Capítulo 5: diamantes y herrumbre

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Tiempo presente

Cuando volvió a la sala común, Matt Murdock vio que estaba desierta a excepción del dios nórdico y de Alec. Este se acercó sigilosamente hacia ellos y se paró frente a Loki, el cual se estaba desperezando lentamente.

-No tenemos mucho tiempo -dijo Matt acercándose al hombre de pelo grasiento-. El capitán está esperando a que se lo llevemos.

-Ese niñato en mallas me ha puesto droga en la bebida -refunfuñó Loki contrariado-. Échale la culpa a él.

Matt ignoró la protesta y se fijó en el semblante dormido de Alec, uno de sus mejores amigos. ¿Entendería lo que iba a suceder, una vez despertara?

-Jamás me perdonará lo que estoy a punto de hacerle.

-¿Acaso importa? -Loki se incorporó tambaleante-. Es nuestra única esperanza. Colaborará quiera o no.

-¿Y cómo le explicamos esto a Tony? -dijo Matt frunciendo el ceño.

-Preocúpate de desconectar las cámaras de vigilancia de la sala -respondió Loki simplemente. Se acercó a Alec y haciendo un gesto con la mano conjuró un hechizo somnífero para que no se despertara y los sorprendiera. Después, se lo echo al hombro como un saco de patatas-. No me puedo creer que esta poca cosa sea la persona que nos vaya a salvar del fin del universo.

-Podría matarte con solo un chasquido -dijo Matt manipulando unos controles que había escondidos en la pared pero que gracias a su don pudo localizar con el tacto-. No deberías juzgar a nadie por su apariencia. ¿Quién iba a pensar que una sabandija de poca monta cómo tu nos iba a meter en este lío de proporciones cósmicas?

-Vaya, qué gracioso eres, hombre ciego. ¿Estás orgulloso de tu ingenio? -dijo Loki con una muñeca de sarcasmo-. Si no estuviéramos en el mismo mando yo sí que te habría matado con un chasquido de mis dedos por semejante insolencia. ¿Podríamos dejar de perder el tiempo?

-Lo que tú digas -dijo Daredevil sin entrar en provocaciones-. Crea dobles para que no se percatan. Cuanto más tiempo tengamos, mejor.

*

mayo, 1962

Los alaridos surcaron todo el pasillo. Procedían de la sala blindada de interrogatorios. Dentro de ella, el hombre del brazo de acero le propinaba unas lacerante descargas eléctricas a aquel espía americano cuyo avión había derribado unos meses antes.

-¿Cuál es tu nombre completo? -dijo el hombre con voz neutra.

-Gary... Powers -tartamudeó el americano, temeroso.

Un nuevo puñetazo por parte del hombre de rostro enmascarado sacudió las costillas del prisionero y quebró algunas de ellas. El alarido resonó en toda la sala. Y otra, y otra vez. Su cara se empapó de sangre. Su vista se tornó borrosa.

-Ese no es tu verdadero nombre, ¿verdad? -dijo el hombre agarrando a Gary del cuello con su brazo de acero.

-He dicho la verdad...

-¡¡Mientes!! -grito el torturador con un golpe de furia.

*

En la oscura y desierta galería subterránea, Natasha esperaba junto a la puerta de la sala de tortura intentando ignorar los gritos de dolor del prisionero. Barnes se volvía muy violento cada vez que Karpov enviaba al soldado a la cámara de criogénesis.

Lo metían en un contenedor, igual que a ella, pero él despertaba sin recuerdos y sin personalidad. Era una herramienta para Hydra. Ya no tenía condición de ser humano y a Natasha eso la inquietaba muchísimo porque no podía saber a qué procedimientos estaban sometiendo a Barnes, una vez congelado.

Phantom (Stucky) (Stony) HiatusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora