NIX | Los Kwan son uno de los linajes mágicos más antiguos y respetados de todo Londres. Conocidos por ser portadores de la maldición Impungushe, cuyo efecto hace presencia durante las largas noches de invierno, bajo las heladas temperaturas...
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— ¡Más rápido, Malfoy!
Una pelirroja chillaba desde la otra punta de King's Cross, agitando la mano y haciendo movimientos extraños para apresurar a su rubio amigo. El contrario se negaba a ir, sabiendo que en cuanto él encontrara un vagón, ella se iría con los tres Gryffindor's; Nix había amanecido de buen humor. Narcissa la había ayudado a elegir un precioso atuendo de color marfil para luego dirigirse al comedor a desayunar. La cabeza de la familia apenas había saludado, manteniéndose callado durante casi toda la hora que pasaron allí, mientras Nix y Draco hablaban levemente sobre volver a empezar el curso escolar.
Los vagones comenzaban a llenarse, obligando a ambos adolescentes a darse prisa en buscar uno. Kwan fue la primera en divisar uno en el que solo se encontraba Parkinson.
— Rata —siseó la pelinegra.
La contrario rodó los ojos.
— Rata o no, yo al menos le agrado a Draco —el rubio apareció captando la atención de ambas jóvenes, soltando un estruendoso suspiro al divisar quién se encontraba allí. Nix había dudado en irse, más terminó por decidirse cuando recordó con quiénes había acordado encontrarse— te dejo con tu tortura, pequeña estrella.
— Deja de llamarme así, Nix.
La chica rió antes de darle un beso en la mejilla y comenzar a buscar a sus amigos, encontrándose por el camino con los gemelos Weasley y la menor de estos; Cedric la despeinó en modo de saludo, ella pudo notar que detrás estaba una chica, que reconoció como Cho Chang, y a su hermana Hera. Ésta apenas asintió en su dirección, la menor no entendía el por qué de su actitud pero decidió ignorarla para seguir con su búsqueda.
Fue una alegría para ella encontrar el vagón en donde una Hermione Granger reprendía a cierto pelirrojo por comer rápidamente, frente a ellos, cierto azabache los miraba con una ceja alzada. Nix abrió la puerta de golpe, lanzándose encima del chico y rodeando su cuello con ambos brazos. Le había costado distinguir quién se encontraba encima suya, notando como su cuerpo se tensaba por unos segundos más éste se relajó al ver aquella distintiva cabellera anaranjada.
— Hola —rió levemente al poder visualizar bien su rostro— casi me dejas sin costillas.
— Bueno, al menos así tendrás una cintura envidiable —se entrometió Hermione.
— Cierto —apoyó la Slytherin— De estudiante en Hogwarts a ser modelo de pasarela.
Ambas chicas rieron mientras los otros dos las miraban confundidos, aquellas risas mantuvieron un ambiente agradable durante todo el recorrido con una castaña intentando acercar al león y la serpiente.
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Las puertas del comedor se abrieron, dejando pasar a un grupo de jóvenes chicas vestidas de un claro tono azulado. Nix las miraba envidiosa de la belleza que portaban las contrarias sin dejarse comparar ya que de haber sido así, su autoestima habría sido arrastrado por todo Hogwarts.
— Son hermosas —comentó al chico a su lado, más éste no respondió. La pelirroja lo observó admirar a las esbeltas chicas sin apenas parpadear; su pecho se contrajo y su mente la obligó a darle un manotazo— Te estoy hablando, idiota.
Draco parpadeó varias veces como si no supiera dónde se encontraba segundos atrás, miró a su amiga quien portaba una leve mueca de indignación en el rostro.
— Eh, ¿qué decías? —preguntó bajo la atenta mirada de Nix.
— He besado a Harry.
— ¡¿QUÉ?! —el grito el joven Malfoy pegó, llamó la atención de todos los presentes allí, incluida la de ambos directores. La menor estalló en risas cuando el silencio se desplomó sobre ellos, provocando que el contrario la mirara entre confundido y enfadado.
— Era... broma —formuló como pudo debido a las carcajadas que soltaba.
— ¿Algo de lo que tengamos que tener conocimiento, jovenes? —preguntó el director Dumbledore, interrumpiendo la diversión de la chica Kwan.
Ambos negaron a la vez, pareciera que estaban sincronización debido a la precisión de sus movimientos. El viejo hombre asintió antes de continuar hablando brevemente con aquella enorme mujer para luego dar paso al siguiente y último colegio; Nix debía admitir que estaba completamente embelesada con las piruetas y la estridente entrada que aquellos jóvenes de Durmstrang, parecía una niña pequeña que había recibido el regalo que quería. Movía la cabeza con diversión, quedándose a veces admirando a los alumnos frente a ella. Divisó un hueco en su mesa, cosa que indicaba que aquellos chicos se sentarían allí durante su estancia en Hogwarts. La pelirroja juraba ver al varón menor de los Weasley boquear como pez fuera del agua, quería burlarse de él pero no era plan estar gritando e interrumpir una vez más la charla del director. Los gemelos pelirrojos cuchicheaban entre sí mientras miraban de reojo a la Slytherin y se daban no tan disimulados codazos entre sí.
El chico al que reconoció como Viktor Krum tomó sitio a su lado, seguido por el resto de alumnos de su colegio. Draco la miró de reojo antes de comenzar a hablar con él y alardear con cosas que a la pelirroja no le importaban, justo en el momento que la comida apareció. Escuchaba al chico hablar casi sobre ella mientras mantenía una conversación con el castaño a su izquierda.
— Oye, ¿no quieres que te cambie el sitio? —interrogó la más baja mientras intercalaban su mirada entre Krum y Malfoy.
El rubio la miró con una ceja alzada y sonrió de lado.
— No, estoy bien aquí.
La pelirroja miró detrás de su amigo y divisó a Zabini quien le sonrió divertido.
— Sabes que Blaise no me dirá nada que ya no sepa, ¿no? —comenzó a hablar ella— ¿O es que tengo que saber algo?
El rubio se tensó, borrando la sonrisa que antes portaba en su pálido rostro, Zabini soltó una carcajada mientras golpeaba la espalda del contrario.
— Para nada —saltó antes de ignorarla y continuar charlando.
Cuando la cena hubo terminado y los postres desaparecido, la atención se centró en Dumbledore que había dejado a la vista aquel impotente Cáliz. Nix, emocionada, estaba apoyada con ambos codos en la mesa y oía atentamente todo lo que el barbudo decía; Zabini codeaba al rubio mientras movía sus ojos en dirección a la menor, recibiendo miradas fulminantes por parte de éste.
Ambos gemelos volvieron a susurrar entre sí y aquello no pasó desapercibido por la serpiente que entrecerró sus ojos en cuanto lo notó. La charla no duró mucho, y en cuanto quiso darse cuenta, estaba dirigiéndose a la salida junto a la serpiente Theodore Nott, quien le dio conversación hasta poco más de las afueras del comedor. Los gemelos Weasley la detuvieron y pidieron hablar con ella, Nix se despidió de Nott antes de seguirlos hasta el final del pasillo para mirarlos interrogante. Ambos hermanos se miraron y sonrieron antes de dirigir sus llamativos ojos hacia le menor que esperaba impaciente.
