NIX | Los Kwan son uno de los linajes mágicos más antiguos y respetados de todo Londres. Conocidos por ser portadores de la maldición Impungushe, cuyo efecto hace presencia durante las largas noches de invierno, bajo las heladas temperaturas...
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Draco iba a colapsar.
Decía cosas sin sentido, ponía excusas a actos imaginarios e insultaba a cualquiera que pasara por el pasillo. Nix lo miraba sonriente, disfrutando del numerito que su amigo estaba formando, a su vez, saludaba con la mano a varios niños de su misma casa como si el chica que gritaba no estuviera allí. El joven había salido corriendo detrás de ella en cuanto leyó el nombre de la castaña leona, Kwan había procurado esconderse bien para molestar un poco al chico. Decidió salir en cuanto vio que un tic nervioso había aparecido en el ojo izquierdo del contrario.
La pelirroja disfrutaba ver como su cara se ponía roja antes de soltar alguna burrada por la boca, luego parecía calmarse y volver a su blanco color natural pero otra vez adoptaba ese rojizo color.
Cansada de estar ahí de pie cual árbol, agarró la mano de Malfoy y se dirigió con él a rastras hasta la biblioteca, en dónde una Hermione Granger hacía varios pergamino de tarea. La castaña sonrió al ver a su amiga, más la sonrisa desapareció en cuanto vio las caras de asco por parte del más alto. Nix ignoró a ambos y se acercó a abrazar a la Gryffindor.
- Si estáis aquí supongo que Malfoy ha aceptado -Granger fue la primera en hablar.
El rubio la miró de arriba a abajo mientras una mueca se formaba en su rostro.
- He sido arrastrado en contra de mi voluntad, eso no es aceptar a nada -escupió con desdén.
Nix lo miró mal y levantó una de sus manos para pegarle, sin embargo, el joven de buenos reflejo agarró su muñeca y la giró para que quedara de espaldas a él. La pelirroja bufó. Granger los miraba con una ceja alzada, mientras intentaba ocultar una leve sonrisa en su rostro. La leona podría odiar y no soportar al chico en lo más mínimo pero admitía que verlo junto a la menor de los Kwan era, en cierto modo, adorable.
- Y bien, -volvió a tomar palabra el joven- ¿qué tenéis en mente?
A Hermione le brillaron los ojos, como si hubiera estado esperando esa pregunta durante toda su vida. Se enderezó y caminó hacia uno de los libros que había colocado en una de las mesas, lo abrió por la mitad y lo señaló con una sonrisa en el rostro: «brebaje parlanchín». El rubio junto ambas cejas, recordando la utilidad de dicha poción.
- Recuerdo a mi madre hablar sobre esto, ¿no es la que provoca hablar sin sentido al que beba de ella? -Hermione asintió- Entonces no lo entiendo.
La castaña puso sus ojos en blanco antes de mover algunas páginas del libro y señalar otra opción.
- Tengo en duda que sí conseguimos unir el brebaje parlanchín junto a la poción reabastecedora, podamos recuperar la voz de Nix -explicó la leona- También si todo sale bien, podríamos volver a intentar que tomase la poción restauradora.
- ¿Y la vas a hacer tú? Porque según tengo entendido necesitamos medios los cuales no tenemos -obvió el rubio.
- No tendrás tú -respondió ofendida Hermione.
Nix se rió en silencio.
- Bueno, supongo que Nix y tú quedaréis para realizarla -Nix se giró, quitando el brazo del chico de su cintura para golpearle sin problema el hombro. Lo señaló con su dedo índice y puso mala cara- ¡Ni de broma! -exclamó el rubio indignado. La pelirroja asintió, mirándolo aún peor que antes- No, no voy a perder horas de sueños para estar con ella -Nix lo golpeó aún más fuerte- ¡oye, no te pases!
Hermione interrumpió la pelea de ambos jóvenes.
- No hay problema, Malfoy -dijo la leona, haciendo que tanto Nix como Draco la miraran- Harry puede venir a ayudarnos.
La vena del cuello del joven se hinchó y su rostro cambió de expresión en un milisegundo.
- No hace falta, -gruñó, provocando la sonrisa burlona de ambas adolescentes- que Nix me diga la hora y allí estaré con ella.
Draco se despidió de Nix antes de salir de la biblioteca hecho un basilisco, Hermione comenzó a reír bajito mientras negaba con la cabeza.
- Sabes que Harry vendrá igualmente, ¿no? -la pelirroja asintió con una enorme sonrisa en el rostro.
Salieron juntas en cuanto notaron que era hora de ir a sus últimas clases, encontrándose por el camino con Harry y Ron. El azabache saludó a la pelirroja con un leve tono rojizo en sus mejillas, cosa que no pasó desapercibida para sus dos amigos. Era gracioso ver como ambos jóvenes intentaban comunicarse, sobretodo por las distintas señas que la chica debía hacer para que el contrario la consiguiera entender.
Se separaron al final del pasillo, cuando Hermione señaló con su cabeza la llamativa cabellera de Malfoy. Nix se despidió rápidamente con la mano y salió corriendo en dirección a la serpiente, quien tenía colgado en su brazo a una pelinegra insoportable. Levantando la cabeza y corrigiendo su postura, pasó por la izquierda de la chica mientras chocaba su hombro con descaro, haciéndose notar. En cuanto el joven divisó a su amigo, se soltó del abrazo de Parkinson y caminó rápidamente hacia aquella anaranjada cabellera.
La contraria sonrió ante la presencia del rubio y redujo la velocidad de su andar, llegando juntos a clase y sentándose a su lado, Nix agarró un pequeño trozo de pergamino para comenzar a escribir algo en él. Kwan admiró su letra antes de entregárselo con disimulo a Draco; no es que antes tuviera mala letra, pero desde que había perdido la voz, su prolijidad había mejorado e incluso había cambiado distintas formas de algunas letras.
Malfoy asintió a lo escrito en el papel y lo arrugó antes de guardarlo en uno de los bolsillos de su pantalón. La fecha y hora de la primera quedada nocturna ya estaba puesta, Nix solo esperaba que todo lo que estaban tramando funcionara sin problema alguno.
