BILLY #2
Sin duda alguna, en mis cortos 21 años, vi de todo. A mamá morir, a papá robar, me ví a mi misma transformarme en quien era ahora, vi a Kenia crecer, vi a mi ex traicionarme, y ahora estaba viendo como mi crush me preparaba un café, y vaya que vista, de espalda y con su uniforme de trabajo. Billy tiene mi edad, se me hace extremadamente atractivo. Es el guardia de mi tia, oí decir a Diana que lo contrató a penas terminó el colegio, lo quiere como a su hijo, al igual que a la propia Diana. Ahora está en la universidad intentanto hacerce un profesional de la salud, algo que obviamente me lo hacía más precioso.
-Billy, ¿puedo dormir aquí?- pregunté un poco temerosa de su respuesta
-Claro que no señorita, beba su café y la iré a dejar a la mansión- rodó sus ojos, ya hasta me tenía fastidio, cada que podía lo atosigaba con mis insinuaciones.
-Esta bien me iré, igual no quería dormir aqui- le mostré mi lengua
-Que infatil señorita Joyce- rió
-Llamame Joyce, ya te lo dije, tenemos la misma edad- dejé la taza de café en la mesa y me levanté. -Solo dime Joyce, ¿ok?
-Soy su empleado, ya se lo dije- se puso de mi y me abrió la puerta
Lo miré y le sonreí, pero era una de mis sonrisas hipócritas, de esas que usaba para engañar a mis victimas. Estaba a punto de llorar de la impotencia, 4 de la madrugada, a metros de mi habitación, mi vestido olía a ese hombre del casino, y mi único acompañante me estaba echando de su casa.
-Hasta luego Billy- me di la vuelta y avancé
-Espera Joyce, si quieres puedes..- se detuvo, y con su silencio me rompió el orgullo en mil pedazos. -Puedes quedarte, es decir, dormiré en la sala, igual solo quedan un par de horas para que amanezca
Puta, que ofertón.
Giré sobre mis talones y clavé mis ojos en los suyos, asentí y regresé los pocos pasos que había avanzado, me adentré en la sala y el, con un gesto me invitó a pasar a su cuarto. Me prestó una camisa, pues notó que mi vestido estaba algo sucio y olía a alcohol. Me preparó la cama, me dejo lista para dormir, buscó un par de sábanas y apago la luz de la habitación.
-Descansa Joyce, cuando amanezca vendré por ti, debes irte pronto, nadie debe verte aquí
-Quedate aquí Billy, por favor, tu lo has dicho, en pocas horas amanecerá
Bastó decirle solo eso para que de un salto esté a mi lado, me abrazó por la espalda, gesto que obviamente amé, sentir su fragancia tan cerca era algo que había querido desde que lo ví y ahora que tenia la posibilidad de dormir recostada en su pecho, queria solo eso dormir. Siempre me ilusionaba con todo, entregaba todo de mi, creo que por eso mi ex me engañó. Lo que estaba sintiendo por Billy, era algo más, es como si por el hecho de ser guardia en mi interior sentia que me iba a proteger. Definitivamente estaba empezando a perderme en sus ojos color chocolate y sus rizos tan suaves.
El, por su parte no dejaba de hacer circulos, en mi cabeza, con suaves toques me hacia estremecer, y así hasta que me quedé dormida, no supe cuando, ni como. La noche anterior me dejó agotada, solo quería disfrutar su compañía. En un momento me desperté, y lo ví, olvidé que era un empleado, y es que parecía tan igual a mi, verlo así tan tranquilo e indefenso me producía una ternura enorme pues estaba acostumbrada a verlo solo ensayando tiros, o entrenando como un ninja, como si se preparara para la tercera guerra mundial.-Joyce, despierta, debes irte..Joyce- me susurró al oído
Abrí mis ojos o eso intenté, los froté una y otra vez hasta acostumbrarme a la luz, y miré el lugar donde estaba un poco espantada, había olvidado que lo que hace unas horas pasó. Me senté en la cama y pude visualizar un Billy bien bañado y peinado, pero sin uniforme, si no que con ropa normal, bermuda y camiseta de mangas cortas. ¡Que sexi!
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Papá, ¿ya nos vamos?
Short StoryJoyce daría la vida por Kenia y su padre, su padre a pesar de ser una desgracia para la humanidad, las amaba con cada latido de su podrido corazón.. pero ¿Kenia? ¿Que haría Kenia por ellos?