La Torre Stark luce especialmente glamurosa aquella noche.
El sonido sordo de copas chocar sintoniza con un ambiente de celebración donde las risas, la música y algún que otro bailecito de Peter Quill conforman una fiesta única.Y es que, piensa Tony Stark, uno no cumple cincuenta años todos los días.
Ha invitado a toda la comitiva, ya no sólo a los Vengadores originales, sino también a toda persona conocida que pueda pasarse por su fiesta a tomar algo, divertirse y descansar de la hastiosa rutina.
Y sí, no ha sido fácil enviar una postal de invitación a Asgard, pero por suerte ha conseguido contactar con Thor para que también se pase por allí, pavoneándose de ser el único, salvo Visión, que es capaz de sostener su Mjolnir, e invitando a todos a intentar superar el reto.
Ya jugaron a eso una vez, recuerda Tony, tras una de aquellas fiestas memorables, minutos antes de que Ultron hiciera su primer acto de aparición y les rompiera la magia.
Pero, aquella noche, nada va a estropear la velada. No hay nada, ni nadie, que pueda echar a perder la celebración de su medio siglo de edad.
¡Medio siglo!
No piensa decírselo a nadie, pero Tony ya lleva bastante tiempo tiñéndose las canas. No es que tenga todo el cabello cubierto de ellas, pero sí las suficientes como para no querer mostrarlas en público.
¿Se avergüenza? Quizás sí. Quizás no. A lo mejor simplemente le asusta cumplir años y decir adiós al Tony fiestero, al que podía pasarse toda la noche bailoteando y bebiendo, y acabando la función con un buen polvo en la cama de algún hotel.
Por suerte para su autoestima, aquello no ha cambiado. Y, desde que se divorció de Pepper, dos años antes, su vida de soltero empedernido no se ha hecho esperar.
¡Qué demonios! A pesar de acabar de cumplir cincuenta años, sigue siendo el genio, multimillonario, playboy y filántropo de Tony Stark. Su sex appeal no ha menguado un ápice. Incluso podría asegurar que le sucede como al buen vino, que mejora con los años.
¿Debe dejarse las canas, después de todo?
—¡Peter!
Escucha la voz de Natasha, en medio de la música, el gentío y las ideas y venidas de camareros portando bandejas infinitas de comida.
Tony se gira para encontrarse, a pocos metros de él, con el que ha sido su pupilo desde que tenía quince años.
Peter Parker, el bueno de Peter Parker. Su amigo y vecino Spider-Man.
El chico acaba de llegar, media hora más tarde de que haya comenzado la celebración, y saluda a todos los conocidos esbozando aquella sonrisa que Tony ya conoce de sobras y que, a pesar del transcurso de los años, ha conservado casi sin alteraciones.
Ese podría ser uno de los motivos por el que al genio le aterra cumplir años.
.Aquel muchachito ya no es el tierno niño inocente e incauto de quince años que, empujado por un fuerte sentimiento altruista, quería ayudar a cuantas personas pudiera y comerse el mundo.
No. Hace tiempo que Stark no le mira con aquellos ojos.
Peter ya no es un niño. Es cierto que, a sus veinte años, tampoco puede verlo como todo un señor maduro y experimentado, pero es obvio que ha cambiado.
Los años le han eliminado esos iniciales rasgos de crío. Su piel se ha suavizado, borrando aquel gracioso acné que a veces se apoderaba de él y hacía a Stark carcajearse mientras el chico se quejaba de que jamás iba a ligar teniendo la cara llena de bultos.
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Peter ya no es un niño (Starker)
Fanfiction"Mentiría si dijera que no lleva bastante tiempo pensando en Peter. Y no de la forma en la que lo hacía antes. Aquel muchachito ya no es el tierno niño inocente e incauto de quince años que, empujado por un fuerte sentimiento altruista, quería ayuda...