Interactuando.

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Narradora

Era un nuevo día.

Un nuevo amanecer.

Una nueva historia.

Lizeth y Flandre despertaron adormiladas.

Las dos se arreglaron.

Y fueron a la cocina a desayunar.

Lizeth aún que estaba adormilada, siempre está alegre.

Y Flandre, ella parecía estar más muerta que viva.

Estaba muy pálida.

Y se le miraba las ojeras.

Lizeth: ah!, hermanita!, qué pasó a noche?

Flandre: a noche?.

Lizeth: si, no dormiste bien?.

Flandre estaba confundida.

Directamente se fue al baño.

Entró y vio lo primero que se fijó.

En el espejo.

Estaba roto.

Se acordó de ese día.

Entre el espejo roto se miro.

Y vio sus ojeras en sus ojos.

Que había pasado a noche?.

Volvió de nuevo a la cocina.

Y vio a su hermanita comer galletas saladas.

Lizeth: no me gusta lo salado, hermanita quieres?.

Flandre: claro, porque no.

Flandre agarro con cuidado de las galletas saladas.

Y se lo comió.

Y se acordó de que si comía algo, le sabría asquerosa.

Pero las galletas saladas hicieron una excepción.

No le causo asco.

Flandre se lo comía rápido.

En verdad.

Cuantos fueron los días que no a comido?.

Lizeth estaba feliz de que su hermanita le gustó las galletas saladas.

Las dos se fueron a cepillar los dientes.

Y se fueron en el auto.

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