Ya había pasado una semana y David ya estaba en casa. Todo se estaba normalizando bien, entre los nervios y la preocupación hasta las heridas de mi hermano. Mamá trabajaba dos horas menos para poder estar con David y Sandra no se despegaba de él ni un segundo. A pesar de lo que le hizo a mi hermano hace unos meses... La perdoné, después de todo es una buena chica y al ver cómo reaccionó con el accidente mereció mi perdón.
Ahora nos llevábamos bien, no la miraba ni con asco, ira, odio, enfado...
En cuanto a Bruno, no lo había visto y de alguna forma u otra me alegraba.
― Luna, baja. ― me pidió mi hermano desde el piso de abajo.Hice lo que me pidió y allí estaba él tirado en el sofá. No pude evitar reír.
― ¿De qué te ríes? ― preguntó confuso.
― Nada, ― suspiré. ― cosas mías.
― Que humor. ― murmuró. ― ¿Qué pasa? ¿Estás en tus días?
― No, no estoy en mis días, David. ― repliqué enfadada. ― Pero parece que tú si estás en los tuyos, estupidez suprema...
Mi hermano abrió mucho la boca, como si pretendiera comerme pero luego la cerró y se calló... un minuto.
― ¿Puedes llamar a Sandy y decirle que venga más tarde?
Bufé, ¿no podía hacerlo él?
― Hazlo tú, vago. ― repliqué.
― Te recuerdo que apenas soy capaz de moverme... ― masculló él.
Llamaron al timbre y tuve que ir a abrir y allí estaba el, vestido de amarillo y su carro.
― Buenos días, Luna. ― me saludó el hombre de mediana edad.
― Hola. ― le saludé al hombre con alopecia y perilla.
― Toma. ― me entregó una caja de cartón pequeña, la cual cogí enseguida. ― Firma aquí y aquí. ― el cartero indicó diferentes lugares. ― Perfecto, ¡que lo disfrutes!
Y cuando el cartero se alejó lo suficiente cerré de un portazo y subí a mi habitación para abrir el paquetito.
Dentro había un atrapa sueños color marrón caoba con plumas blancas, granates y celestes. Y una nota con una caligrafía realmente bonita.
"Luna,
hace un par de días dejamos Londres para ir a América y nos encontramos a unos señores indios que nos enseñaron sus costumbres. Por eso el que te acabo de regalar lo he hecho yo. No es muy perfecto pero es lo mejor que lo puedo hacer. ¿Sabes su utilidad? Bueno por si no lo sabes lo has de colocar en el cabezal de tu cama. Los sueños pasan por la red y se deslizan por las plumas en cambio los malos como las pesadillas se quedan en la red y se queman con las primeras luces del día.
Espero que te guste amor. Quedan cuatro días y nos veremos. Te quiere
Dani."
La carta me encantó y el atrapa sueños aún más. No lo pensé y ya estaba colgado en el cabezal blanco de mi cama. Cada vez le quería más que el día anterior, pero menos que el siguiente.Bajé a comer, Sandy cocinaba bastante bien y la pasta cualquiera.
― Mm... ― dijo mi hermano. ― Delicioso.
Suspiré. Desde que había vuelto del hospital, no dejaba de decirle piropos y elogios a Sandra. No es que me pareciera mal, pero es que se lo decía constantemente.
― Luna, ― suspiré y levanté la vista del plato. ― me ha dicho tu madre que tienes médico a las cuatro y media, para recoger los resultados. Tu madre te esperará en la puerta principal a las cuatro.Me limité a asentir y a seguir con la pasta al pesto.
Al terminar me arreglé un poco, una blusa blanca con unos pantalones cortos y las sandalias doradas con esmeraldas. Cogí algo de dinero de mi escondite secreto (un sobre entre la ropa de invierno) y el teléfono.
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¿CASUALIDAD O DESTINO?
Teen FictionLuna es una joven de diecisiete años que vive feliz en el barrio de Triana. Allí conocerá a Dani, quién marcará un antes y un después en su vida. Por otro lado recordará quién fue realmente su primer amor además de aprender a distinguir entre los su...