III: El primer celo del año.

7K 1K 245
                                    

      Han pasado varios días de mi conversación con Pete, y gracias a ello nos hemos acercado bastante, tanto que siento como Ae me gruñe cuando estoy con él, pero Pete lo calma diciendo que solo somos amigos. Lo que llevó a que ellos me confesaran que han empezado a salir, están tan felices, y yo feliz por ellos.

      Ya es mitad de enero, lo que se traduce en celo. Normalmente me da los días 16 cada tres meses, y hoy es 12, lo que significa, que en 3 días, me recluiré, y si no llega tan fuerte como de costumbre, tomaré un supresor, y con el parche, podré por lo menos ir a clases, ocultando todo bajo un resfriado, y saltarme el entrenamiento con cualquier excusa, pero, todo dependerá de que tan fuerte venga.

     Voy por la zona I.C, para llegar a mi primera clase, pienso en lo cerca que está mi celo y ruego a Buda para que no sea potente. Tendré algún examen menor en esa semana, y tendría que justificar.

      Luego de la primera clase, nos informan que se suspenderán las demás del día, por junta extraordinaria de profesores, mejor, podré volver a casa antes.

     En el camino me encuentro a Pete, parado a un lado de su carro.

—Hey Pete. – Me acerco sonriente.

—Hola Can, ¿cómo estás?

—Bien, aunque pronto estaré en esos días y no sé qué hacer, sabes lo mucho que quiero aceptarme a mí mismo – Digo bajito, asegurándome de que no hubiera nadie. –

—Eso llevará tiempo, llevas años ocultándote. – Susurra. —Pero lo primero que podrías hacer, es cambiar esos parches potentes, por algo que igual oculte tu aroma, para que te sientas seguro, pero que te permita aceptar tu olor, y que ser omega no es tan malo. – Amo los consejos de este hombre, soy su fan. —Hay algunas cremas, que huelen bastante bien, no son muy costosas, y su efecto no es tan notorio como el de los parches, pueden ayudarte. –

—Pete, eres el mejor, siempre sabes que decirme. Y suena bien lo de la crema, lo pensaré, a ver si para los próximos meses la uso. – Pete me sonríe y me da un apretón en el hombro.

—Ae se acerca Can. – Me advierte.

—Gracias otra vez Pete, nos vemos, suerte con tu alfa. – Ambos reímos. –

     Llega el día, ya es 15, mañana empieza mi sufrimiento. Desde hoy me escondo, ya mamá no me lo reprocha, y Lay entiende que quiero estar solo, y agradezco a ambas. Dejo las pastillas a mano, voy por cobijas bastante gruesas, cuando me llega el celo, curiosamente me acaloro, pero de a momentos siento demasiado frío, por ello he llegado a pensar que soy un omega raro.

      Otro síntoma, aparte del calor y el apetito sexual, es el sentimentalismo, cualquier cosa logra hacerme llorar, o reír, o excitarme. Que frustración.

     El día llega, 16, empieza la tortura, ojalá no sea tan fuerte y pueda ir a clases, tengo una prueba para recaudar créditos y los necesito.

     Despierto más temprano de lo usual, con dolores corporales muy fuertes y todo sudado, siento como mi cavidad anal está medianamente húmeda, preparada para ser penetrada. Y mi inútil pene, erecto. Suspiro, se vino con todo el celo. Me siento horriblemente necesitado de atención, físicamente siento que no me puedo ni levantar. Gracias Buda, he. Justo esta semana.

     Lloro desconsoladamente, el stress que tengo se convierte en lágrimas, y me niego a tomar el supresor, quiero superar esto como guerrero, de todos modos, estoy condenado a quedarme aquí. Recuerdo las palabras del ginecólogo familiar cuando tuve el primer celo:

"Eres un omega muy sensible, Can, tus celos llegan muy potentes, tanto, que te recomiendo que pares en casa esos días, por seguridad, habrán veces que a lo mejor no sean tan fuertes, pero eso está en ti, de ver que tan enérgico te sientes".

     Y no, no me sentía con nada de energía. Espero a que mamá se levante para llamarla, ella se preocupa mucho por mí en este estado.

     Soy obligado a tomarme la pastilla, pero siento que no me hace efecto, me duele todo, y ahora las náuseas me atacan, mi molestia se debe notar en mi rostro, quiero llorar nuevamente.

      De noche, no aguanto, gemidos de dolor salen de mí, me retuerzo en la cama, sudo frío, estoy demasiado dilatado, tengo escalofríos, empiezo a gritar, mamá llega corriendo.

—Can, hijo ¿qué sucede? – La noto exaltada. –

—Me duele demasiado, mamá. – Me vuelvo a retorcer, es la primera vez que esto sucede. –

—¿Quieres que llame al doctor Beam? – Mi ginecólogo. –

—Sí, por favor, no lo aguanto – Lloro. Normalmente no lo aceptaría, pero de verdad siento que muero. –

     El doctor llega poco después, hoy tenía guardia. Mamá nos deja él me empieza a revisar. Para finalmente, pasarme un líquido por intravenosa, que logra calmarme.

—Can, sé honesto conmigo. ¿Conociste a algún alfa? – Lo miro sorprendido. —Estos dolores de celo, han sido más fuertes de los que te dan normalmente. Y estoy casi seguro que es porque estás cerca de tu pareja biológicamente destinada.

     Ahora el impactado soy yo. No sé qué decir. ¿Pareja destinada? Pero si no he conocido a ningún alfa últimamente, en todo caso, él no se daría cuenta de mi presencia, mis parches me ocultan perfecto.

     Miro al doctor sin saber que responder.

—Piénsalo Can, creo que es hora de que te dejes de esconder, sino, sufrirás cada vez más en los celos. Me despido – Se levantó, dejó una hojita con sus órdenes médicas en mi mesa y se retiró. –

Pareja destinada... Las lágrimas se vuelven a salir de mis ojos. 

---------

      Recuerden dejar su voto y su comentario si les gustó, me animan a escribir más y mejor, al ser nueva en esto aún tengo algo de desconfianza, espero les esté gustando <3 cualquier recomendación es totalmente bienvenida. 

     Recuerden que... en este universo...

Todo puede pasar

N'Anyi :)

(NO) Soy omega -  TinCanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora