Cápitulo 3

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LA TÍA BRIAR

Papá siempre me enseñó que hay que soltar, dejar ir, aprender a ser fuertes incluso si se trata de familia, es mejor dejar a las personas que saben tu pasado, en el.
Así crecí, sin encariñarme con nadie, siempre muy altiva y creyendome la dueña de el planeta entero. Según yo, jamás necesitaria de nadie que no sea mi padre o Kenia, tal como fueron todos estos años de angustia y dolor por la falta de una madre, si talvés, estaba loca e intentaba matarnos cada vez que podía pero eso era algo que mi corazón no entendía pues muy dentro de mi algo pedía a gritos una figura materna y se que con Kenia pasaba igual.
Ni una prima, ni un amigo, ni unos abuelos consentidores ni nada parecido, simplemente mi padre, mi hermana y yo. Nos teniamos solo los tres mutuamente. Es muy raro, pero la vida es así de impredesible, no sabes núnca lo que pasará, vas a conocer gente que va a decepcionarte,van a lastimarte y te preguntaran por que lloras. Tambien conoceras a las personas que te haran llorar pero que tambien tienen la capacidad de levantarte y pintar hasta el día más oscuro, como mi padre. En el manual de vida de este último estaba una regla básica: olvidar el pasado y las personas que estan en el. Y en esta ocasión estoy mirando como la rompe.

Al casi dar el medio día llegamos a un barrio bastante tranquilo, con un par de señoras en las despensas del lugar, otros iban de salida a sus colegios y una que otra parejita de estudiantes que en las paradas brindaban un show a los espectadores.

Nos detuvimos frente a una magistral casa de dos pisos, se veía genial, pero con un gran defecto.. es verde, no azul o celeste como me gusta a mi.
Con un combinado de verde limón y verde oscuro la casa cobraba vida, lucía un garaje y dos entradas. En el borde de la terraza lucían plantas de sávila, sus ventanas de casi dos metros cada uno, le daban un aspecto de mansión.

-Hemos llegado hijas,bienvenidas a su nuevo hogar- dijo papá rompiendo el silencio que se había formado entre los tres. Ni Kenia ni yo teniamos muy claro lo que haciamos ahi paradas contemplando las sávilas.
-Es aquí- se acomodó las gafas y señaló la casa.-donde vamos a vivir ahora

-¿si? ¿cuanto? ¿dos meses papá?- dije yo, mientras me acomodaba el pelo revuelto y me posicionaba junto el

-Entremos de una vez papá, ya casi es hora de almorzar y estoy segura que Joyce preparará algo muy delicioso en nuestra nueva casa.-Dijo Kenia

Por lo general, siempre que haciamos de las nuestras en un lugar nos movilizabamos a otro, siempre de aquí para allá "rehaciendo" nuestra vida cada vez y cuando. De verdad no entiendo el concepto "empezar de cero" desde el punto de vista de mi padre. Imaginé que esa era la casa que ahora nos serviria de guarida por unas semanas, la sorpresa que me lleve al ver que mi teoría era falsa, se merecía una foto.
Parados los tres a un costado del auto y con la vista alfrente visualizamos la puerta del garage abrirse y como si mi padre entendiera señales, metió el auto en ese lugar, estabamos totalmente desconcertadas ¿papá conocia este lugar acaso?
Una mujer alta, flaca, con su cabello corto hasta los hombros pero con un alisado que me daba envidia. Parecia lamida de vaca como deciamos en mi pueblo.No pude evitar reir al ver su aspecto de profesora de balleth, pues llevaba puesto a penas unos short y una pupera. Pense en mil cosas, llegué a pensar que podia tener mi edad por su aspecto, talvés era una conquista de mi padre.. no,no eso no, desde que mi madre murio el jamás se fijó en ninguna mujer, su vida soy yo junto con Kenis.

-Oh por Dios, ¿cuantos años Joyce? Y tú.. debes ser Kenia- dijo al fin la adorable mujer.

Todo esto era muy raro,pensé mil cosas a la vez. Parecia que nos hubiera estado esperando o que nos conocía de toda la vida.

¿Papá, ya nos vamos? O robaremos en esta casa.

-Vengan aquí mis reinas, abracen a la tia Briar

Papá, ¿ya nos vamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora