Capítulo VI Una gran amistad

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     Al bajar la escalera y estar todas fuera de la casa, las serpientes se subieron al techo para esperar a que salieran. Ellas caminaban temblorosas y asustadas. Al asomarse y verles en el techo retrocedieron en pánico, sus piernas se derribaron y estaban por desmayarse.

Valeria muy asustada sollozó— N-nos.... Mataran...—Retiró con desesperación—, ¡nos van a matar...! Estamos perdidas, ¡quizás nos capturen y nos hagan muchas cosas y luego nos sacrifiquen!

Amanda arqueando las cejas le exclamó— ¡Pareces una gallina...! Si estamos en problemas, pero aún no saben por dónde salimos. Si piensas así nos asustaras y no tendremos soluciones.

—Miranda dijo pensativa— No creo que nos maten, necesitan a la policía y nosotras se la tra... —Exclamó Amanda interrumpiendo:

—¡Miren...! Miren... Un auto... Un auto... Corramos es nuestra única esperanza.

Valeria replicó— Está muy lejos... Antes de llegar estaremos muertas— Amanda le jaló del brazo y empezaron a correr gritando de pavor.

—¡Alto...!¡Alto...! ¡Ayúdenos...! ¡Por favor... Sáquenos de aquí...! —El auto Hondaazul se detuvo con un brusco frenazo, pero aún estaban lejos—mientras ellas corrían, empezaron a dispararles. Todas las balas pegaban en elsuelo o sus lados, estaba claro que no tenían intención de matarles, pero ellascorrían con todo creyendo que si les matarían.

Las balas se estrellaban contra el suelo y las paredes, contra botellas vacías haciendo escándalo, ellas brincaban y corrían gritando y aullando intentando llegar al carro con desesperación.

El chico abrió las puertas traseras y les hacía señas con las manos al oír los disparos gritándoles.

—¡Corran... Corran...! ¡Más rápido...! ¡Ya casi llegan...! — Amanda y Miranda subieron al auto, pero Valeria tropezó un poco y un disparó le hirió, rosando su pierna izquierda y ella cayó al piso, aún sin sentir el rose. Al caer se levantó como una pelota que rebota del suelo, siguió corriendo y subió al carro dejando un rastro de sangre.

Miranda vio que Valeria estaba herida y rasgó el ruedo de su pantalón y le hizo un torniquete. Valeria aún no sentía dolor. Amanda le dijo en suplicas al chico sin verle a la cara por mirar la pierna de Valeria:

—Nuestra amiga está herida... Llévenos al hospital por favor...— Levantó su rostro y al ver al chico, se ruborizo reiterando— ¿Eres... Alejandro...? Vas a la misma universidad que nosotras y estudias fotografía ¿o me equivoco?

Él aceleró sin parar de mirar atrás para asegurarse de que no le siguieran y luego respondió riendo— Es Alexander... No Alejandro —asintió con su cabeza luego dijo—, si señorita investigadora. Estás en lo correcto ¿veo que sabes mucho sobre mí? —Luego les regañó a todas—, ¿qué rayos hacían en ese lugar? ¿Están locas? ¿No aprecian sus vidas?

Miranda arqueo sus cejas y le dijo cruzando los brazos— ¿Es de tu incumbencia saber lo que hacíamos?

Él frunció el entrecejo y le dijo mirándoles y mirando el camino por cual conducía— bueno... Les acabo de salvar la vida— luego su tono se hizo sarcástico—, ¿creí que podría saber de qué les eh salvado? —Amanda miró a Miranda diciéndole con los ojos que le contará.

—Vinimos aquí a hacer tareas... Es decir... Un reportaje para la universidad.

Él exclamo— ¿Les piden que intenten suicidarse para una calificación? ¿O están reprobando y están desesperadas?

Amanda dijo con una risita— No.... Nada de eso... Es más, como una competencia por la máxima calificación de la cual depende nuestra carrera. Nosotras elegimos hacer este reportaje— Alexander se sorprendió y dijo:

— Valla... que chicas más locas hay en esa universidad...

Miranda con picardía interrumpió— Amanda está muy agradecida. Mu...cho... Más que nosotras por habernos salvado—Amanda golpeó con el codo y echo una mirada asesina haciéndole a ambas reír a carcajadas.

Alexander entendió el mensaje y dijo levantando su ceja izquierda— Así... que... ¿Te llamas Amanda? ¡Un placer haberte salvado la vida! Y también conocerte. Aunque estoy dudoso si cobrarles o no. Quizás... sólo me conforme con una salida a comer.

Amanda inquirió entrando en su juego de picardía— Quizás... ¡Tal vez lo piense! O tal vez no. Podrías bajarnos aquí si quieres, pero tu conciencia te acusará si le sucede algo a Valeria y no la llevas al hospital. También necesitamos llevar nuestro reporte a la policía. Quieren matar a su jefe William eh... no recuerdo su apellido ahora mismo, pero le mataran mañana al anochecer.

Alejandro les dijo— Valla que son buenas... Bueno estamos a dos cuadras del hospital más cercano y sobre entregar el reporte... creo que necesitaran transporte. Yo les acompañaré —Amanda asintió con una sonrisa.

— ¿Y sus padres le dejan hacer algo tan peligroso? —Preguntó curioso Alexander.

Miranda dijo con cara de indiferencia— Mi padre me deja hacer lo que yo quiera, sin importarle nada.

Valeria dijo—Mis padres nunca están en casa, andan siempre preocupados por su trabajo y por ende no tienen tiempo para mí.

Amanda bajo su rostro y dijo con melancolía— M-mi padre... Am.... No tengo padre, el murió. Fue asesinado por una banda de criminales, y, Aún no se la razón.

Alexander notó su tristeza y dijo— Lo siento... No debí... —Ella interrumpió—: No te preocupes ya fue hace mucho tiempo.

Alexander sonrió— Me alegró que ya no estés triste por eso ¿Y tu madre dónde está?

—Mi madre...Ella debe tener unos 50 años ahorita. Su nombre es Roxana Woller. Enloqueció y me abandonó en cuanto Salí de la escuela. No soportó la muerte de mi padre, ni podía mantenerme—Amanda dijo todo esto bajando su rostro y reiteró— Me dejó dinero para comer y un trabajo para mantenerme.

Alexander se sorprendió y exclamó— Valla... Has tenido una vida muy dura. Sólo sobrevives con el cariño de tus amigas ¿verdad? —sonrió para cambiar el tenso ambiente y el gesto triste en su cara—, lástima que no tienes a alguien más que te quiera y apoye. Ya veo por qué hicieron tal locura... ¡Debes pensar también en la seguridad de tus amigas! No arriesgarte a morir por no tener nada. Herir a una de ellas no es lo peor que pudo haberles pasado.

Miranda frunció el entrecejo y le replicó con molestia— Oye... Oye... Un momento... Amanda no fue la de la idea... ¡Fuimos nosotras! No le hables así a ella como si hiciera mal. Ella es buena persona y una excelente amiga ¡Tampoco necesita más amor que el de nosotras! ¿Quién te crees para hablarle así? O ¿para hacerle sentir así? Ella no está sola.

Amanda conmovida miró a Miranda con agradecimiento— Muchas gracias Miranda...

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