Segundo día: Familia

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Pesco de repente sin aviso alguno una terrible gripe que fue su excusa para quedarse en cama, en realidad no era más que una tos muy leve, pero lo arrojó a la cama sin piedad, sin embargo ninguna excusa que el pudiera crearse para quedarse solo fue suficiente, se forzó de manera sobre humana a levantarse continuamente con la cobija abrazandole, no quería levantarse, quería quedarse en cama a ver si de repente su dolor se esfumaba, pero sabía no lo haría, y al contrario lo único que provocaba era hacer infeliz a dos personas importantes para el, les afligia verlo así, por eso se forzó a levantarse, sabía claramente que las vacaciones no durarían por siempre, y que Kanako volvería a la escuela, entonces se sentiría aún más solo, y entonces la realidad le  caería como balde de agua helada, y se vería forzado a encerrar su vida nuevamente en el laboratorio, podía hacer eso ahora, hundir su mente en una investigación, en datos y libros nuevos, el tenía acceso libre a ese laboratorio, no quería estar ahí, aún no, el laboratorio era otro cruel lugar donde recordarlo, por eso esta vez se tomó unas vacaciones reales, por que no soportaría estar ahora ahí, pero estar en casa igual era un esfuerzo grande, la ligera tos le tiro a la cama, y de manera tan simple que creían ellas que realmente era una grave gripe, a pesar de eso se negaron a dejarlo acostado todo el día, desayunaban, almorzaban y comían juntos, Kanako se encargó de hacerle saber que verían un montón de películas que su hermano no le había terminado de encontrar el sentido, igualmente no podía encontrar el sentido de nada,  por eso se dejó levantar, por la mirada divertida de su hermana, estaba alegre de tener a su hermano ahí, de poder ayudarle, ¿como negarse?, de alguna manera término arrastrándose de nuevo a la cama, seguido por Kanako que se acurrucaba a su lado como cuando era pequeña, el la miraba con ternura y nostalgia, luego ella corría por un juego de mesa y jugaban unas cuantas partidas juntos y otras con su tía, hasta que esta última empezaba a cocinar y pedía la ayuda de la jovencita, dejando a Souichi solo para que descansará unos minutos.
Souichi, que sentía desde hace días que le habían clavado algo en el corazón, y no podía quitárselo, podía, no debía, su hermana y su tía cocinando, el teléfono a su lado, con un par de llamadas perdidas de Isogai, no quería contestar, le contestó a Tomoe, quien estaba notablemente preocupado por su hermano mayor, pero no hizo comentarios al respecto para no herirlo, sin embargo le dijo que le quería, así, de la nada y para sorpresa de su hermano, que solo atinó a contestar con duda, Isogai, trataría de hacerle entrar en razón sin saber nada de lo que había pasado, sin saber que había roto el corazón de Morinaga y que no existía nada que lo arreglará, le plantaria la idea de que había solución, ya podía verse corriendo a buscarlo después de hablar con Isogai, no debía.
Todo significaba un esfuerzo, levantarse, ducharse, comer, esto último lo hacia apenas, alegando a que la gripe le quitaba el apetito terminando solo por acompañarlas mientras ellas comían, no llamarlo y salir corriendo era un esfuerzo, entre su orgullo, y el saber que no debía buscarlo, entre el querer irremediablemente verle de nuevo y explicarle todo, entonces se consolaba repitiéndose una y otra vez que Morinaga estaba bien, feliz con sus padres y que algún día se enamoraria, si pudo superar a Masaki el no sería un problema mayor, el no era nada en comparación con lo pasado, el no era nadie, nunca le dio nada como lo que le dio Masaki, lo superaría...
Esto le consolaba y le destrozaba, le hacía odiarse y  le rompía cada pieza que intentaba pegar al mismo tiempo.
Por la noche se quedaba solo,   leyendo los mensajes pasados que le enviaba, recordando su voz, le extrañaba sintiéndose estúpido por esto, aún no podía entenderlo, era ridículo, estaba actuando de una forma humillante a su parecer  y sin embargo no le importaría si el estuviera ahí,  lo que más detestaba, lo que odiaba con toda su fuerza, lo que lo hacía enfurecer hasta terminar mezclando sus lágrimas de tristeza con las que salían de coraje, quería gritar pero despertaría a su familia, odiaba con todas sus fuerzas la manera cruel en la que fue tratado, eso superaba cualquier trato que le hubieran dado antes, y le hirió sobre todo por que no terminaba de entender como eran capaces de llegar a ese extremo con tal de mostrar que tenía la razón, con tal de hacer daño ignorando por completo la felicidad de quien decían querer, espera, ¿que no hacía el lo mismo?, al menos lo había hecho, ¡No!, era completamente diferente, el término aceptando a Morinaga, no permitió que se alejará de el, terminó haciendo cosas que jamás habría hecho con tal de que el no estuviera triste, se expuso de tal manera vergonzosa ante el, se dejó hacer y destruir, lo acepto, ¿y que si nunca le dijo que le quería o que lo amaba? ¿Y que si no podía nombrarlo?, ¿que no hizo suficiente?,  no, la verdad es que el siempre quería de alguna manera inconsciente hacer mucho más por el, pero ¿ellos?, ellos decían amarlo y lo único que decían era decirlo, demostraron egoísmo y vanidad, se pusieron sobre de su propio hijo, lo habían arrancado de sus brazos, los habían separado, pero de nuevo se volvía a detestar, fue el, el que no dijo nada, el fue quien nunca se detuvo a pensar que sentía por Morinaga, sentía que si estaba ahí no importaba, que mientras estaban juntos estaba bien y no gastaría tiempo pensando, así que callo sus pensamientos, pero no sólo se callo ahí, se quedó sin maneras de defender lo más mínimo ante ella, no supo que decir, no supo como reaccionar, se sorprendió de ser tratado de tal forma, fue humillado y derrotado fácilmente, fue insultado, y es que a mitad de la sopresa de ser humillado se dedicó a escuchar, vio ese acto como algo desesperado de su parte, se dio cuenta que defender era igual a alejar a Morinaga de aquello que tanto busco, eso era injusto para Morinaga, pero entonces ¿de nada valió?, todo lo que hicieron juntos, todo lo que vivieron, todo lo que dijeron, el punto al que llegaron de nada valía, todo lo que se besaron, lo que se tocaron, lo que se miraron, todo el tiempo que se pensaron, todo lo que avanzaron, fue destruido, y los destruyó a ambos, y ninguno de los dos pudo darse cuenta bien que paso, y entonces las manecillas solo avanzaron, todo parecía esfumarse, pero... Aun quedaba algo, cada uno en su habitación, separados por distancias interminables sostuvieron entre sus manos la imagen a punto de esfumarse de un celular, entre lágrimas cada uno marco rápidamente el número del otro, oprimiendo sin pensar y rápidamente la opción de llamar...

Esperando unos segundos, notando como la operadora indicaba que el teléfono al que marcaban estaba ocupado, finalizaron la llamada, estrujaron el celular en su pecho y lloraron amargamente sintiéndose tan solos y desesperados, ellos querían tener la oportunidad siquiera de hablar una vez más, de escuchar la voz del otro, y quien sabe tal vez hasta de arreglar todo de manera tan simple, pero no, no contesto el otro, ¿por que el destino parecía no quererlos juntos?
¿Acaso estaba realmente mal? ¿De verdad le hacían mal al mundo con sentir esto por el otro?
No les quedo más que pensar que el otro estaba tranquilo hablando con alguien por teléfono, que estaba bien, y lo olvidaría, si tan solo se hubieran podido ver llorando amargamente, por que les tomo tanto tiempo atreverse a llamar una vez, que hacerlo otra ya era algo imposible e innecesario, que el justo momento en que cada uno cayó en el límite del orgullo fue la razón de que no contestaran, no hablan con nadie más, esperaba cada uno que el otro contestará
"Al menos esta con su familia" pensaron mientra lloraban sonriendo de manera amarga, tratando de encontrar un solo sentido a todo eso.

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