Capítulo 19: I'll Never Smile Again

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De nuevo Steve volvía a estar en el destartalado porche de su casa, aquel caluroso crepúsculo. Bucky, igual de pequeño que él, le tendía un caramelo con un colorido envoltorio. Sonreía feliz.

—Mi padre me dijo que se lo diera a una persona especial —explicó el chico con aquel marcado acento irlandés que tan curioso le resultaba a Steve—. Se lo birló a un matón en Coney Island, ¿sabes? Mi padre es muy valiente. Está en el frente y...

De pronto, su sonrisa se tornó un lúgubre puchero de tristeza. Steve siguió contemplándole sin decir nada, con curiosidad.

—... Cuando vuelva me disculparé —continuó Bucky—. Le pedí jugar antes de irse, pero no lo hizo y yo me porté mal. ¿Crees que seguirá enfadado por lo que le dije?

—No, no creo —dijo Steve con incomodidad. Escuchar acerca de otros padres le hacía pensar en lo infeliz que era con el suyo.

Bucky lo miró tras haber dicho aquello y le sonrió. Steve lo miró y se ruborizó. Su sonrisa era tan radiante...

—Anda, cómete el caramelo —pidió Bucky hurgando en el bolsillo de su desgastado pantalón y sacando un yo-yo de madera que hizo subir y bajar ante la cara impresionada de su nuevo amigo—. ¿A que es genial? Es como magia.

Steve sonrió, ruborizado.

—Sí, sí que lo es...

—¿Quieres probar?

Bucky le tendió su juguete y Steve colocó el cordel sobre su dedo corazón mientras Bucky le enseñaba lo que tenía que hacer. Los primeros intentos fallidos de hacerlo subir y bajar correctamente provocaron que los dos se echasen a reír ante la torpeza de Steve.

—Eres muy gracioso. Jamás había conocido a nadie tan torpe —dijo Bucky con la cara roja de tanto reír—. Mira, te enseño y te lo dejo para que practiques...

Pero Steve rechazó el juguete y se incorporó, sobresaltado.

—Debería volver a casa. Mi padre puede enfadarse...

—¿Por qué? —dijo Bucky levantando una ceja, confuso.

—Soy malo, él siempre me lo dice...

—¿Malo, tú? —Bucky se sorprendió a un más por el comentario de su nuevo amigo—. A mí no me lo parece.

—Tengo que serlo...

—Tú decides si lo eres o no, supongo —dijo Bucky encogiéndose de hombros—. Antes casi me pegas, pero ahora estamos hablando normal. No me pareces un abusón. Y yo odio a los abusones...

—Yo también —repuso Steve con timidez.

—Entonces eres bueno —zanjó Bucky con una sonrisa de oreja a oreja.

Steve sonrió con amargura. Para Bucky era tan fácil decirlo... Él era solo un niño, pero sabía que las cosas no eran tan simples como ese chico las planteaba. ¿O tal vez lo eran?

—En serio, tengo que volver a casa... —insistió el pequeño enclenque.

—Avísame el año que viene y te compraré un regalo decente —dijo Bucky antes de que Steve desapareciese en el interior de la casucha.

—No es necesario...

—Bobadas —rio Bucky y dio media vuelta alejándose calle abajo.

Steve se lo quedó mirando antes de entrar y quedarse de pie, en medio del recibidor, con el caramelo en la mano y una media sonrisa en el rostro.

—Bucky, qué nombre tan raro —dijo para sí.

—¿Qué coño hacías fuera? —dijo de repente una conocida a la par que temida voz.

Phantom (Stucky) (Stony) HiatusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora