16. PETER YA NO ES UN NIÑO

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Les despierta el móvil de Stark, que vibra en la mesilla de noche, acercándose con cada tanda hacia el borde de la misma.
Tony despierta antes de que caiga, agarrándolo casi al vuelo.
Peter está acurrucado a su lado, con un brazo rodeándole el vientre.

—Buenos días, May—responde, aún con voz soñolienta y los ojos casi cerrados.
No me digas que te acabo de despertar, Tony—le reprende ella, aunque su voz desprende la simpatía habitual que le caracteriza—. Son las doce.
—Negativo. Te recuerdo que en California vamos con tres horas de retraso.
¡Oh, cielos, es verdad!
—Y, teniendo en cuenta que estoy de vacaciones, las nueve es una hora perfecta para seguir durmiendo.
Tienes razón. Lo había olvidado.

Peter se remueve en la cama. Emite un pequeño quejido de protesta por el ruido, a lo que Tony le tapa rápidamente la boca con la mano libre.
El chico abre los ojos de golpe, encontrándose con la mirada del mayor, que sin emitir sonido alguno vocaliza un "Es tu tía", haciéndole entender que debe permanecer en silencio.

¿Peter está bien?
—Oh, sí. Está...—Sonríe, malicioso, y acaricia el cabello del chico—. Debe de estar durmiendo como un angelito en su cuarto.
Estupendo. Es que mi tía abuela ha mejorado bastante estos días, y hoy me han dicho que ya puedo regresar a Nueva York. Me gustaría que Peter pudiera estar en casa mañana. ¿Lo ves factible?

El chico, que ha oído a su tía, comienza a negar frenéticamente con la cabeza.

—Podría, pero... resulta que a Peter le gusta estar en Malibú. Ha hecho amigos surferos y se lo está pasando en grande.
¿Insinúas que puede quedarse más tiempo? Cuando te lo pedí, me dio la impresión de que te estaba molestando.
—¡De ninguna manera! ¿Peter? Es lo menos molesto que me he encontrado en la vida. Puede quedarse el resto del verano.

May parece meditarlo. Segundos después, su voz vuelve a hacerse oír:

Bueno. Supongo que... si él está bien y a ti no te molesta... claro que puede quedarse.
—Estupendo. Se lo diré. Adiós, May.

Le cuelga, impidiendo que pueda proseguir la conversación. Tony no quiere seguir hablando, porque enseguida ocupa su boca con la del chico recién despierto, que la acepta entre risitas y algún que otro mordisco.

La desnudez provoca que sus cuerpos friccionen sin molestas telas haciendo de intermediarias, notando la calidez y suavidad de sus pieles en su máximo esplendor.

El cuello de Peter se llena de mordiscos y succiones, pero el chico tampoco siente piedad por el de Tony, devolviéndole la jugada.
Los gemidos y jadeos, al igual que unas horas antes, vuelven a protagonizar la banda sonora de la habitación.

—Fóllame, Tony—le dice Parker, sobreexcitado—. Quiero sentir esa polla tan dura que tienes dentro de mi culo.
—Necesitaré tiempo para acostumbrarme al Peter pervertido.

Se humedece un par de dedos y tantea en la entrada del chico, que permanece boca arriba y abre las piernas para facilitarle la tarea.

—Intuyo que no soy el primero en meterme ahí dentro...—comenta mientras el recto de Peter prácticamente atrapa sus dedos y les permite pasar sin dificultad.
—Te recuerdo que tengo veinte años, Tony.
—Mejor no me lo recuerdes.

Los dedos entran y salen. Las caderas de Peter se mueven contra estos y su erección se suma al vaivén de todo su cuerpo.

—Mastúrbate—le ordena Stark, excitado ante aquella visión—. Quiero ver cómo te tocas, Peter. Cómo te gusta autocomplacerte mientras mis dedos se divierten ahí abajo.

Peter ya no es un niño (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora