Cápitulo 10

2 0 0
                                    

KENIA, KENIA ME ODIA

-Papá, ¿ya nos vamos?

-Si mi mariposa, solo dame unos minutos porfavor

-Esta bien papá, esperare en el auto, apurate si- besé su frente despidiendome.

Nos encontrabamos en una tienda de ropa, papá estaba de compras, hoy Kenia cumple sus 15 años, y planea regalarle una tarjeta con fondos inagotables para que compre toda la ropa que ella quiera, algo que la hará inmensamente feliz, es muy superficial y seguramente no quiere fiestas ni nada, solo vanidades y no la culpo, yo le enseñé que su imagen era lo más importante.

-Todo listo mi mariposa, vamos, manejaras tú- dijo extendiendome las llaves. Asentí.

Esa escena me hizo recordar el día en que viajamos hasta aquí, la manera en la que me obligó a manejar hasta llegar a la casa de Briar, y quien diria que esta seria una de lad mejores experiencias de nuestras vidas.
Sonreí.

-Vamos papá

-Hija, que más podemos regalarle, digo, tu la conoces más que yo

-Nada papá, acabas de cerrar un trato en ese almacen, esa tarjeta es ilimitada ella podrá comprarse todo el local si quiere- respondí sin mirarlo

-Algo pasa entre ustedes, lo he notado mariposa

-Envidia, Kenis me tiene envidia

-¿Cómo?

-Lo que oyes papá, Kenia me cuestiona todo, estos meses aquí han sido dificiles, Kenia no es la de antes- dije deteniendome en el semáforo. -Se la pasa diciendo que me odia, me hace maldades, tiene una altaneria espantonsa papá- avancé.

Me estoy viendo menor que ella, quedé como la chismosa. ¡La puta madre!

-No sabía.. Joyce, pero.. ¿puedes arreglarlo no?

La cara de vulnerabilidad que mi padre ponia en momentos como estos me hacua dudar de mi misma. Yo daría todo por la felicidad de los dos, la situacion de Kenia estaba matandome, no se como de un momento a otro empezó a actuar de esa manera. Pero mi instinto me obligaba como siempre a querer proteger a mi padre. Y en este caso lo iba hacer tambien, asi que decidí dejarlo fuera de todo esto y resolver mis diferencias con Kenia, claro que mi inteligente cerebro aún no sabía cual era el problema que Kenis tenía conmigo, así que me obligué a mi misma a restarle importacia al asunto.

-Claro papá, es una adolescente, está en un etapa dificil, yo sabré resolverlo- lo miré dulcemente. El asintió.

-Bien, ahora vamos a casa, ya quiero darle la grata sorpresa- bajó el vidrio de la ventana. -Además el clima está bueno hija- sacó su mano a aire. -talvés podamos ir a la playa

-No, claro que no, Kenia tiene clases, seguramente no querra ir bronceada al colegio- dije divertida

Desde que llegamos a la mansión Viats, mi padre casi no salia, pasaba en el jardin o viendo mujeres desnudas en revistas, o jugando ajedrez con Briar, a su manera se divertian. Despues de lo del casino no volvimos a trabajar y al parecer a papá ya le hacia falta algo de adrenalina, ya que el dinero le sobra. Y no perdió la oportunidad de hacermelo saber en el trayecto a casa, así que seguramente en unos dias estariamos haciendo de las nuestras en algún sitio. A pesar que debo admitir que a mi tambien me hacía falta, necesitaba hacer algo que rompa mi rutina, pues como ya dije, ver los pájaros volar no es muy lo mio. Pero se lo dejo a mi padre, el sabrá el momento y a quien.

La experiencia y los años me han enseñado que uno de los placeres más grandes de la vida es compartir con tus seres queridos tu cumpleaños o cualquier fecha importante. Mamá siempre decia, antes de enloquecer claro, que la vida es mejor si tenemos a nuestro lado alguien que nos levante cuando caemos, porque ¡ay! de aquel que se cae, y a su lado no está nadie ni siquiera para burlarse de su vergüenza. Aún puedo recordarla rodar los ojos y llevarse las manos a la cabeza cada vez que decía la última frase, já, cuanta razón tenía. Yo se que ella no estaba tan loca, yo se que en el fondo de su ser nunca quiso matarnos ni hacernos daño, pero ya estoy cansada de cuestionarme el pasado, total ¿que puedo cambiar de el? Exacto, nada. Pero bien, esa enseñanza de mi madre, al parecer a Kenia le estaba costando recordarla, y es normal solo tenia dos años y poco más, pero yo me encargé de sembrarla en ella, y ahora estoy viendo como le importa un carajo la torta que Briar ha preparado, a pesar de no saber hacerla y tomando en cuenta que ha puesto la cocina patas arriba solo por ella, los adornos que Diana le hizo a la mesa y el letrero de "Te queremos Kenia" que colocó Billy con la ayuda de Joel, en el centro de la sala y solo está centrada en la maldita tarjeta ilimitada.

Papá, ¿ya nos vamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora