Capítulo VIII El acuerdo

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   A las 2:00 am. Amanda quedó sola con Alexander en el auto y luego de un incómodo silencio le dijo Alexander— ¿Tú amiga es muy odiosa no crees?

Amanda con una corta carcajada le dijo— Sí... Que lo es...—reiteró—, Pero... como ves es una gran amiga.

—Sin duda alguna...— Hubo un gran silencio donde sólo se escuchaban el contacto de las ruedas con la carretera y los rugientes motores del auto.

—Y... ¿Con quién hablabas...? —preguntó Amanda intentando romper el silencio—, c-claro... Si no es molestia decirme...

—Con mi mamá —aulló calmadamente Alexander—, estaba preocupada por qué no había llegado y era muy tarde...

— ¿Qué le dijiste? —Preguntó Amanda sabiendo la respuesta.

— Le dije que... Unas amigas necesitaban un aventón y yo debía ayudarles y hoy llegaría tarde a casa.

— ¿Así que sólo un aventón...? —dijo con sarcasmo y entre resistas añadió—: Yo diría que nos salvaste la vida. Así como lo hace Superman —Rio a carcajadas recordado la conversación con el doctor.

— Sí exactamente como él. Ya decía mi madre que tengo su espíritu —dijo entre risas y añadió sarcásticamente—: Debo considerar lo de la capa y mi ropa interior sobre el pantalón—Amanda carcajeo.

— Lo olvidaba... ¡Teníamos que entregar el reporte hoy...! ¡Ya sé...! Llama a la policía, debemos contarles lo que descubrimos.

— Oh cuanto lo siento. No tengo saldo y mi no creo que haya lugar donde telefonear a esta hora.

— Bueno llamaré yo... —Marcó el 911 y luego de dos tonos contesto una operadora diciendo con voz amable forzada, parecida a la de un robot.

— Habla el departamento central de la policía de San Francisco. ¿Cuál es su emergencia?

— No hay ninguna emergencia... Es decir... Aún no —Amanda estaba nerviosa—, quiero advertirle a la policía sobre un asesinato en progreso.

— ¿Un asesinato en progreso? Aguarde un momento para tomar apuntes—hizo silenció un segundo mientras se escuchó que tomaba una libreta luego dijo—, ahora si dígame.

— Soy estudiante reportera de la universidad y estoy haciendo un reporte junto a mis amigas. Ayer por la noche, espiábamos la conversación de lo que parece ser una pandilla llamada Serpientes...

— ¿Pandilla serpientes? —Interrumpió vacilando—, esa debe ser nueva yo sólo eh oído hablar de la secta satánica de las serpientes. Quizás... Sean imitadores... ¡Eso les hace peligrosos...! Perdón por interrumpir... prosiga.

— Bueno les oímos hablar que planean matar al jefe de la policía William Hilton. Tengo videos y apuntes que dan base de mi testimonió.

— ¿Sabe el nombre su jefe?

— Sí. Le dicen... Amo cobra.

— Valla que buenos imitadores... Así se Renombra también el líder de la secta que mencioné—inquirió—, ¿Tiene alguna dirección?

— La tengo. Es la casa abandonada de la calle 11 al sur de San Francisco. A unas dos manzanas de donde vivo.

— Entendido. ¿Sabe cuándo planean matarle?

— Mañana en la noche. Seguramente a eso de las siete de la noche.

— Listo—dijo luego de una pausa para anotar y preguntó—: ¿Tiene algo más que aportar a su demanda?

— No. Es todo lo que averiguamos.

— Gracias ¿señorita...?

— Amanda Woller.

— Gracias señorita Woller. Enviaremos un equipo especial mañana a esa hora para revisar. Valla a casa y no ponga su vida en riesgo. Desde aquí nosotros nos ocuparemos. Si recuerda algo más contáctenos—Colgó la llamada y rápidamente le dijo a Alexander.

— Paré junto a esa auto blanco. Esa es mi casa— Él se estacionó, ella bajó y luego de agradecerle dijo—: Me parece que mañana por la noche estaré libre.

—Entonces mañana pasaré por ti para ir a comer... Fue un gusto conocerte Amanda.

— El gusto es mío —Se iba a meter a su casa cuando él le llamó.

— Amanda... —Dijo dándose un golpe en la frente—, que tonto soy... Casi lo olvido, intercambiemos números para...

— Sí claro... Yo también lo olvidaba ¿Cómo te iba a contactar luego? —Se echó la mano al bolsillo y saco un retazo cuadrado de papel y se lo dio, el agradeció e hizo lo mismo.

— Gracias...

— Gracias... Descansa Amanda...

— Descansa Alexander... —rieron y se marcharon.

La incertidumbre delo que podría ocurrir al abrir los ojos no dejaba que su sueño se hicieraprofundo y apenas pegaba los ojos.        

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