NIX | Los Kwan son uno de los linajes mágicos más antiguos y respetados de todo Londres. Conocidos por ser portadores de la maldición Impungushe, cuyo efecto hace presencia durante las largas noches de invierno, bajo las heladas temperaturas...
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CHAPTER FOURTEEN ° Time to say goodbye. ° ° ° ° ° ° °
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Nix se había despedido a regañadientes de Remus Lupin, le molestaba el que tuviera que irse por su condición. El mayor la intentó hacer entrar en razón más ella se empeñaba en no ceder a aceptar; la chica había insistido en que podía ir y pelearse con cualquier padre que se atreviera a poner en duda cuán buen profesor era, algo que causó cierta gracia en él. Había sido toda una lucha hacer que la pelirroja saliera de allí sin amenazar a alguien, más se resignó al ver que el contrario estaba feliz y parecía no objetar.
Su último día había llegado, y con él, la vuelta a casa que muchos ansiaban. Nix se había asegurado de guardar todas sus pertenencias en el baúl, y había dejado que su pequeña mascota quedara recostada en su cuello. Fue raro ver a su hermana Hera esperándola para irse, apenas se habían hablado durante todo el curso, y es que la pequeña rubia iba por su lado, al igual que Nix. Un pequeño abrazo fue lo que recibió de la mayor antes de encaminarse hasta el andén; buscar un vagón vacío fue lo que molestó a ambas. Hera se quedó junto a un Hufflepuff y una chica de su misma casa, más Nix siguió caminando hasta encontrar al trío de oro.
El viaje fue tranquilo, preguntándose sobre cómo estaría Sirius o qué tenían pensado hacer aquel verano. Nix contestó que haría lo mismo que todo los años, hacer una reunión familiar en casa de su abuela y pasar algún que otro día en la Malfoy Manor, en compañía de Lucius, Narcissa y, por supuesto, Draco. Los cuatro comenzaron a comentar sobre la final del Mundial de Quidditch que se celebraría en unos meses y al que seguro la pelirroja asistiría siendo arrastrada por su hermano mayor, si es que su rubio amigo no lo hacía antes.
La llegada fue todo un desastre, los cuatro se dieron un corto abrazo antes de salir junto a sus baúles y mascotas. América se encontraba junto a Narcissa manteniendo una charla, ambas parecían muy cómodas junto a la otra y eso alegraba a la menor, su madre no solía ser muy interactiva con el resto de personas, pero con la madre de Draco parecía estar entablando una amistad.
-¡Quiero que nos escribas durante el verano! -amenazó Hermione antes de darle un abrazo. La chica asintió riendo antes de dejarla marchar.
Los gemelos también se despidieron de ella, al igual que Ronald, y sorpresivamente, Ginny. Harry fue el último, quien se acercó con timidez a la chica, una sonrisa cubrió el rostro de la serpiente que hizo al contrario relajarse.
-Más te vale escribirme, Potter -amenazó imitando de igual manera a la leona que minutos atrás había desaparecido. El chico asintió mientras reía- Ven aquí -dijo mientras se acercaba y le brindaba un abrazo, al principio Harry se sorprendió, respondiendo al cabo de unos segundos.
-Nos veremos pronto -afirmó el azabache.
-Por supuesto que sí, no te librarás tan fácil de mí.
Nix se giró cuando no pudo ver más la figura de su amigo, quedando cara a cara con el familiar y singular rostro de su hermano mayor. La chica gritó, llamando la atención de su hermana y madre antes de abrazarlo con fuerza. Realmente lo había extrañado.
-¡Zíu! -chilló con alegría, a su vez, el mayor le daba vueltas en el aire, haciéndola reír- No sabes cuánto te he echado de menos.
-Y yo a ti, pequeña -la bajó y se alejó, no sin antes despeinar su cabello.
Ambos se acercaron a su madre y los Malfoy, la chica no cabía en sí de felicidad. Su madre la abrazó, dejando un pequeño beso sobre su coronilla; Narcissa la saludó con un pequeño pero cálido abrazo, Draco rodó los ojos, cosa que hizo a Nix pegarle un pequeño manotazo en el hombro. El rubio pasó uno de sus brazos por encima de los hombros de la más baja, con cuidado de no molestar a Tique.
-Ni siquiera me despediré de tí porque en dos días estarás en mi casa -aclaró el Slytherin- En serio, ¿por qué no te mudas con nosotros y ya?
Ambas madres rieron ante lo dicho por el menor.
-Da las gracias que la dejo ir a dormir a tu casa, Malfoy -saltó Zíu desde detrás de Hera.
La conversación se alargó unos minutos más, el andén estaba quedando vacío y fue ahí cuando pudieron divisar la esbelta figura del padre de Draco, Lucius Malfoy. Hera se colocó junto a su madre, la rubia le tenía pánico al hombre y su hermana no entendía por qué. El mayor se acercó y saludó levemente a su esposa y a su madre, a su hijo lo saludó con una pequeña palmadita en el hombro, preguntando qué tal le había ido aquel años. Recibiendo solo respuestas positivas por parte de su primogénito.
-Vaya, la joven Nix -exclamó.
-Me alegra volver a verlo, señor Malfoy -la educación que portaba la pelirroja se hacía notar cuando la colocaban frente a alguien tan imponente como aquel hombre.
-Espero que tus estudios hayan ido correctamente -prosiguió.
-Siempre en la misma línea, señor.
El asentimiento de cabeza que recibió fue un signo de satisfacción por parte del mayor, o eso era lo que había aprendido a descifrar la joven a lo largo de los años. La conversación duró unos cuantos minutos más entre su madre y los padres de Draco. El anteriormente nombrado se hallaba en una esquina, esperando para irse. Nix pudo notar lo cansado que se encontraba, y como su postura de erguía levemente. Se acercó a él, posicionándose a su izquierda y tomando la mano fría de éste -acto que no pasó desapercibido ni para Zíu, ni para Narcissa- le preguntó qué era lo que ocurría.
-Sé que ocultas algo -comenzó a decir el platinado, ella se tensó por lo que rápidamente se corrigió- y no te pido que me lo cuentes a mí, pero si puedes decírselo ya sea a alguno de tus hermanos o tu madre, hazlo.
Depositó un pequeño beso en la pálida mejilla de su amiga en cuanto sus padres lo llamaron para marcharse, la chica no pudo decir nada más porque ya se había ido. Con pasos lentos se acercó a su madre, quien la miraba con una ceja alzada y una leve sonrisa. Nix pensó en las palabras que su mejor amigo le había soltado durante todo el camino de regreso a casa y con decisión, soltó la bomba a su madre.
-Quiero hablar contigo en casa, mamá -dijo procurando que sus hermanos, que iban más adelantados, no la escucharan- sobre nuestro padre.
