Cápitulo 5

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BILLY

Llevamos casí un mes aquí, mi padre sigue con la misma idea absurda de vivir aquí pero claro está que yo quiero irme, lo mio no es estar en un solo lugar.
Despues del incidente con Kenia, no volvimos a tocar el tema, simplemente lo dejamos pasar, sin duda alguna era lo mejor, por nada del mundo permitiría que mi hermana me odie, con todo lo que yo la amo. Traté de entenderla, yo a su edad hacía mil cosas, era la mujer de la casa, juntos con mi padre sustentabamos el hotel, el cuarto o el departamento en el que estuviesemos, lo de Keni fue estudiar y terminar la escuela para ahora luchar por sacar ese bachillerato.

La tía Briar se hizo un lugar en nuestras vidas, tomó un tremendo rol maternal que me daba miedo, era la madre que siempre necesite, a Kenis le hacia muy bien pasar tiempo de madre e hija con ella, obviamente eso me daba una esperanza de luz, pues si Kenia estaba bien, yo deberia estar mejor, solo por ella.
Con sus bromas juveniles, sus vestimentas de adolescente enamorada y su actitud de quinceañera me caía bien, es como tener otra hermana, la tía me deja usar su ropa, sus zapatos y sus accesorios, fuimos de compras un par de veces. Todo es exelente, hasta que recuerdo que debo ser libre y seguir recorriendo la ciudad junto a mi padre y mi hermana.

Este día será especial, es el primer día de colegio para Kenis en esta ciudad,todos estamos muy emocionados, verla con su uniforme dispuesta a terminar ese bachillerato es única, no hay nada que me llene más que la felicidad de mi hermana y mi padre..y ahora la tía Briar.

-Pasaré por usted a la salida señorita Kenia- dijo Billy, que ahora aparte de guardia iba a cumplir la función de chofer de Kenia.

-Tratame de tú, Billy, ya no somos desconocidos- respondió Kenia guiñandole un ojo al chico. Gesto que obviamente lo dejó sosprendido al igual que a mi.

Aclaré mi garganta por sea caso y Kenis haya olvidado que estaba presente. Miré por la ventana antes de intervenir.

-Vamos nena, debes bajar, pasaremos por ti mas tarde ¿necesitas que vaya a dejarte al curso?- me bajé del carro y abrí la puerta trasera.-¿Voy?

-Claro que no Joyce, yo no soy como mi padre que depende de ti- rodó los ojos y se fue

Me quedé mirandola hasta que estuviese adentro, era inevitable sentir ese ardor en el pecho, si bien es cierto no habiamos vuelto a discutir abiertamente, siempre Kenia salía con alguno de sus desplantes, algo así como una guerra fría, desde que llegamos a la casa de la tía Briar se volvió arrogante a tal punto de perder todo respeto hacía mi persona y en ocasiones su rebeldía iba hasta con papá, obviamente este último le dejaba en claro que el podía amontonarle las muelas a un solo lado en cuanto lo cojiese de mal humor.

-Suba señorita Joyce, debemos irnos- me dijo Billy prendiendo el auto.-Debo estar en casa, tengo trabajo allá- acomodó sus lentes.-Vamos

-¿trabajo? No haces más que cuidar que nadie entre y nadie salga- el rodó sus ojos. -¿Qué? Dime que no es verdad

-Señorita, mi trabajo es mucho más, cuidar la casa de Briar, para mi es un placer

-¿cómo dices?

-Lo que oye señorita- respondió

-Que raro eres Billy, no te entiendo, soy de la familia, no debes ocultarme nada- dije yo haciendolo sonreir

-No es eso señorita Joyce, solo no me corresponde

-Esta bien, pero no me llames señorita, dime Joyce ¿de acuerdo? Tenemos la misma edad- Necesitaba urgentemente que sepa que me atraía fisicamente, me iba a volver loca si no me daba un beso.

-¿y a la señorita Kenia tambien la tuteo?- preguntó extrañado, obviamente sin entender mi mensaje oculto.

Bien, mariposa debe tomar cartas en el asunto.

Papá, ¿ya nos vamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora