MARIPOSA
El sonido de la puerta me despertó. 6:00 AM. ¿Están todos bien? Pensé.
Estando plácidamente acostada entrando a mi tercer sueño, ese ruido me sobresaltó.
Me sobé rápidamente los ojos, me puse las pantuflas y abrí la puerta.
Y ahí estaba mi padre: Con esa sonrisa tan macabra y malévola. Esos ojos que destelleban maldad y ambición.
Jamás fui la niña de papi, a mi nadie me consintió, al contrario mi padre me obligó a madurar a los 10 años, hizo que mi infancia se pierda, por la puta ambición de tener más y más. Siempre obligandome a sonreir y a ser muy simpática, a no llorar y a demostrarle al mundo que era mio y podia comermelo si quisiese.-Mi preciosa hija- dijo a modo de saludo, posando sus asquerosas manos en mis mejillas. -Es hora de irnos, tu hermana está abajo- concluyó, dandose la vuelta como quien va a irse
-Pero.. como, papá yo..- murmuré
-Shhh- dijo, mientras se volteaba para mirarme a los ojos.
-Debes apurarte, el auto está encendido, mi mariposa.-Papá, llegamos aquí hace dos meses, ¿lo entiendes? dos meses y ya estas diciendome que nos vamos
-Lo entiendo muy bien, mi mariposa, pero debemos irnos ahora, solo nos faltas tú, apresurate
-No lo haré, esta vez no papá- afirmé mientras me ponía de pie y no precisamente para arreglar mis maletas.
-Estoy cansada papá ¿que pretendes? estas acabando con mi vida y la de mi hermana.Era algo estúpido, tenía solo un par de meses en ese lugar. Me había acostumbrado a estar ahí, estaba enamorada de ese lugar. Era el primer sitio en donde me sentía a gusto, era el paraíso en su totalidad.
Calles preciosas, casitas pintadas de azul, otras de blanco, y algunas celestes. Le daban un aspecto costanero a pesar de no serlo. Estaba enamorada de cada una de las plantas que colgaban en los balcones, flores que adornaban las lumbreras. Masetas por cada esquina, los bordes de las calles pintados verde, como si de pasto se tratase. Todo era maravilloso, incluso esa gente, gente de pueblo, gente amable, gente que extendía su sonrisa a pesar de que fueses un completo desconocido.-Escuchame bien Joyce, agarra tus cosas que nos vamos en este momento- me respondió mi padre, esta vez un poco enojado mientras se acercaba, al parecer estaba perdiendo la paciencia.
-Yo..- dije con mi voz a punto de quebrarse. Tuve que ser muy sabia, pues mi padre el cualquier momento se ponía de los nervios y me estrellaba contra la pared.
Mariposa herida.
-Tranquila, se como te sientes, pero esta es nuestra vida Joyce. Tendremos que irnos ahora.
¿Nuestra vida? Corrección: La vida que tú quieres para nosotras papá.
Desde que recuerdo, mi vida fue así, vivir por unas semanas en un pequeño cuarto, y mudarnos despues de estafar a cuanta gente pudieramos. Pasé mi vida entera cambiandome de casa, de un estado a otro, casas grandes, pequeñas, lujosas, otras no tanto. Hoteles de paso, hosterias y uno que otro amigo de mi padre que nos brindaba su casa para pasar la noche.
Asi era mi padre, un maldito estafador, alguien sin verguenza que sin dudarlo asaltaba a la gente. Les quitaba todo sin el mayor remordimiento. Un apostador, un extorsionista, manipulador, ladrón y todas las cosas por las cuales te pueden meter a la cárcel.
Que maldición la que Kenia y yo teniamos, cargar con un padre así.
Siempre fui la fuerte, sostuve a Kenia en los peores momentos, cada paso que di lo di pensando en ella, cada hombre al que engañé lo engañé por ella, cada anciana a la que le robé.. todo, todo fue por la pequeña Kenia.Suspiré cansada y asentí.
-Tranquila mi mariposa, en el camino te cuento el magnifíco plan que tengo- repuso mi padre, con una sonrisa ladeada. Sonrisa que conocía bien. Esa que florecía cada vez que aparecía una nueva victima.
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Papá, ¿ya nos vamos?
Short StoryJoyce daría la vida por Kenia y su padre, su padre a pesar de ser una desgracia para la humanidad, las amaba con cada latido de su podrido corazón.. pero ¿Kenia? ¿Que haría Kenia por ellos?