Capítulo II Sentimientos juveniles

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     Luego de algún tiempo en la universidad Amanda conoció a dos amigas en su misma carrera: Valeria Katherine Celeste Y Miranda Linda Alexandra. Ambas tenían entre 18 y 19 años. Y salir de clases siempre charlaban con ella por horas en está ocasión su mirada se distrajo al ver a un chico de 17 años llamado Alexander. Un estudiante fotógrafo de piel blanca ojos cafés claro, cara alargada, cabello rizado de color castaño oscuro, llevaba un corte bajo parecido al militar, una camiseta azul oscuro sin cuello combinada con su Jin Azul, traía una cámara APS fotográfica colgando en su cuello.

Amanda al ver a este chico se sonrojo un poco, sintió que sudaba su frente, su pulso y su corazón se aceleraban y trago saliva espesa. Jamás había sentido algo semejante, sólo cuando tenía miedo, o al despertar de una pesadilla, pero está sensación era lo contrario del miedo por esto les preguntó a sus amigas con voz titubeante.

—¿Qué... es... está sensación tan extraña que siento? ¿Me veo enferma? —Interrogó señalando su rostro.

Miranda le dijo sin entender— ¿De qué hablas? Yo te veo muy bien sólo algo ruborizada— Ella rápidamente tapó su rostro con vergüenza y Valeria incluyó con risitas:

—Amanda... ¿Es por el chico fotógrafo? — Amanda destapó su rostro y aulló.

¿E-estás loca...? ¿Qué chico...? —Miranda comprendiendo se unió a Valeria en su risa y dijo con picardía, con voz de alguien que entendió algo—¡Es cierto...! Te vi como lo mirabas... —Amanda les miraba desconcertada y nerviosa.

—Yo no siento eso... Nunca lo eh echo.

Ambas dijeron riendo—Nunca digas nunca... —Añadió Valeria—: Ahora lo estás sintiendo.

Miranda dándole empujoncitos incluyó—: Vamos... Vamos, habla con él y pídele su número o una cita.

Valeria alzando su voz como alguien que tuvo una idea añadió—: Lo puedes hacer después de clases... ¡Oh... cuando mejor lo prefieras...! ¡Pero será hoy!

Amanda intentando borrar sus palabras y caras con sus manos gruñó—No. No, no haré tal cosa, ¡Ahuyentaré esa emoción! No me insistan...

Ambas insinuaron con voz mística como una serpiente— Bueno... No lo hagas... Pero después te arrepentirás si lo pierdes...

Amanda con molestia les dijo—: No me arrepentiré se los juró.

—Uju... Uju... Bueno ya entremos a clases— Le dijeron y entraron a la universidad.

Durante la clase de historia de la cultura y civilización una profesora les encomendó la tarea de que hicieran un proyecto, en el cual tendrían que hacer una noticia o reportaje y el mejor tendrá la mayor puntuación. Al terminar de hablar el salón se llenó de suspenso silencioso, y todos tenían la incógnita de que podrían hacer para sorprender a la profesora y tomar la máxima calificación.

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