Capítulo IX El Asesinato

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   Esa misma madrugada a las 3 una patrulla con dos policías que terminaban su labor nocturna, vio a unos sujetos junto a un Mustang negro y el oficial copiloto le dijo:

— ¿Qué hacen aquí a estas horas de la madrugada señores? — ellos le miraron y uno de los sujetos se acercó a la patrulla. En ese instante otro auto detrás de la patrulla se estacionó tras ella y alguien con mascara de serpiente se bajó y fue a la ventanilla del chofer y le disparó en la cabeza, el policía al lado dio un grito seco, bañado de sangre petrificado y atónito echo su mano rápidamente a su pistolera. pero el sujeto de al lado le disparó en la mano, haciéndole desaparecer su mano y así mismo hiriendo su pierna con sangre a borbotones.

Abrió la puerta y dijo—Ayer tuve un día aburrido y necesito algo de diversión— arrojó al policía que gritaba del dolor al suelo y le disparó en la otra mano riendo mientras el aullaba y se revolcaba del dolor.

Le colocó de rodillas y sujetándolo por el chaleco le disparó en la columna para dejarle invalido. El policía estaba por desmayarse del dolor con su rostro pálido. El disparó junto a su rostro para despertarlo, luego se sentó sobre su pecho y le cacheteó diciendo con voz psicópata.

—Aún no es hora de dormir chiquillo... —El policía ensordeció y él le rompió la nariz con un puñetazo que retiró lleno de sangre. Sus compañeros le gritaron:

—Vamos... Termina de matarle amigo....

—Está bien... Está bien... —Dijo con fastidió— Le quitan la diversión al momento. Aunque... un oficial inconsciente no es divertido— Le hundió el revolver en el cráneo y le disparó 3 veces dejando un espació de segundos entre cada disparó para disfrutarle.

EL oficial antes de su muerte sólo alcanzó a ver una serpiente gris que se asemejaba a un dragón en la placa y en la puerta del chofer dibujada.

A la maña siguiente. Un día sábado, Amanda quien muchas veces fue despertada por la noche con pesadillas tenebrosas y pensamientos intrigantes sobre la investigación y su reportaje. Se encontraba pensando en lo que dijo la operadora de la policía "Nosotros nos ocuparemos desde aquí".

Tenía claro que, si no se entrometía más en el asunto su reporte, y haber arriesgado la vida hubiera sido en vano. Vacilaba sobre ir a hablar directamente con el jefe de la policía o no.

Claramente su fiero instinto periodista le empujaba a ir con William Hilton. Un instinto, sin poder contenerle le hizo telefonear a sus amigas conectadas en una línea.

—Chicas... Ayer llamé a la policía y les conté lo que averiguamos. Me dijeron que no me entrometiera más, Pero...

—¡Amanda...! ¡Miranda...! Enciendan la tele... ¡Es horrible— Luego de hacer lo que Valeria les decía está reiteró— ¡Mataron a esos policías y a uno le hicieron sufrir antes de su muerte! Quedo irreconocible... ¡Esto es...!

Miranda interrumpió— Claramente es obra de las serpientes. Por el salvajismo empleado en el asesinato. Además, fue a 8 manzanas de la casa de Amanda... —Vio la tele y reiteró—. ¡Lo ven...! Dicen que las cámaras lograron captar una toma del automóvil retirándose y este tenía una serpiente dibujada. Como les dije, ellos quieren llamar la atención de la policía. Usaron a estos policías y a nosotras para que el mismo jefe quiera ir a enfrentar a esta...

Amanda pensativa dijo— Creo... que no son ninguna pandilla... Es una secta satánica ¡Todo apunta hacia ello...!

Valeria intervino— ¿Qué creen que debemos hacer chicas? La policía dijo que nos apartáramos.

—Debemos ir a ver a William Hilton y continuar con nuestro reporte. Hoy debemos mantenernos con él para estar en asientos VIP para reportar— Exclamo Amanda con gran seguridad.

Miranda sonriente dijo— Es una maniaca idea... Pero... Es excitante... ¡Vallamos!

Valeria no tuvo más opiniones ni opciones que estar de acuerdo. A las 4:00pm fueron a la comisaría central de San Francisco para buscar a William.

—Por favor... Déjenos hablar con el Jefe William Hilton... Tenemos información para él— Rogaron las chicas al secretario de la policía quien les decía que sin una cita previa no podían hablarle.

Miranda sonrojada y apretando sus nudillos airada, tomo a las otras de la mano y pasó de largo entre los policías y fue a donde les parecía que estaba William y unos policías les gritaban —Deténganse señoritas... no pueden ir allí...—Ellas sin voltear corrieron mientras unos policías iban tras de ellas. Pero antes de que pudieran atraparlas vieron la puerta de la oficina entreabierta. Entraron y cerraron la puerta rápidamente.

Los policías tocaban la puerta con ferocidad mientras ellas le decían al sujeto tras el escritorio.

—¿Usted es el señor William Hilton?

—Sí. ¿Por qué tanto escándalo? ¿Qué hacen aquí?

—Somos reporteras y tenemos noticias para usted... —aullaban mientras sostenían la puerta con sus espaldas.

—¿Vienen a decirme que quieren matar? — se reclinó en la silla giratoria con sus manos en la cabeza mientras se movía entre rechinidos diciendo con fastidio—, soy el jefe de la policía... Todos quieren matarme. Eso no es ninguna novedad.

Valeria dijo—¿Vio las noticias? —Los policías intentaban tumbar la puerta— No sólo vi las noticias sino yo mismo revisé la escena y a los cadáveres ¿Qué hay con eso? —decía con cara de póquer.

Miranda enfada con su actitud le gruño—Para ser un comisionado o como quiera llamarse usted es pedante y tiene una actitud despreciablemente cerrada. Ya veo por qué todos quieren matarle.

Amanda le hizo una señal a Miranda para que se calmará y dijo calmadamente— Sé que quizás nuestra visita inoportuna sea una molestia y usted es alguien con muchas responsabilidades. Pero... Debe escucharnos... —El policía se apoyó en el escritorio, y le hizo una señal a los policías que golpeaban la puerta de que les dejaran y Amanda prosiguió—, Estuvimos en la cueva de las serpientes y sabemos gran parte de sus planes, también creemos saber cuántos son. Tenemos aquí unos apuntes de todo lo averiguado. Pero se lo daremos a cambió de que nos deje ir con usted para continuar nuestro reportaje universitario.

El oficial rio a carcajada y con severidad le dijo colocándose en pie con un golpe en el escritorio y empujando la silla con sus piernas al levantarse— ¿intentan sobornar a el comisionado de la policía? ¿Quieres estar tras las rejas? —Bajando su tono de voz dijo— Yo podría detenerlas, si gusto, para quitarles todo lo investigado y detenerlas aquí, por cuanto tiempo quiera. Tus insinuaciones son absurdas... Pero... Me encanta tu valentía al proponerme eso y no las meteré tras las rejas por ello. Lo que han hecho les convierte en reporteras de las grandes y me ínsita a querer apoyarlas, les aconsejo que piensen mejor en lo que dirán y a quien se lo dirán—todas rieron de alegría al escuchar sus palabras y asentían con sus cabezas mientras él les dijo con sarcasmo—No siempre tendrán la suerte de tratar con alguien con tan buen corazón como yo. Les dejaré quedarse hasta que salgamos, pero no me hago responsable de lo que le suceda. Les aconsejo que se mantengan escondidas y si el asunto se torna peligros se retiren.

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