" Dijo jadeando.
Me sobresalté y retiré inmediatamente de su lado.
Ella había despertado, histérica, como me lo temía.
Idiota.
Miraba en todas direcciones, no me veía, pero de una forma u otra sabía que estaba allí, terriblemente cerca de ella.
"No lo vuelvo a repetir! Lárgate!!" Gritó enojada.
"Qué estas haciendo Valentina? Ahora hablas sola... Genial."
Tomó unas cuantas bocanas de aire y se dirigió al cuarto de baño meneando la cabeza en negación.
Yo, como el imbécil que soy, caminaba de aquí para allá en medio de la sala sin saber que hacer para remediar el susto que le di sin causarle otro ataque al corazón.
La vi salir de su habitación e irse a su trabajo.
Esa noche, ella, Valentina, no volvió.

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El espectro.
ParanormalNo dormía, literalmente no lo hacía debido a mi condición. No había remedio para esto, o al menos uno que yo supiera. Era una enfermedad sin cura. Una enfermedad sin cura hasta que ella llegó³, otra vez, revolviendo todo a su paso, de repente ya...