Cápitulo 17

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MÁS TRABAJO

Siempre fui una persona muy impulsiva, pensaba muy poco las cosas antes de hacerlas. Simplemente iba y la regaba, y si era grave buscaba remendarla. Esa actitud me iba a llevar a la muerte según decia mi padre, siempre me hacia reir con esa frase, incluso podia verlo arrimado al umbral de la puerta meneando la cabeza y diciendo: Ay mi mariposa, ese camino  te va a llevar a la muerte.
Y ahora cuando ya han pasado varios meses de mi relación con Billy me doy cuenta de qe el me ha ayudado a controlar mis emociones, ya he dicho el  importante rol de ese chico en mi vida. Una taza de café por la mañana, un abrazo de papá, y una cerveza con Briar y ¿que más le pido a la vida? La paz que alcancé en los últimos meses y la felicidad que estaba teniendo me hacian sentir otra persona. Bueno, cambié mi rutina, ya no hacia "trabajito", solo me dedicaba al gimnasio y a mi novio, este ultimo me quitaba más tiempo obviamente, cuando no estaba trabajando o en la U, se la vivía pegado a mi, gesto que se me hace tan tierno.

Salí de casa trotando, muy por la mañana, Briar no me acompañó hoy, pero no quise limitarme. Visié muy bien las calles, hice uno que otro ejercicio en el parque y regresé a casa. Todos se reian de mi, pues llegaba de trotar y llegaba siempre con helados o panes en la mano. Pero que le voy hacer, el desgaste físico requiere alimentación buena.

-Buen dia señorita- saludó Joel

-Hola guapo ¿alguien desayunando en el patio?

-Si, la señora Briar y su padre- respondió

-Ay no, escondeme esto porfavor- supliqué entregandole mi funda de donas. -Iré a saludarlos

-Esta loca- dijo entre risas. -Si desaparece una no fui yo

Voltié para mirarlo o más bien fulminarlo, mis donas bañadas en chocolate blanco, son sagradas.

-No te atrevas Joel Celí- lo reté haciendo carcajear

-Ve rápido boba- asentí y me fuí

Pude visualizar a lo lejos a esas dos personas que hacian de mi vida una vida mejor. Y es que Briar es la madre que me falta, trastocó mi mundo y me motivó a ser alguien mejor en todos los aspectos, trabajando y como persona. Se que esto suena raro, pero siendo como es Briar siempre me incita a ser humana en todos mis trabajos: No debes herir a nadie, no dispares a matar, golpea en partes que duelan pero que no vayan a causar mayores secuelas, si puedes dejarle algo solo hazlo. Mi heroina, mi tercer amor.

-Miren quien viene aquí- soltó mi padre a penas me vió. -La enamorada y vaga mariposa- entrecerré los ojos y lo apunté con mis dedos formando una pistola

-¡Boooom!- grité. -Buenos dias

-Ush eran buenos- dijo Briar

-¿Como estan?- pregunté sentandome
-Diana, trae algo para mi, nada fitnees, gracias

Despues de desayunar hablamos de negocios, herencias y secretos que hasta hoy supe. Pasamos una mañana agradable, y claro no podia faltar el azúcar de la limonada: Hay un plan

-¿El gran casino Ask?- pregunté muy extrañada. -Briar, estamos hablando del casino más grande de Ankara, iremos presos, vamos a morir en la cárcel

-Núnca he fallado en mis instintos, justo ahora estan diciendome que lo haga- negué. -Piensalo mariposa, será el último trabajo- bufé. -Somos 4 y..

-¿Cuatro?- pregunté, esta vez un poco enojada. -No me digan que a eso vino Kenia- rode los ojos. -No se dan cuenta que quiere volver, si ustedes quieren ahora mismo voy y la saco de esa casa y la traigo aquí aunque lo tenga que hacer arrastrandola, no es necesario aceptar una alianza

-Kenia pidió ayuda para un trabajo, pero lo negamos, y ese trabajo no tiene que ver con el casino, son jovenes inexpertos, lo último que se les ocurriría seria meterse allí. -lo miré dudosa. -Hija, no hay problema si no quieres, no se hace y punto- finalizó mi padre

-Se hará lo que digas padre- suspiré

De repente sentí cuatro brazos rodeandome y dos bocas diciendome que nos divertiriamos mucho. No pudo faltar el vino para festejar a media mañana ¿que locos no?
Me detuve a pensar un poco en que si ya tenian un plan o me tocaria diseñarlo a mi misma, y de pronto así de la nada recordé algo: somos cuatro.

-¿Quién es la cuarta persona si no es Kenia, eh papá?

-Billy

Me quedé paralizada ante la noticia.  ¿como es posible que mi novio haya decidido participar de este negocio sin consultarme que pienso al respecto? Bien, no me molesta pero si me lo hubiera contado al menos para saber que ibamos a ser novisocios. Lo dejaré pasar por ahora, pero en cuanto pueda se lo preguntaré.

Despues de merendar, estar bañada y en pijama, decidí visitar a mi novio. En todo el dia no lo ví asi que supongo que el debe estar extrañandome tambien. Baje lentamente de mi cama, me miré en el espejo para constatar que no tenía la cara de sueño. Y me fuí. Toqué un par de veces la puerta, y como no me abrió decidi llamarlo, pero nada que me abría. Pensé que salió o que pudi ir a la cocina y nos cruzamos. Toque un par de veces más la puerta con mis nudillos, intensifiqué el golpe pero nada, no obtenia respuesta alguna. Cansada de intentar, me dispuse a caminar hacia mi cuarto decepcionada pero de pronto oí pasos dirigirse hacia donde me encontraba, me asusté y pensé en gritar, pero por instinto en lugar de hacerlo, corrí a esconderme detrás de un árbol de aguacate. Me quedé quieta, necesitaba ver de quien eran los gemidos y risas, un escalofrio me recorrió el cuerpo solo de pensar que Billy con otra mujer pudiesen estar enrollandose en mi patio. Sentí claramente en mi rostro el aire que dejaron sus cuerpos al pasar e intentando hacer el menos ruido posible fui girando en el tronco del árbol a medida que ellos avanzaban. Ahogué un grito cuando los vi adentrandose en la casa de Billy con llave y todo, quise gritar y salir corriendo, las lágrimas cayeron y no supe que más hacer. Caí rendida al suelo tras oir el portaso y el seguro que le pusieron a la puerta. Escondí mi cara entre mis rodillas, sentí un dolor increíble en el pecho, el corazón se me estaba partiendo en mi pedazos, y cada uno de ellos gritaban un solo nombre: Billy Serrafoglú.

-¿Que haces aqui?- una voz me sacó de mis pensamientos. -¿Deberias estar en tu cama descansando?- prosigió

Alcé la mirada, sequé mis lágrimas y lo abracé, sin decir una sola palabra. Ahora fue el turno de esconder mi cara en su cuello.
Estaba en pijama, lucía muy bello, fresco, con el aire juvenil que lo caracterizaba.

-¿No habrás pensado que yo..?- suspiró y me abrazó con más fuerza
-Mirame, ¿creiste que fui yo el que entro con esa mujer a mi casa?

-Es tu casa, obvio que lo pensé- dije entre sollozos. -No vuelvas hacer eso- grité. - Te odio, te odio- golpié su pecho una y otra vez. -¿Donde estabas? ¿Quienes son?

-Escuchame bien Joyce Viats- tomo mi rostro obligandome a mirarlo. -Núnca, entiendelo bien, núnca he amado a nadie como te amo a ti, estas cambiando mi vida. Te amo tanto que jamás, entiendelo bien, jamás te sería infiel. Antes muerto que traicionar tu confianza- me soltó y tomó mis manos. -Mi niña, perdón por este mal entendido, fui a verte a la mansión y Briar me dijo que bajaste a verme, seguro nos cruzamos- me contó. -Fui a verte para decirte que esta noche le prestaria mi casa a Joel y a su novia, es un favor especial- sonrió. -Ahora ven, vamos a la casa de Diana, ella está con sus padres ahora.

Entonces lo bese y lo abracé fuerte, creí en cada palabra que salió de su boca. Solo tenia ganas de quedarme pegadita en su pecho, que su olor se quede en mi, su abrazo tenia que quitarme el dolor que en cuestión de segundos se habia producido en mi interior.
Sentí el dolor de un corazón roto y ¡joder! no se lo deseo a nadie.

Papá, ¿ya nos vamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora